Roma (Italia), 22 Set. 10 (AICA) La joven focolar Chiara Luce Badano, muerta en 1990 tras una dolorosa enfermedad de cáncer llevada con ejemplaridad cristiana, será proclamada beata esta semana. El anuncio lo hizo el obispo de Acqui, monseñor Pier Giorgio Micchiardi. El solemne rito tendrá lugar el próximo sábado 25 de septiembre, a las 16, en el santuario de la Virgen del Divino Amore, de Roma, y será presidido por el Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, monseñor Angelo Amato, en representación del papa Benedicto XVI.
Luego, en el aula Pablo VI, a las 20.30, los jóvenes del Movimiento de los Focolares festejarán el acontecimiento.
Al día siguiente, domingo 26, a las 10.30, en la basílica de San Pablo Extramuros, el Secretario de Estado, cardenal Tarcisio Bertone, presidirá una misa de acción de gracias.
La iniciativa del proceso de beatificación se debe al anterior obispo de Acqui, monseñor Livio Maritano, que conoció personalmente a Chiara Badano. Así explicó la motivación:
“Me pareció que su testimonio sería muy significativo para los jóvenes, porque también hoy existe la necesidad de santidad. Es necesario ayudar a los jóvenes a encontrar una orientación, un objetivo, a superar inseguridades y soledad, sus enigmas frente a los fracasos, al dolor, a la muerte, a todas sus inquietudes. Es sorprendente este testimonio de fe, de fortaleza por parte de una joven de hoy: impresiona, empuja a muchas personas a cambiar de vida, tenemos prueba de ello casi a diario”.
Chiara Lubich, fundadora del Movimiento de los Focolares, a la que Chiara Badano estuvo estrechamente ligada, también por una densa correspondencia, en marzo de 2000, al concluir la fase diocesana del proceso, se dirigió al Movimiento en el mundo en estos términos: “!Cuánta luz en nuestra Chiara! Se lee en su rostro, en sus palabras, en sus cartas, en su vida toda dedicada a amar concretamente a muchos. Podemos ‘beber’ de su vida. Es modelo y testigo para jóvenes y adultos: supo transformar su ‘pasión’ en un canto nupcial”.
La presidenta del Movimiento de los Focolares, María Voce, anunció al Movimiento en el mundo los acontecimientos con estas palabras: “Queremos aprovechar esta ocasión para difundir lo más ampliamente posible, particularmente entre los jóvenes, el mensaje que Chiara Luce nos deja”.
El 3 de julio de 2008, con el reconocimiento de las “virtudes heroicas”, la Sierva de Dios es declarada Venerable.
El 19 de diciembre de 2009, tras la autorización del Santo Padre, la Congregación para las Causas de los Santos promulgó el decreto relativo al milagro, atribuido a la intercesión de Chiara Badano: se trata de la curación repentina de un niño de Trieste, que sufría una grave forma de meningitis fulminante. Los médicos le dieron 48 horas de vida.
El nombre de “Chiara Luce” (Clara Luz) se lo dio Chiara Lubich en julio de 1990. Respondiendo a una carta de Chiara Badano, entre otras cosas le escribía: “Gracias también por tu foto. Tu rostro tan luminoso expresa tu amor por Jesús. Chiara Luce es el nombre que he pensado para ti. Es la luz de Dios que vence el mundo”.
Quién es Chiara Luce Badano Largamente esperada, nació en Sassello el 29 de octubre de 1971 y creció en una familia sencilla que la educó en la fe. Rica en dotes naturales, guapa y deportiva, tuvo muchos amigos que la consideran, al mismo tiempo, normal y extraordinaria.
A los nueve años conoció el Movimiento de los Focolares, al participar con sus padres en Roma en el Family Fest, encuentro mundial organizado por esta realidad eclesial, que tendría un impacto decisivo para los tres.
Chiara era muy activa en el Movimiento Gen (Generación Nueva), de los Focolares. Le gustaban el deporte, el baile y el canto. A los 16 años decidió consagrarse a Dios.
Con 17 años, afectada por un tumor óseo, afrontó la enfermedad confiando en el amor de Dios. Comunicaba serenidad, paz y alegría a quien se le acercaba.
Chiara Luce dirige un mensaje a sus coetáneos: “Los jóvenes son el futuro. Yo ya no puedo correr, pero quisiera pasarles a ellos la antorcha como en las Olimpiadas. Tienen una sola vida y vale la pena gastarla bien”.
El 7 de octubre de 1990 se despidió de su madre con estas palabras: “¡Sé feliz, yo lo soy!”. Unas 2.000 personas asistieron al funeral.
Su vida es el testimonio de un sí incondicional al amor de Dios, un sí repetido desde pequeña, un sí que, en cordada, con sus padres, con Chiara Lubich, con los jóvenes con los que comparte la misma elección de vida, ha sabido transformar la enfermedad en un camino de luz hacia la plenitud de la Vida. Inmediatamente se ha divulgado el eco de su santidad.
Fuente: AICA
No hay comentarios:
Publicar un comentario