viernes, 16 de noviembre de 2012

¿Cómo hizo este cura para salvar la parroquia de la clausura y demolición?

Madrid (España) (AICA): La iglesia parroquial San Vicente de Paúl, en el centro de Marsella, iba a ser clausurada y demolida. Estaba siempre cerrada. Nadie concurría a ella. Como última oportunidad para salvarla, el obispo mandó al padre Michel-Marie Zanotti-Sorkine y le dijo que tratara de abrir las puertas del templo. El padre Zanotti se tomó a pecho esta frase del obispo y la convirtió en su principal objetivo como sacerdote.

Con la consigna “Traer tantas almas para Dios como sea posible”, transformó una iglesia condenada a la piqueta demoledora en la parroquia con más vida de Marsella. Su mérito es aún mayor al considerar que el templo está situado en un barrio con una enorme presencia de musulmanes en una ciudad donde menos del 1% de la población es católica practicante.

¿Cómo lo hizo? Lo cuenta Javier Lozano en una nota que publicó recientemente “Religión en Libertad”, una revista electrónica de Madrid que publica notas y noticias católicas.

Había sido un exitoso músico de cabarets de París
La clave para este sacerdote que previamente había sido músico de éxito en multitud de cabarets de París y Montecarlo es la “presencia”, hacer presente a Dios en el mundo de hoy. Las puertas de su iglesia están todo el día abiertas de par en par y viste de sotana “porque todos, cristianos o no, tienen derecho a ver un sacerdote fuera de la iglesia”.

Su balance es abrumador. Cuando llegó en 2004 a la parroquia San Vicente de Paúl del centro de Marsella la iglesia permanecía cerrada durante toda la semana y la única misa dominical se celebraba en la cripta a la que apenas acudían 50 personas.

Como él mismo cuenta, lo primero que hizo fue abrir el templo todos los días y celebrar en el altar mayor. Ahora la iglesia permanece abierta casi todo el día y hacen falta sillas adicionales para los fieles. Más de 700 todos los domingos, más todavía en las grandes fiestas. Casi 200 adultos se bautizaron desde que llegó, 34 en la última Pascua.

El hecho se convirtió en un fenómeno de masas no sólo en Marsella sino en toda Francia, con reportajes de numerosos medios de todo el país atraídos por la cantidad de conversiones.

El nuevo cura de Ars en la agnóstica Marsella
Una de las iniciativas principales del padre Zanotti-Sorkine para revitalizar la fe de la parroquia y conseguir tal afluencia de gente de toda edad y condición social fue la habilitación del confesionario. Antes de la apertura del templo a las 8 de la mañana ya hay gente esperando en la puerta para poder acudir al sacramento de la confesión o para pedir consejo a este sacerdote francés.

Según cuentan sus feligreses, el padre Michel-Marie está buena parte del día en el confesionario, muchas veces hasta pasadas las once de la noche. Y si no está ahí siempre se lo encuentra vagando por los pasillos o en la sacristía sabiendo la necesidad de que los sacerdotes estén siempre visibles y cercanos para salir en auxilio de todo aquel que lo necesite.

La iglesia siempre abierta
En cumplimiento literal del pedido que le había hecho el obispo de “abrir las puertas de la iglesia”, el tener el templo permanente abierto es otra de sus señas de identidad más características. Esto le generó críticas de sacerdotes de la diócesis pero él afirma que la misión de la parroquia es “permitir y facilitar el encuentro del hombre con Dios” y el cura no puede ser un impedimento para esto.

En una entrevista en televisión afirmaba convencido que “si hoy la iglesia no está abierta es que de cierta manera no tenemos nada que proponer, que todo lo que ofrecemos se acabó. Mientras que en este caso la iglesia está abierta todo el día, hay gente que viene, prácticamente nunca hemos tenido robos, hay gente que ora y le garantizo que esta iglesia se transformó en un instrumento extraordinario que favorece el encuentro entre el alma y Dios”.

El obispo lo mandó a esta parroquia como última oportunidad para salvarla y el cura le hizo caso de manera literal. “Hay cinco puertas siempre abiertas y así todo el mundo puede ver la belleza de la casa de Dios”. Novednta mil coches y miles de peatones y turistas se encuentran con la iglesia abierta y con los sacerdotes a la vista. Este es su método: la presencia de Dios y su gente en el mundo secularizado.

La importancia de la liturgia y de la limpieza
Y aquí está otro punto clave para este sacerdote. Apenas llegó, con la ayuda de un grupo de laicos renovó el templo y la casa parroquial, los limpió y dejó resplandecientes. Para él este es otro motivo de por qué la gente opta por volver a la iglesia. “Cómo va a creer la gente que Cristo vive en un lugar donde todo está sucio y desaseado. Es imposible”.

Por ello, los manteles del altar y del Sagrario tienen un blanco inmaculado. “Es el detalle el que hace la diferencia. Con el trabajo bien hecho nos damos cuenta del amor que manifestamos a los seres y a las cosas”. De manera tajante asegura: “Creo que cuando se ingresa en una iglesia donde todo no hay pulcritud y orden, es imposible creer en la presencia gloriosa de Jesús”.

La liturgia se ubica en el punto central de su ministerio y mucha gente fue atraída a esta iglesia por la riqueza de la Eucaristía. “Esta es la belleza que conduce a Dios”, afirma.

Las misas se celebran siempre con el templo repleto y en ellas hay procesiones solemnes, incienso, cánticos bien seleccionados y bien cantados. Todo hecho al detalle. “Le doy un trato especial a la celebración de la Misa para mostrar el significado del sacrificio eucarístico y la realidad de la Presencia”. “La vida espiritual no se concibe sin la adoración del Santísimo Sacramento y sin un ardiente amor a María”, por lo que introdujo la adoración y el rezo diario del Rosario dirigido por estudiantes y jóvenes.

Sus homilías son también muy esperadas e incluso sus feligreses las cuelgan en internet. En ellas llama siempre a la conversión, por la salvación del hombre. En su opinión, la falta de este mensaje en la Iglesia de hoy “es quizás una de las principales causas de la indiferencia religiosa que vivimos en el mundo contemporáneo”. Ante todo claridad en el mensaje evangélico. Por eso advierte acerca de la frase tan remanida de que “todos vamos a ir al cielo”. Esta es para él “otra canción que puede engañarnos” debido a que hay que luchar, empezando por el sacerdote, para llegar al Paraíso.

El cura de la sotana
Si hay algo que distingue a este alto sacerdote en un barrio de mayoría musulmana es su sotana, que siempre lleva puesta, y el rosario entre las manos. Para él es primordial que el cura pueda ser distinguido entre la gente. “Todos los hombres, empezando por uno que cruza el umbral de la iglesia, tiene el derecho de reconocer y reunirse con un sacerdote. El servicio que ofrecemos es tan esencial para la salvación que nuestra visión debe hacerse tangible y eficaz para permitir esta reunión”.

De este modo, según el padre Michel el sacerdote lo es durante las 24 horas del día. “El servicio debe ser permanente. ¿Qué pensaría usted de un marido que en el camino a su oficina por la mañana se quitara su alianza?”.

En este aspecto es muy insistente: “Los que dicen que el hábito crea una distancia no conocen el corazón de los pobres para quienes lo que se ve habla más que lo que se dice”.

Por último recuerda un detalle importante. Los regímenes comunistas lo primero que hacían era eliminar el hábito eclesiástico sabiendo de la importancia de la comunicación de la fe. “Esto merece la atención de la Iglesia de Francia”, afirma.

Sin embargo, su misión no la desarrolla únicamente en el interior del templo sino que es un personaje conocido en todo el barrio, también por los musulmanes. Desayuna en los cafés del barrio, allí habla y se reúne con los fieles y con gente no practicante. Él los llama, sus pequeñas capillas. Así consiguió ya que muchos vecinos sean ahora asiduos de la parroquia y han convertido a esta iglesia de San Vicente de Paúl en una parroquia totalmente resucitada.

Una vida peculiar: cantante de cabarets
La vida del padre Michel-Marie estuvo siempre en movimiento. Nació en 1959 y tiene orígenes rusos, italianos y corsos. A los 13 años perdió a su madre lo que le causó una “ruptura devastadora” que lo hizo unirse aún más a la Virgen María.

Al tener un gran talento musical, apagó la pérdida de su madre con la música. En 1977 tras ser invitado a tocar en el Café París de Montecarlo se trasladó a la capital donde comenzó su carrera de compositor y cantante en cabarets. Sin embargo, la llamada de Dios era más fuerte y en 1988 entró en la orden dominica por su devoción a Santo Domingo. Con ellos estuvo cuatro años, porque ante la fascinación que le produjo San Maximiliano Kolbe se fue a la orden franciscana, donde también permaneció cuatro años.

Fue en 1999 cuando fue ordenado sacerdote para la diócesis de Marsella con casi cuarenta años. Además de su música, dedicada ahora a Dios, también es escritor de éxito, publicó ya seis libros. Además es poeta.
 
 
Fuente: AICA

jueves, 15 de noviembre de 2012

Detrás de las críticas...

Detrás de las críticas, se esconde la falsa creencia de que somos mejores o superiores que otros.
Cuando critico a otro lo estoy juzgando...
Cuando lo juzgo me ubico en un lugar "superior"...
¿Qué se esconde detrás de esto? criticar = juzgar = ¡arrogancia y soberbia disfrazadas!

Lo mismo ocurre cuando te juzgas a ti mismo: ¡juzgas la creación de Dios!
Reglas fundamentales del amor:
-no intentar cambiar al otro;
-no juzgar;
-respetar y honrar las elecciones del otro.
Comenzando, claro está, ¡por uno mismo!

Ahora, Señor, puedes dejar que tu servidor muera en paz,
como lo has prometido, porque mis ojos han visto la salvación
(Lc 2, 29-30).



Psicóloga Social - Consultora Psicológica (Counselor)
Fuente: http://www.san-pablo.com.ar

lunes, 12 de noviembre de 2012

Benedicto XVI: “Es bello ser ancianos”

Ciudad del Vaticano (AICA): El Santo Padre visitó esta mañana en Roma la Casa Familia “Vivan los ancianos”, de la Comunidad de San Egidio, y en el breve discurso que dirigió a los residentes dijo que iba a ese centro “como obispo de Roma, pero también como un anciano que visita a sus coetáneos. Conozco muy bien -añadió- las dificultades, los problemas y los límites de esta edad y sé que estas dificultades, para muchos, se agravan con la crisis económica”.

“A veces -prosiguió- a una determinada edad, sucede que se piensa en el pasado, añorando la juventud, la energía y los proyectos para el futuro. Y así, la mirada, se empaña de tristeza, considerando esta fase de la vida como el tiempo del crepúsculo. Esta mañana, dirigiéndome idealmente a todos los ancianos, si bien consciente de las dificultades que nuestra edad comporta, quisiera decirles con una convicción profunda: ¡Es bello ser ancianos!

“En cada edad hay que descubrir la presencia y la bendición del Señor y las riquezas que contiene. ¡Nunca hay que dejarse aprisionar por la tristeza! Hemos recibido el don de una larga vida. Vivir es hermoso, también a nuestra edad, a pesar de algún que otro achaque y limitación. ¡Que en su rostro se lea siempre la alegría de sentirse amados por Dios, jamás la tristeza!”.

El Santo Padre recalcó que en la Biblia “la longevidad se considera una bendición de Dios; hoy esta bendición se ha difundido y tiene que verse como un don que hay que apreciar y valorar. Sin embargo, a menudo, la sociedad, dominada por la lógica de la eficiencia y del beneficio, no lo considera como tal; al contrario, lo rechaza, considerando a los ancianos como improductivos, inútiles”.

“Pero, observó el pontífice, la sabiduría de vida de la que son portadores los ancianos “es una gran riqueza. La calidad de una sociedad, me atrevería a decir, de una civilización, se juzga también por cómo trata a los ancianos y por el lugar que ocupan en el vivir común. ¡Quien da espacio a los ancianos da espacio a la vida!”.

La visita de Benedicto XVI se inserta en el Año europeo del envejecimiento activo y de la solidaridad entre las generaciones y en este contexto ha reafirmado que los ancianos “son un valor para la sociedad, sobre todo para los jóvenes. No puede haber un crecimiento humano verdadero, ni una verdadera educación sin un contacto fecundo con los ancianos, porque su existencia misma es como un libro abierto en el que las jóvenes generaciones pueden encontrar indicaciones preciosas para su camino de vida”.

“A nuestra edad -observó- a menudo experimentamos la necesidad de la ayuda de los demás; también la experimenta el Papa. Quisiera invitarlos a considerarlo como un don del Señor, porque es una gracia ser sostenidos y acompañados, sentir el afecto de los demás: nadie puede vivir solo y sin ayuda; el ser humano es relacional. No se descorazonen nunca; son una riqueza para la sociedad, también cuando sufren y están enfermos. Y esta fase de la vida es un don para profundizar la relación con Dios. El ejemplo del beato Juan Pablo II fue y es iluminador para todos. No olviden que entre los recursos inapreciables que tienen a esta edad, está uno esencial: la oración”.

“La oración de los ancianos -finalizó- puede proteger al mundo ayudándolo quizás, de forma más incisiva que el afanarse de tantos. Hoy quiero confiar a su oración el bien de la Iglesia y la paz del mundo. El Papa los ama y cuenta con todos ustedes. Siéntanse amados por Dios y sepan llevar a nuestra sociedad, a menudo tan individualista y partidaria de la eficiencia, un rayo del amor de Dios”.
 
 
Fuente: AICA

miércoles, 3 de octubre de 2012

La vida de oración es estar en presencia de Dios y ser conscientes de ello

Ciudad del Vaticano (AICA): El espacio que ocupa la oración litúrgica, sobre todo en la Santa Misa, en la vida del cristiano fue el tema central de la catequesis de Benedicto XVI durante la audiencia general de hoy en la Plaza de San Pedro. La oración, explicó el Papa, “es la relación viva de los hijos de Dios con su Padre infinitamente bueno, con su Hijo Jesús y con el Espíritu Santo. Por lo tanto, la vida de oración consiste en estar habitualmente en presencia de Dios y ser conscientes de ello. Y esto es posible por medio del bautismo que nos une a Cristo ya que solo en Cristo podemos dialogar con Dios Padre como hijos”.

Para el cristiano la plegaria es “mirar constantemente y de forma siempre nueva a Cristo”. Pero a Cristo, continuó el pontífice “lo descubrimos y lo conocemos como persona viva en la Iglesia. Ella es su cuerpo. El lazo inseparable entre Cristo y la Iglesia, a través de la fuerza unificadora del amor, no anula el 'tu' y el 'yo'; al contrario, lo eleva a una unidad más profunda. Rezar significa elevarse a la altura de Dios, mediante una transformación gradual y necesaria de nuestro ser”.

Participando en la liturgia “hacemos nuestra la lengua de la madre Iglesia, aprendemos a hablar en ella y por ella. Naturalmente, esto ocurre de forma gradual, poco a poco. Debo sumergirme, progresivamente, en las palabras de la Iglesia, con mi oración, con mi vida, con mis sufrimientos, mi alegría y mis pensamientos. Es un camino que nos transforma”.

La cuestión de 'cómo rezamos' se esclarece siguiendo el Padre nuestro, la oración que nos enseñó Jesús. “Vemos -dijo el Papa- que la primera palabra es 'Padre' y la segunda 'nuestro'. La respuesta está clara. Aprendo a rezar, alimento mi oración, dirigiéndome a Dios como Padre y rezando con otros, rezando con la Iglesia, aceptando el don de sus palabras que, poco a poco, se me hacen familiares y ricas de sentido.

El diálogo que Dios establece con cada uno de nosotros y nosotros con El, en la oración incluye siempre un 'con'; no se puede rezar de forma individualista. En la oración litúrgica, sobre todo en la Eucaristía, en cada oración, no hablamos sólo como personas al singular, sino que entramos en el 'nosotros' de la Iglesia que reza.

La liturgia, pues, “no es una especie de 'auto-manifestación' de una comunidad: es entrar en la comunidad viva en la que Dios mismo nos nutre. Para ello es necesario aceptar la lógica de la encarnación de Dios, que “se hizo vivo y presente entrando en la historia y en la naturaleza humana. Y esta presencia prosigue en la Iglesia, su cuerpo. La liturgia, entonces, no es el recuerdo de hechos pasados: es la presencia viva del misterio pascual de Cristo que transciende y une los tiempos y los espacios”.

“No es el individuo -sacerdote o fiel- o el grupo el que celebra la liturgia; ésta es, en primer lugar, la acción de Dios a través de la Iglesia, que tiene su historia, su rica tradición y su creatividad. Esta universalidad y apertura fundamental, que es propia de toda liturgia, es una de la razones por las que no puede ser ideada o modificada por una comunidad particular o por los expertos, sino que debe ser fiel a las formas de la Iglesia universal”.

La Iglesia se hace plenamente visible en la liturgia “el acto en que creemos que Dios entra en nuestra realidad y nosotros lo podemos encontrar. Es el acto en que El viene a nosotros y nos ilumina”, concluyó el Papa.
 
Fuente: AICA

lunes, 1 de octubre de 2012

Redes Sociales: Portales de verdad y de fe

Ciudad del Vaticano (AICA): Uno de los desafíos actuales más significativos para la evangelización es el que surge del ambiente digital. Con el fin de reflexionar sobre este reto, el papa Benedicto XVI, en el contexto del Año de la Fe, eligió como tema de la XLVII Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales 2013: “Redes Sociales: portales de verdad y de fe; nuevos espacios para la evangelización”, según informó un comunicado del Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales.

“Los elementos de reflexión- dice el texto- son numerosos e importantes: en un tiempo en el que la tecnología tiende a transformarse en el tejido conectivo de muchas experiencias humanas, como las relaciones y el conocimiento, es necesario preguntarse: ¿la tecnología puede ayudar a los hombres a encontrar a Cristo en la fe? Ya no es suficiente la adecuación superficial de un lenguaje, sino que es preciso poder presentar el Evangelio como respuesta a una perenne exigencia humana de sentido y de fe, que surge también de la red y se abre camino en ella”.

“Este será igualmente el modo de humanizar y vitalizar un mundo digital que impone hoy una actitud más definida: ya no se trata de usar Internet como “medio” de evangelización, sino de evangelizar considerando que la vida del hombre moderno también se expresa en el ambiente digital”.

“En particular, es necesario tener en cuenta el desarrollo y la gran popularidad de las redes sociales, que permitieron la acentuación de un estilo dialógico e interactivo en la comunicación y en las relaciones”.

“La Jornada Mundial de las Comunicaciones, única jornada mundial establecida por el Concilio Vaticano II (Inter Mirifica, 1963), se celebra en muchos países, por recomendación de los obispos del mundo, el domingo anterior a la fiesta de Pentecostés (el 12 de mayo en el año 2013)”,

“El Mensaje del Santo Padre para la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales se publica tradicionalmente en ocasión de la festividad de San Francisco de Sales, patrono de los periodistas (el 24 de enero)”.



Fuente: AICA

jueves, 27 de septiembre de 2012

Cada deportista es algo más que un mero competidor


Ciudad del Vaticano (AICA): La Federación Internacional de Medicina del Deporte (FIMS), celebra por primera vez en la historia su congreso mundial en Roma. Por ese motivo fueron recibidos por el Santo Padre Benedicto XVI, en el palacio apostólico de Castelgandolfo.

En este XXXII congreso FIMS participan personas procedentes de ciento diecisiete países de los cinco continentes, un dato indicativo, dijo el Santo Padre, de “la capacidad del deporte y del atletismo para unir a las personas y a los pueblos en la búsqueda común de una pacífica excelencia competitiva”.

“Así como el deporte, añadió el Papa, es algo más que competición, cada deportista es algo más que un mero competidor: está dotado de una capacidad moral y espiritual que debe ser enriquecida y profundizada por el deporte y la medicina deportiva. A veces, sin embargo, el éxito, la fama, las medallas y el dinero se convierten en el principal o incluso en el único motivo para los que se dedican a ellos”.

“También, de vez en cuando, ocurre que el ganar a toda costa reemplazase el verdadero espíritu del deporte, y se llegó al abuso y al uso equivocado de los medios a disposición de la medicina moderna”, observó el Pontífice.

Este tema es una de las preocupaciones de los organizadores del congreso a quienes el Santo Padre recordó que las personas de las que se ocupan son “individuos únicos y dotados de talentos, independientemente de sus capacidades atléticas, que están llamados a la perfección moral y espiritual antes que a la llamada de cualquier conquista física”.

“En efecto, dijo el Santo Padre, San Pablo señala en su primera carta a los Corintios, que la excelencia espiritual y deportiva están estrechamente relacionadas, y exhorta a los creyentes a entrenarse en la vida espiritual”.

“Lo mismo que el Señor, que se encarnó y se hizo hombre, cada persona está llamada a reflejar perfectamente la imagen y semejanza de Dios. Por eso rezo por ustedes y por los destinatarios de su labor, para que sean cada vez más conscientes de la belleza, el misterio y el potencial de cada persona humana, tanto si es deportista como si no lo es, tanto si tiene discapacidades físicas, como si no las tiene”, finalizó el Papa.
Fuente: AICA

martes, 25 de septiembre de 2012

Año de la Fe

Roma (Italia) (AICA): El próximo 11 de octubre iniciará el Año de la Fe, convocado por Benedicto XVI. Pero, ¿qué es el Año de la Fe? ¿de qué se trata? ¿qué desea el Santo Padre? ¿qué se puede hacer? El boletín informativo de la Prelatura del Opus Dei difundió las respuestas a las preguntas más frecuentes que surgen a pocos días de que el Santo Padre lo de por oficialmente iniciado.

1. ¿Qué es el Año de la Fe?
El Año de la Fe "es una invitación a una auténtica y renovada conversión al Señor, único Salvador del mundo" (Porta Fidei, 6).

2. ¿Cuándo inicia y termina?
Inicia el 11 de octubre de 2012 y terminará el 24 de noviembre de 2013.

3. ¿Por qué esas fechas?
El 11 de octubre coinciden dos aniversarios: el 50º aniversario de la apertura del Concilio Vaticano II y el 20º aniversario de la promulgación del Catecismo de la Iglesia Católica. La clausura, el 24 de noviembre, será la solemnidad de Cristo Rey

4. ¿Por qué el Papa convocó este año?
"Mientras que en el pasado era posible reconocer un tejido cultural unitario, ampliamente aceptado en su referencia al contenido de la fe y a los valores inspirados por ella, hoy no parece que sea ya así en vastos sectores de la sociedad, a causa de una profunda crisis de fe que afecta a muchas personas". Por eso, el Papa invita a una "auténtica y renovada conversión al Señor, único Salvador del mundo". El objetivo principal de este año es que cada cristiano "pueda redescubrir el camino de la fe para poner a la luz siempre con mayor claridad la alegría y el renovado entusiasmo del encuentro con Cristo".

5. ¿Qué medios señaló el Santo Padre?
Como expuso en el Motu Proprio "Porta Fidei": Intensificar la celebración de la fe en la liturgia, especialmente en la Eucaristía; dar testimonio de la propia fe; y redescubrir los contenidos de la propia fe, expuestos principalmente en el Catecismo.

6. ¿Dónde tendrá lugar?
Como dijo Benedicto XVI, el alcance será universal. "Tendremos la oportunidad de confesar la fe en el Señor Resucitado en nuestras catedrales e iglesias de todo el mundo; en nuestras casas y con nuestras familias, para que cada uno sienta con fuerza la exigencia de conocer y transmitir mejor a las generaciones futuras la fe de siempre. En este Año, las comunidades religiosas, así como las parroquiales, y todas las realidades eclesiales antiguas y nuevas, encontrarán la manera de profesar públicamente el Credo".

7. ¿Dónde encontrar indicaciones más precisas?
En una nota publicada por la Congregación para la doctrina de la fe. Ahí se propone, por ejemplo:
  • Alentar las peregrinaciones de los fieles a la Sede de Pedro;
  • Organizar peregrinaciones, celebraciones y reuniones en los principales Santuarios.
  • Realizar simposios, congresos y reuniones que favorezcan el conocimiento de los contenidos de la doctrina de la Iglesia Católica, y mantengan abierto el diálogo entre fe y razón.
  • Leer o releer los principales documentos del Concilio Vaticano II.
  • Meditar con mayor atención las homilías, catequesis, discursos y otras intervenciones del Santo Padre.
  • Promover trasmisiones televisivas o radiofónicas, películas y publicaciones, incluso a nivel popular, accesibles a un público amplio, sobre el tema de la fe.
  • Dar a conocer los santos de cada territorio, auténticos testigos de fe.
  • Fomentar el aprecio por el patrimonio artístico religioso.
  • Preparar y divulgar material de carácter apologético para ayudar a los fieles a resolver sus dudas.
  • Acontecimientos catequéticos para jóvenes que transmitan la belleza de la fe.
  • Acercarse con mayor fe y frecuencia al sacramento de la Penitencia.
  • Usar en los colegios el compendio del Catecismo de la Iglesia Católica.
  • Organizar grupos de lectura del Catecismo y promover su difusión y venta.
8. ¿Qué documentos puedo leer por ahora?
  • El motu proprio de Benedicto XVI "Porta Fidei";
  • La nota con indicaciones pastorales para el Año de la Fe;
  • El Catecismo de la Iglesia Católica;
  • 40 resúmenes sobre la fe cristiana.
9. ¿Dónde puedo obtener más información?
Visite el website www.annusfidei.va.

Fuente: AICA

miércoles, 19 de septiembre de 2012

Jóvenes, tengan el coraje

Lima (Perú) (AICA): “Jóvenes, tengan el coraje de decir que van a misa el domingo, porque tienen fe; que se confiesan, porque creen en el perdón de los pecados; que estudian, porque quieren superarse”, les exhortó el arzobispo de Lima, cardenal Juan Luis Cipriani a los jóvenes de su arquidiócesis durante el encuentro que mantuvo el pasado domingo con la juventud de las parroquias del Decanato III de Lima.

El arzobispo los motivó a perseverar en la fe. “Pónganse los anteojos de la fe. Tengan un poco más de fe en Dios, para que puedan ver que este mundo es lindo, alegre y entretenido. Los animo a descubrir ese otro mundo en donde haya más estudio, más deporte, más amistad, y en donde se traten entre ustedes con franqueza”, refirió.

También reflexionó sobre el valor de la amistad en los tiempos actuales. “La amistad es de a dos, si abro mi corazón para contarte algo, espero que tú también hagas lo mismo. Cuando hay dos corazones que se comunican surge la amistad. Y te animo a que promuevas en primer lugar la amistad con Jesús, Él no te va a fallar, abre tu corazón y cuéntale lo que quieras, y luego guardas silencio para escuchar la respuesta. De esa amistad saldrá una persona libre, buena, optimista y valiente”, mencionó.

“No estén pendientes del sacerdote. Ustedes tengan la iniciativa de formar grupos de voluntariado. Vayan a visitar a gente enferma, a niños que están abandonados, organícense para hacer algún concurso de coros o un campeonato deportivo. Fomenten esa amistad, que tiene que ver mucho con un corazón limpio”, prosiguió.


El Papa y los jóvenes
En el encuentro, le consultaron al cardenal Cipriani sobre qué hacía el Papa por los jóvenes.

“En primer lugar –contestó el prelado-, el Papa reza por ustedes. Para que te des cuenta que la oración es muy importante. Tal vez no se dan cuenta, pero el Papa y el obispo rezan por ustedes. Porque al estar aquí con ustedes quiero fomentar esa amistad, para tratar de conocerlos, de comprenderlos y de que ustedes me conozcan. El asunto está en que ustedes agarren la bandera y digan: vamos a ser parte de la Iglesia”, refirió.

“Que se sepa que son católicos, no lo disimulen. El Papa le pide a la juventud de hoy que vivan limpios, que forjen buenos hogares. Y el Santo Padre también les dice a los jóvenes que necesitamos sacerdotes y religiosas”, continuó.


Los enemigos de la juventud
En otro momento, el arzobispo de Lima lamentó que en los tiempos actuales existan enemigos latentes de la juventud, por ello les advirtió de los peligros que se presentan en el mundo actual.

“A ustedes les ha tocado una época complicada, porque en el mundo de hoy hay enemigos de la juventud. Ustedes creen que son libres, pero no lo son, porque en el mundo hay fuerzas grandes que llevan droga, pornografía y sexo a todos los jóvenes”, advirtió.

“Traten de ser libres. No se corrompan. Quiero que sean felices, que formen un buen hogar. No quiero que el día de mañana ninguna de ustedes tenga un aborto, quiero ayudarlas para que eso no ocurra. Quiero que el día de mañana vayan a la universidad y puedan ser los futuros líderes del arte, del deporte, de la cultura, de la ingeniería, de la medicina”, animó.

“Jesús será el que les explique mejor. El Señor, que es bueno, espera mucho de ustedes, no lo defrauden”, culminó.

Durante la jornada, los jóvenes participaron de la Adoración al Santísimo, la Santa Misa, y un concierto.

También estuvieron presentes en el encuentro los obispos auxiliares de Lima, monseñor Raúl Chau y monseñor Guillermo Abanto y los sacerdotes del Decanato III.

Fuente: AICA

miércoles, 5 de septiembre de 2012

Benedicto XVI: El Apocalipsis nos muestra una comunidad unida en oración

Ciudad del Vaticano (AICA) Benedicto XVI reanudó las audiencias generales en el Vaticano, después de haberlas celebrado a lo largo del verano en Castelgandolfo. El Papa habló en el Aula Pablo VI de la oración en el libro del Apocalipsis que “nos pone en contacto con la plegaria viva y palpitante de la asamblea cristiana reunida 'en el día del Señor'”. En este libro, dijo el Santo Padre, “difícil pero que contiene una gran riqueza” un lector presenta a la asamblea un mensaje confiado por Dios al evangelista Juan- “Del diálogo constante entre ambos resuena una sinfonía de oración que se extiende con gran variedad de formas hasta la conclusión”.

La primera parte del Apocalipsis nos presenta tres fases sucesivas de la asamblea que ora. La primera de ellas pone de relieve que “nuestra oración es ante todo escucha de Dios que nos habla. Sumergidos por tantas palabras, estamos poco acostumbrados a escuchar, sobre todo a ponernos en la disposición interior y exterior del silencio para estar atentos a lo que Dios nos dice.

Los versículos nos enseñan, además, que nuestra oración, a menudo sólo de petición, debe ser ante todo de alabanza a Dios por su amor, por el don de Jesucristo, que nos da fuerza, esperanza y salvación. Dios, que se revela como el principio y la conclusión de la historia, acoge la súplica de la asamblea y se interesa por ella”.

También en esta fase hay otro elemento importante: “La oración constante despierta en nosotros el sentido de la presencia del Señor en nuestra vida y en la historia; su presencia nos sostiene y nos da una gran esperanza. Por otra parte, toda oración, incluso aquella en la soledad más radical, no es nunca aislada ni estéril; es la linfa vital para alimentar una existencia cristiana cada vez más comprometida y coherente”.

En la segunda fase de la oración de la asamblea “se profundiza la relación con Jesucristo: el Señor se muestra, habla, actúa y la comunidad cada vez más cercana a Él, escucha, reacciona y acoge”.

En la tercera, “la Iglesia orante, recibiendo la Palabra del Señor, se transforma” y “la asamblea recibe aliento para el arrepentimiento, la conversión, la perseverancia, el crecimiento en el amor y la orientación para el camino”.

“El Apocalipsis -finalizó Benedicto XVI- nos presenta una comunidad reunida en oración, porque es efectivamente en la oración donde advertimos de forma cada vez más acentuada la presencia de Jesús con nosotros y en nosotros. Cuanto más y mejor rezamos con constancia e intensidad, más nos asimilamos a Él y Él entra verdaderamente en nuestra vida y la orienta, dándole alegría y paz. Y cuanto más conocemos, amamos y seguimos a Jesús, más sentimos la necesidad de detenernos para rezar con Él, recibiendo serenidad, esperanza y fuerza en nuestra vida”.
 
 
Fuente: AICA

miércoles, 1 de agosto de 2012

La verdad sin bondad es violencia

Buenos Aires (AICA): El Pbro. Alberto Bustamante firma el editorial de agosto de “Consudec”, órgano del Consejo Superior de Educación Católica del que es presidente, en homenaje a Mons. Carmelo Giaquinta, fallecido hace un año. Tras una introducción transcribe parte del testamento espiritual del prelado y recuerda que Mons. Giaquinta, pocos días antes de su muerte, comentando unas jornadas a las que asistía, le señaló que “la verdad sin bondad es violencia”. Al finalizar la transcripción del testamento, el padre Bustamante concluye deseando “que la profundidad de verdad, bondad y sensibilidad que brillan en este profético testamento, nos ilumine para el servicio evangelizador a nuestra querida Nación tan abatida por ánimos crispados, puños cerrados, enfrentamientos inconducentes y necios, vulgares y prepotentes discursos, mentirosas propuestas de realización, que al decir de Leopoldo Marechal hacen que la Patria siga siendo “un dolor que aún no tiene bautismo”.
 
El presbítero licenciado Alberto Agustín Bustamante firma la nota editorial del número de agosto de la revista “Consudec”, órgano del Consejo Superior de Educación Católica, del que es presidente.

La nota es, en realidad, un homenaje al arzobispo emérito de Resistencia, monseñor Carmelo Juan Giaquinta, fallecido hace un año, ya que tras una breve introducción transcribe una parte sustancial del testamento espiritual del recordado prelado.

“Queriendo plantear en esta editorial -dice el padre Bustamante- la necesidad de poner en diálogo el llamado a la nueva evangelización, el ya cercano comienzo del año de la fe y la imperiosa necesidad de recrear a nuestra Patria desde los valores cristianos que le dieron origen, se me hizo presente una sabia enseñanza que de manera ocasional y providencial, me dejara monseñor Carmelo Giaquinta pocos días antes de su Pascua, de su fallecimiento.

“Padre -me dijo-, en la primera parte de la jornada las conferencias estuvieron muy buenas pero me fui con la sensación de que algo faltaba y no sabía qué, y ahora que escuché las otras ponencias me di cuenta de lo que faltaba. En las primeras había mucha verdad, pero solo verdad, en las segundas hubo mucha bondad. Eso está bien, porque la verdad sin bondad es violencia”. Recordaba así el arzobispo al apóstol San Pablo cuando en la Carta a los Efesios dice "practicando la verdad con caridad, crezcamos plenamente unidos a Cristo".

“Como sencillo homenaje de “Consudec” al generoso y lúcido servicio a la Iglesia argentina de monseñor Giaquinta, y como un aporte para vincular las dimensiones que señalaba como necesarias que entren en diálogo, transcribimos parte de su testamento espiritual, entendiendo que es un maravilloso testimonio de pasión evangelizadora, fe y compromiso social”.

Al finalizar la transcripción prometida, el padre Bustamante concluye el editorial deseando “que la profundidad de verdad, bondad y sensibilidad que brillan en este profético testamento, nos ilumine para el servicio evangelizador a nuestra querida Nación tan habitada por ánimos crispados, puños cerrados, necios e inconducentes enfrentamientos, vulgares y prepotentes discursos, mentirosas propuestas de realización, que al decir de Leopoldo Marechal hacen que la Patria siga siendo “un dolor que aún no tiene bautismo”.
 
Fuente: AICA

jueves, 28 de junio de 2012

El Helecho y el Bambú



Un día decidí darme por vencido...renuncié a mi trabajo, a mi relación, a mi espiritualidad. .. quería renunciar a mi vida.
Fui al bosque para tener una última charla con Dios.

"Dios", le dije. "¿Podrías darme una buena razón para no darme por vencido?" Su respuesta me sorprendió... "

Mira a tu alrededor", El dijo:
"Ves el helecho y el bambú?"
"Sí", respondí.


"Cuando sembré las semillas del helecho y el bambú, las cuidé muy bien. Les di luz. Les di agua. El helecho rápidamente creció.

Su verde brillante cubría el suelo. Pero nada salió de la semilla de bambú. Sin embargo no renuncié al bambú.

En el segundo año el helecho creció más brillante y abundante. Y nuevamente, nada creció de la semilla de bambú. Pero no renuncié al bambú." Dijo Él.

"En el tercer año, aun nada brotó de la semilla de bambú. Pero no renuncié." Me dijo.

"En el cuarto año, nuevamente, nada salió de la semilla de bambú. "No renuncié" dijo.


"Luego en el quinto año un pequeño brote salió de la tierra.
En comparación con el helecho era aparentemente muy pequeño e insignificante. Pero sólo 6 meses después el bambú creció a más de 100 pies de altura. Se la había pasado cinco años echando raíces.

Aquellas raíces lo hicieron fuerte y le dieron lo que necesitaba para sobrevivir.

"No le daría a ninguna de mis creaciones un reto que no pudiera sobrellevar" Él me dijo. "¿Sabías que todo este tiempo que has estado luchando, realmente has estado echando raíces?"

"No renunciaría al bambú. Nunca renunciaría a ti. No te compares con otros" Me dijo. "El bambú tenía un propósito diferente al del helecho, sin embargo, ambos eran necesarios y hacían del bosque un lugar hermoso".

"Tu tiempo vendrá" Dios me dijo. "¡Crecerás muy alto!"
"¿Qué tan alto debo crecer?" Pregunté.
"¿Qué tan alto crecerá el bambú?" Me preguntó en respuesta.
"¿Tan alto como pueda?" Indagué.

Espero que estas palabras puedan ayudarte a entender que Dios nunca renunciará a ti.

Nunca te arrepientas de un día en tu vida. Los buenos días te dan felicidad. Los malos días te dan experiencia. Ambos son esenciales para la vida. Continúa...

La felicidad te mantiene Dulce,
Los intentos te mantienen Fuerte,
Las penas te mantienen Humano,
Las caídas te mantienen Humilde,
El éxito te mantiene Brillante.
Pero sólo Dios te mantiene Caminando...
 
Fuente: http://www.oleadajoven.org.ar

miércoles, 27 de junio de 2012

Déjate encontrar por Cristo, es la gracia de las gracias

En Jesús, penetras en la plenitud de Dios y profundizas tu verdad de hombre. Es preciso pues ir a él como al fundamento y fuente de tu existencia. En todas las edades de tu vida, tienes que redescubrir a Cristo como una persona viva que polariza y unifica tus deseos, da un sentido a tu historia. Cuando no se busca con todas las fuerzas de su ser a Cristo vivo, la vida se hace insoportable. Como Pablo, debes poder decir: "Para mí, vivir, es Cristo". ¿Es Jesús el sujeto de tu propia vida? ¿Tienes sed de verle, de hablarle, de estar unido a él, en una palabra de encontrarte con él cara a cara? Mientras exista en tu vida una parte, por mínima que sea, que no haya sido incendiada por Jesús, no serás evangelizado.

Debes encontrarle y tratar con él a todas horas para que llegues a ser un mismo ser con Él. Jesús no es un personaje histórico, ni un acontecimiento del pasado; por su resurrección, se ha convertido en un misterio vivo que puedes experimentar espiritualmente. No hagas desesperados esfuerzos para alcanzarle en algún espacio interestelar, está muy cerca de ti, en ti, pues habita en tu corazón por la fe.

Puedes hacer la experiencia personal de Jesús presente y vivo en ti. Por más que te lo describa, que comente el Evangelio, que te hable de su psicología, si no lo has encontrado en un contacto vivo e íntimo, mis palabras no son más que bronce que suena. Hay demasiados apóstoles que hablan de Jesucristo sin vivirlo y experimentarlo por dentro. No te quedes fuera del suceso relatado por el Evangelio, en el centro de la narración está siempre la persona de Jesús y su misterio.

No te imagines que vas a encontrar a Cristo si no aceptas el consagrar largos ratos a contemplarle en oración silenciosa. Que sea él el único objeto de tu atención y de tu corazón. Enfoca tu cámara sobre la persona de Jesús para tratar de discernir, más allá de su rostro y de sus palabras, el secreto de su misterio. No eres tú el que le busca, es él quien se te quiere revelar. A la pregunta del ciego de nacimiento que quiere conocer al Hijo de Dios, Jesús responde: "Le has visto; el que está hablando contigo, ése es". No te pongas a competir con él en el afecto, déjate amar por él.

Jesús se dirige a ti en lo más secreto de tu persona; te desvela su gloria y te plantea una sola pregunta: "¿Quién soy yo para ti?" Tú no le puedes responder a ella sin una acción profunda del Espíritu Santo que se afana dentro de ti para revelarte a Cristo. Por eso devuélvele su pregunta y dile: "¿Quién eres tú, Señor?". En esa mirada que viene hacia ti, se descubrirá el rostro de Cristo y entonces nacerá esa relación de amistad en la que dos hermanos se miran cara a cara.

Debes llegar a un conocimiento de Cristo sin intermediarios ni mediadores. Lo que pides aquí en la oración, no es un conocimiento externo fruto del trabajo de la inteligencia o del esfuerzo de la voluntad, sino la invasión de Jesús en ti. El conocimiento que de ella se sigue es el de un ser conocido y amado desde el interior, más allá de las palabras y de las cosas.

A través de una relación de amistad, san Juan ha hecho esta experiencia personal de Jesús. Pídele esa misma gracia saboreando estas palabras: "Lo que existía desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que contemplamos y tocaron nuestras manos acerca de la Palabra de vida, ...os lo anunciamos" (1 Jn 1, 13).

Dejándote encontrar por Jesús, gustarás su presencia y su amistad, pero no te retendrá para él pues él está orientado totalmente al Padre. Y ahí está la paradoja del encuentro con Jesús: cuanto más íntimo y familiar te haces a él, más te realiza él en cuanto hombre y más te arrastra al seno del Padre. No has terminado de sondear sus abismos. El encuentro con Jesús te lanza también hacia los demás. "Vé a tus hermanos", para anunciarles la Buena Noticia que has experimentado y que es lo único que puede llenar el corazón de los hombres.
 
Fuente. Catholic.net

miércoles, 20 de junio de 2012

La oración abre las puertas al misterio del Plan de Dios

Ciudad del Vaticano , 20 Jun. 12 (AICA) En la audiencia general de hoy, celebrada en el Aula Pablo VI, Benedicto XVI, prosiguió la catequesis sobre la oración en las Cartas de San Pablo

“A menudo -dijo -rezamos para pedir ayuda en nuestras necesidades es normal porque necesitamos ayuda, la ayuda de los demás, de Dios. Tenemos también que tener en cuenta que la oración que Cristo nos enseño, el Padre nuestro es una oración de petición, y con esta plegaria, el Señor nos enseña las prioridades.

Por lo tanto, si es normal que en la oración pidamos algo, no tiene que ser exclusivamente así. Hay también motivos para dar las gracias porque de Dios recibimos tantas cosas buenas. Asimismo, la oración tiene que ser una alabanza; si abrimos el corazón nos damos cuenta, a pesar de todos los problemas, de la belleza y la bondad de la creación”.

En el primer capítulo de la Carta a los Efesios, san Pablo bendice a Dios porque nos hizo conocer el “misterio de su voluntad”. Para los creyentes -dijo el Papa- el “misterio” no es tanto lo desconocido, sino más bien la voluntad misericordiosa de Dios, su designio de amor que en Jesucristo se revela plenamente y nos da la capacidad de comprender con todos los santos cuál es su amplitud y su profundidad”. El misterio ignoto de Dios se revela y es que Dios nos ama, desde el inicio, desde la eternidad.

El Apóstol reflexiona sobre las razones de esta alabanza presentando los elementos clave del plan divino y sus etapas. “En primer lugar tenemos que bendecir a Dios Padre, porque nos llamó a la existencia, a la santidad desde siempre estuvimos en su designio. La vocación a la santidad, a la comunión con Dios pertenece a su plan eterno, un plan que abarca la historia y que incluye a todos los hombres y mujeres del mundo porque es una llamada universal. Dios no excluye a nadie, su plan es sólo de amor. El apóstol subraya la gratuidad de este plan maravilloso de Dios para la humanidad”.

En el centro de la plegaria de alabanza, San Pablo muestra la forma en que se realiza el plan de salvación del Padre en Cristo. “El sacrificio de la cruz de Cristo es el acontecimiento único e irrepetible con el que el Padre demostró su amor por nosotros, no sólo con palabras sino en términos concretos. Dios es tan concreto que su amor entra en la historia; se hace hombre para saber cómo se vive y se siente en este mundo. Tan concreto es su amor, que participa no solo de nuestro ser, sino también de nuestro sufrir y nuestro morir. El Sacrificio de la Cruz hace que nos convirtamos en propiedad de Dios. La sangre de Cristo nos limpia de todo mal, nos libra de la esclavitud del pecado y la muerte”.

Por último, la bendición divina se cierra con una referencia al Espíritu Santo, efundido en nosotros. “La redención no concluyó todavía alcanzará su plenitud cuando los que Dios ha adquirido, serán completamente salvados. Todos nos encaminamos hacia la redención. Y tenemos que aceptar que ese camino es también nuestro, porque Dios quiere que seamos criaturas libres, que nuestro sí sea libre. Caminamos por este camino de redención con Cristo, y así la redención se cumple”.

En la oración - finalizó el Santo Padre- aprendemos a ver “los signos de este plan misericordioso en el camino de la Iglesia. Así crecemos en el amor de Dios, abriendo la puerta para que la Santísima Trinidad venga a habitar en nosotros, ilumine y guíe nuestra existencia. La oración genera hombres y mujeres animados, no por el egoísmo, el deseo de poseer, o la sed de poder, sino por la gratuidad, el deseo de amar, la sed de servir; es decir, animados por Dios: solo así se puede llevar luz a la oscuridad del mundo”.



Fuente: AICA

martes, 12 de junio de 2012

Comunión y contemplación eucarística son inseparables

Ciudad del Vaticano , 8 Jun. 12 (AICA) En la solemnidad del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo (Corpus Christi), Benedicto XVI celebró ayer, jueves 7 de junio, la Misa en la basílica de San Juan de Letrán, la catedral de Roma, ciudad de la que el Papa es obispo.

Posteriormente presidió la procesión eucarística que, recorriendo la via Merulana terminó en la basílica de Santa María Mayor. En el transcurso de la Misa el Papa pronunció una homilía centrada en el culto eucarístico y su sacralidad, hablando en primer lugar de la adoración del Santísimo Sacramento.

“Una interpretación unilateral del Concilio Vaticano II –dijo el Papa- penalizó esta dimensión, restringiendo prácticamente la Eucaristía al momento de la celebración. Efectivamente, fue muy importante reconocer la centralidad de la celebración, en la que el Señor convoca a su pueblo, lo reúne alrededor de la doble mesa de la Palabra y del Pan de vida, lo nutre y lo une a Sí, en la oferta del Sacrificio”.

“Esta valoración de la asamblea litúrgica, en la que el Señor obra y realiza su misterio de comunión, obviamente, sigue siendo válida, pero hay que volver a situarla con un equilibrio justo. Si se concentra toda la relación con Jesús-Eucaristía sólo en el momento de la Santa Misa, se corre el riesgo de vaciar de su presencia el resto del tiempo y del espacio existenciales. Y, haciendo así, se percibe menos el sentido de la presencia constante de Jesús en medio de nosotros y con nosotros, una presencia concreta, cercana”.

“Es un error -subrayó el pontífice- contraponer la celebración y la adoración, como si una y otra estuvieran en competencia, cuando es precisamente, todo lo contrario: el culto del Santísimo Sacramento constituye el ‘ambiente’ espiritual en que la comunidad puede celebrar, bien y en verdad, la Eucaristía. Sólo si la acción litúrgica está precedida, acompañada y seguida por esta actitud interior de fe y de adoración, expresará plenamente su significado y su valor”.

El Papa recordó que en el momento de la adoración, estamos todos en el mismo plano, “de rodillas ante el Sacramento del Amor” y que “el sacerdocio común y el ministerial se encuentran unidos en el culto eucarístico” “Estar todos en silencio prolongado ante el Señor presente en su Sacramento -observó- es una de las experiencias más auténticas de nuestro ser Iglesia, que se acompaña de forma complementaria con la de celebrar la Eucaristía. Comunión y contemplación no se pueden separar; están unidas”. Y, si falta esa segunda dimensión “la misma comunión sacramental puede convertirse, para nosotros, en un gesto superficial”.

Hablando del segundo punto, la sacralidad de la Eucaristía, Benedicto XVI afirmó que esta aspecto también había adolecido en el pasado reciente de “un malentendido sobre el mensaje auténtico de la Sagrada Escritura. La novedad cristiana, en lo que respecta al culto, sufrió, en los años sesenta y setenta del siglo pasado, la influencia de una mentalidad secularizada. Es verdad, y es siempre válido, que el centro del culto ya no está en los ritos y en los sacrificios antiguos, sino en Cristo mismo, en su persona, en su vida, en su misterio pascual. Y, sin embargo, de esta novedad fundamental no hay que deducir que lo sagrado ya no existe”.

Cristo “no abolió lo sagrado; lo llevó a su cumplimiento, inaugurando un nuevo culto que es verdaderamente espiritual pero, hasta que estemos en camino en el tiempo, se sirve todavía de signos y de ritos, que desaparecerán sólo al final, en la Jerusalén celeste, donde ya no habrá ningún templo”.

Además, “lo sagrado tiene una función educativa y su desaparición empobrece, inevitablemente, la cultura, en particular, la formación de las nuevas generaciones”.

Si, por ejemplo, -continuó Benedicto XVI-, en nombre de una fe secularizada, que no requiera signos sagrados, se aboliera esta procesión ciudadana del Corpus Domini, el perfil espiritual de Roma quedaría ‘mermado’ y nuestra conciencia personal y comunitaria quedaría debilitada. O, pensemos también en una mamá y en un papá que, en nombre de una fe desacralizada, privaran a sus hijos de toda ritualidad religiosa: en realidad, acabarían por dejar el campo libre a tantos subrogados presentes en la sociedad del consumo, a otros ritos y a otros signos, que con mayor facilidad se pueden volver ídolos”.

“Dios, nuestro Padre envió a su Hijo al mundo, no para abolir lo sagrado, sino para darle cumplimiento. En el culmen de esta misión, en la Última Cena, Jesús instituyó el Sacramento de su Cuerpo y de su Sangre, el Memorial de su Sacrificio pascual. Haciendo así, se puso en lugar de los sacrificios antiguos; pero lo hizo dentro de un rito -que mandó perpetuar a los apóstoles- como signo supremo de lo verdaderamente sagrado: Él mismo”.

Con esta fe –concluyó diciendo el Papa en su homilía– nosotros celebramos hoy y cada día el Misterio eucarístico y lo adoramos como centro de nuestra vida y corazón del mundo”.
 
 
Fuente: AICA

jueves, 17 de mayo de 2012

Catequesis papal: “No hay grito humano que Dios no escuche”

Ciudad del Vaticano, 16 May. 12 (AICA) En la audiencia general de los miércoles, celebrada hoy en la Plaza de San Pedro, ante más de 11.000 personas, el papa Benedicto XVI anunció que dedicará las próximas catequesis al tema de la oración en las Cartas de San Pablo, que las inicia y termina siempre con una plegaria y que, en su epistolario, nos dejó una rica gama de formas de orar. El Santo Padre explicó que el Apóstol de las Gentes quiere que entendamos que la oración “no es una obra buena hecha a Dios, una acción nuestra, sino ante todo un don, fruto de la presencia viva y vivificante del Padre y de Jesucristo en nosotros”.

Cuando rezamos, sentimos “nuestra debilidad, nuestro ser criaturas, porque nos encontramos ante la omnipotencia y la trascendencia de Dios y percibimos nuestros límites y la necesidad de confiar cada vez más en Él”. Es entonces cuando “el Espíritu Santo nos ayuda en nuestra incapacidad y nos guía al dirigirnos a Dios”. Así, la oración es sobre todo “la acción del Espíritu Santo en nuestra humanidad, que se hace cargo de nuestra debilidad y nos transforma de personas ligadas a la realidad material en personas espirituales”.

Entre las repercusiones de la acción del Espíritu de Cristo como principio interno de todas nuestras obras, el Santo Padre observó, en primer lugar, que “la oración animada por el Espíritu nos da la posibilidad de abandonar y superar toda forma de miedo o de esclavitud, viviendo la verdadera libertad de los hijos de Dios”. Otra consecuencia es que “la relación con Dios llega a ser tan profunda que no se ve afectada por ningún hecho o situación.

Entendemos que la oración no nos libra de las pruebas ni de los sufrimientos, pero podemos vivirlos en unión con Cristo, con sus sufrimientos, en la perspectiva de participar también en su gloria”. “Muchas veces -dijo el Papa- pedimos a Dios que nos libre del mal físico y espiritual y sin embargo, a menudo tenemos la impresión de que no nos escucha y corremos el riesgo de desanimarnos y no perseverar. En realidad, no hay ningún grito humano que Dios no escuche.”

“La respuesta de Dios Padre a su Hijo no fue la liberación inmediata del sufrimiento, de la cruz, de la muerte: a través de la cruz y de la muerte, Dios respondió con la Resurrección”.

Por último, “la oración del creyente también se abre a la dimensión de la humanidad y de la creación entera, no se queda encerrada en sí misma: se abre para compartir los sufrimientos de nuestro tiempo. Se convierte así en canal de esperanza para toda la creación y expresión del amor de Dios que se derrama en nuestros corazones por medio del Espíritu”.


El apóstol, finalizó el Santo Padre, nos enseña que cuando rezamos “tenemos que abrirnos a la presencia y la acción del Espíritu Santo para que nos lleve a Dios con todo nuestro corazón y todo nuestro ser. El Espíritu de Cristo se convierte en la fuerza de nuestra oración 'débil', en la luz de nuestra oración 'apagada', enseñándonos a vivir, enfrentándonos a las pruebas de la existencia, de la certeza de que no estamos solos, abriéndonos a los horizontes de la humanidad y de la creación 'que gime y sufre con dolores de parto'“.




Fuente. AICA

miércoles, 16 de mayo de 2012

En el amor de Cristo se forja una comunidad de amor

Puerto Iguazú (Misiones), 15 May. 12 (AICA) “Al amor cristiano lo llamamos también `caridad´ y la `caridad´ procede de Dios”, manifestó el obispo de Puerto Iguazú, monseñor Marcelo Raúl Martorell, al comienzo de la homilía del último domingo.

“El amor divino precede a todo amor humano y se adelanta a toda acción humana: en esto está el amor, no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que El nos amó primero”, aseguró el prelado y añadió que “el hombre por sí solo no es capaz de amar, al menos con el amor cristiano. Es Dios quien amándolo le da no solamente la existencia sino que además le perdona su pecado entregándole en su Hijo Jesús la plenitud del amor”.

“Dios – dijo el obispo- coloca el sello de su amor en el corazón del hombre y por la acción del Espíritu Santo lo conduce en Cristo a amar a los demás con ese amor que siempre construye y edifica la vida, un amor casi inentendible por los hombres, pues es donación total de todo el ser a amigos y enemigos, a todos, inclusive a los que nunca le retribuirán ese gesto de amor”.

“Jesús nos ama, con el amor con que es amado por su Padre y quiere que sus discípulos se amen entre sí, con el mismo amor con el que nos amó. Así nos convertimos en sus amigos. Somos amigos del Señor por el amor que nos profesamos. Y ante esto deberíamos preguntarnos: ¿cómo ha de ser este amor?”, afirmó el pastor de Puerto Iguazú.

Monseñor Martorell señaló que en el amor de Cristo forjamos una comunidad de amor, distinta a todas las demás “pues todos llegamos a ser hermanos viviendo los unos para los otros, rompiendo todo egoísmo y personalismo y teniendo principios fundados en el amor cristiano que nos permite llevar al mundo un mensaje permanente de amor y esperanza”.

El prelado llamó a cristianizar al “mundo relativista, sin principios permanentes, sin Dios, sin familia, sin patria. Un mundo globalizado que se comunica sólo en el dinero y en los males que destruyen el espíritu y el cuerpo del hombre” y agregó que “debemos llevar un mensaje renovado en el amor y en la esperanza cristiana que no pasan. Y sólo quien vive en el amor, puede dar al mundo el fruto precioso del amor y amar con la medida de Jesús”. 
Fuente: AICA

jueves, 12 de abril de 2012

El Papa explica la transformación que trae la Pascua del Señor

Ciudad del Vaticano , 11 Abr. 12 (AICA) Santo Padre dedicó su catequesis de la audiencia general de hoy a explicar la transformación que la Resurrección de Jesús produjo en sus discípulos; y reflexionó sobre el sentido que la Pascua tiene hoy para los cristianos: la fe en el Resucitado “transforma nuestra vida, la libera del miedo, le da firme esperanza, la anima con aquello que da pleno sentido a la existencia, el amor de Dios”.

Benedicto XVI recordó que la tarde del día de la Resurrección, los discípulos estaban encerrados en casa, llenos de temor e incertidumbre por el recuerdo de la Pasión del Maestro. “Esta situación de angustia cambia radicalmente con la llegada de Jesús. Entra a puertas cerradas, está en medio de ellos y les da la paz que se convierte para la comunidad en fuente de alegría, certeza de victoria, seguridad en el apoyarse en Dios”.

Después del saludo, Jesús muestra a los discípulos sus heridas, “signo de lo que ha sucedido y que nunca más se borrará: su humanidad gloriosa permanecerá 'herida'. Este gesto tiene la finalidad de confirmar la nueva realidad de la Resurrección: el Cristo que está ahora ante los suyos es una persona real, el mismo Jesús que tres días antes fue clavado en la cruz. Y es así que, en la luz refulgente de la Pascua, en el encuentro con el Resucitado, los discípulos comprenden el sentido salvífico de su Pasión y muerte. Entonces, pasan de la tristeza y el miedo a la alegría plena”.

Jesús los saluda de nuevo: “La paz esté con ustedes”. No se trata solamente de un saludo, señaló el Papa, sino “del don que el Resucitado hace a sus amigos; y es, al mismo tiempo, una misión: esta paz, comprada por Cristo con su sangre, es para ellos y para todos, y los discípulos deberán llevarla a todo el mundo. Jesús completó su tarea en el mundo, ahora les toca a ellos sembrar la fe en los corazones”.

Pero el Señor sabe que los suyos aún sienten temor. “Por eso, sopla sobre ellos y los regenera en su Espíritu; este gesto es el signo de la nueva creación. Con el don del Espíritu Santo que proviene de Cristo resucitado, comienza de hecho un mundo nuevo”.

En este punto, Benedicto XVI aseguró que “también hoy el Resucitado entra en nuestras casas y en nuestros corazones, a pesar de que a veces las puertas estén cerradas. Entra donando alegría y paz, vida y esperanza, dones que necesitamos para renacer humana y espiritualmente”. Solo Él puede acabar con las divisiones, enemistades, rencores, envidias, desconfianzas, con la indiferencia. Sólo Él puede dar sentido a la existencia de quien está cansado, triste, abatido y sin esperanza.

Así lo experimentaron los dos discípulos que el día de Pascua caminaban hacia Emaús, llenos de pesar por la reciente muerte de su Maestro. Jesús se acerca a ellos y los acompaña sin ser reconocido, explicándoles la Sagrada Escritura para que comprendan su misión salvífica. Más tarde piden a Jesús que se quede con ellos, y lo reconocen cuando bendice y parte el pan. “Este episodio -señaló el Papa- nos indica dos 'lugares' privilegiados donde podemos encontrar al Resucitado que transforma nuestra vida: la Palabra y la Eucaristía”.

Los discípulos de Emaús regresan a Jerusalén para unirse a los otros, ya que “renace en ellos el entusiasmo de la fe, el amor por la comunidad, la necesidad de comunicar la buena noticia. El Maestro resucitó y con Él toda la vida resucita; testimoniar este acontecimiento se convierte para ellos en una necesidad ineludible”.

Benedicto XVI explicó que este tiempo pascual debe ser para los cristianos una ocasión para volver a descubrir con alegría y entusiasmo los manantiales de la fe: “Se trata de recorrer el mismo itinerario que Jesús hizo atravesar a los discípulos de Emaús, mediante el redescubrimiento de la Palabra de Dios y la Eucaristía. El punto culminante de este camino, entonces como hoy, es la Comunión eucarística: en la Comunión, Jesús nos nutre con su Cuerpo y su Sangre para estar presente en nuestra vida, para hacernos nuevos, animados por la potencia del Espíritu Santo”.

Para terminar, el Santo Padre invitó a los fieles a tener fe en el Resucitado, quien “vivo y verdadero, está siempre presente entre nosotros, camina con nosotros para guiar nuestra vida”, y que “tiene el poder de dar la vida, de hacernos renacer como hijos de Dios, capaces de creer y de amar”.

Fuente: AICA

miércoles, 28 de marzo de 2012

Aborto: Destacan pronunciamiento de la Academia de Medicina

Academia Nacional de Medicina
La Sociedad Argentina de Etica y Moral Médica y Biológica (SAEMB) destacó el pronunciamiento en contra del aborto realizado por la Academia Nacional de Medicina (ANM), que además respaldó la objeción de conciencia a efectuar esa práctica por parte de los profesionales médicos.

En este sentido, reprodujo la información relativa a la declaración de la entidad civil advirtiendo que “nada bueno puede derivarse de la sociedad cuando se elije la muerte como solución”.

La Academia Nacional de Medicina (ANM) se expresó en contra del aborto, en una declaración difundida en los últimos días y aprobada por el consejo plenario de la entidad reunido el 30 de septiembre.

De acuerdo al documento, también apoya la llamada "objeción de conciencia" de aquellos profesionales que se niegan, por cuestiones éticas o religiosas, a practicar una interrupción de embarazo.

El texto, que lleva la firma del presidente de la entidad, Juan M. Ghirlanda, sostiene: "La salud pública argentina necesita de propuestas que cuiden y protejan a la madre y a su hijo, la vida de la mujer y la del niño por nacer. La obligación médica es salvar a los dos, nada bueno puede derivarse de la sociedad cuando se elije la muerte como solución".

Con respecto al crecimiento de este tipo de intervenciones de manera clandestina, el documento sostiene que frente a este problema sanitario "corresponde a las autoridades tomar las mejores medidas preventivas y curativas sin vulnerar el derecho humano fundamental a la vida y el de los profesionales médicos a respetar sus convicciones".

"La ANM considera que el niño por nacer, científica y biológicamente, es un ser humano cuya existencia comienza al momento de su concepción", continúa el texto. Y agrega: "Desde el punto de vista jurídico, es un sujeto de derecho, como lo reconocen la Constitución Nacional, los tratados internacionales anexos y los distintos códigos nacionales y provinciales de nuestro país. Destruir a un embrión humano significa impedir el nacimiento de un ser humano".

En tanto, la academia también se expresó en el marco de la discusión sobre la posibilidad de que un profesional se niegue a practicar la interrupción de un embarazo basado en cuestiones estrictamente personales. "El derecho a la objeción de conciencia implica no ser obligado a realizar acciones que contrarían convicciones éticas o religiosas del individuo", subraya.

Finalmente, el documento cierra: "El pensamiento médico a partir de la ética hipocrática ha defendido la vida humana como condición inalienable desde la concepción. Por lo que la Academia Nacional de Medicina hace un llamado a todos los médicos del país a mantener la fidelidad a la que un día se comprometieron bajo juramento".

La Academia Nacional de Medicina es una entidad civil sin fines de lucro dedicada a la investigación científica. Uno de sus objetivos es "fomentar la dignidad y la ética en el ejercicio profesional".
 
Fuente: AICA

jueves, 15 de marzo de 2012

Delito y tragedia no se reparan con el asesinato a un inocente

Mar del Plata (Buenos Aires), 14 Mar. 12 (AICA) ¿Es solución eliminar la vida inocente? ¿No es manifiesta injusticia? ¿Es tan inocuo abortar, aún desde el punto de vista psicológico? Un delito y una tragedia no se solucionan ni reparan con la supresión de una vida inocente, que sin duda es una persona humana indefensa. La realidad muestra que la mujer a futuro no queda liberada del mal padecido por elegir este camino”, aseguró el obispo de Mar del Plata, monseñor Antonio Marino, al referirse al fallo de la Corte Suprema de Justicia, en el que se declaran no punibles los abortos provocados en caso de violación.

Texto de la declaración
Ante el fallo de la Suprema Corte, donde se declaran no punibles los abortos provocados en caso de violación, el foco de atención debe estar puesto al mismo tiempo en la mujer violada y el niño por nacer.

El hecho de que exista una violación es delito que debe ser sancionado en el culpable, no en el niño que es inocente.

Al mismo tiempo el daño moral provocado en la mujer violada debe ser adecuadamente atendido, con un amplio operativo de contención psicológica y espiritual. Hoy existen, un poco en todas partes, instituciones que se encargan de esto con eficiencia y gratuidad, brindando asistencia integral (médicos, psicólogos, abogados, asistentes sociales…). Las tenemos dentro de la Iglesia: “Gravida”, “Ain Karem”.

¿Es solución eliminar la vida inocente? ¿No es manifiesta injusticia? ¿Es tan inocuo abortar, aún desde el punto de vista psicológico? Un delito y una tragedia no se solucionan ni reparan con la supresión de una vida inocente, que sin duda es una persona humana indefensa. La realidad muestra que la mujer a futuro no queda liberada del mal padecido por elegir este camino.
Fuente: AICA

martes, 13 de marzo de 2012

Mons. Aguer propone un ayuno tecnológico para la Cuaresma

La Plata (Buenos Aires), 13 Mar. 12 (AICA) El arzobispo de La Plata, monseñor Héctor Aguer, destacó la importancia del ayuno en el tiempo litúrgico de Cuaresma, al señalar que puede sonar un poco extraña para la sociedad contemporánea pero era una práctica muy fuerte en la antigüedad.

“Las primeras generaciones cristianas unían incluso el ayuno a la vigilia, a la privación de sueño, especialmente en los ambientes ascéticos y sobre todo en estos períodos particularmente penitenciales”, subrayó en su reflexión semanal en televisión.

Tras explicar que “el ayuno significaba introducir un elemento que llamara la atención, que despegara a la gente del ritmo de vida habitual”, recordó que ya “el Papa León el Grande, a principios del Siglo V decía en cuanto al ayuno cuaresmal que lo importante no era tanto privarse de alimentos como privarse de los vicios”.

Por eso, propuso fijarse en esta Cuaresma “qué adicciones se nos han incorporado a la vida y se han apegado en nuestro corazón, nuestras costumbres, nuestras manías. Y cuando digo adicciones, una palabra que parece terrible, no estoy pensando necesariamente en el alcoholismo o la droga sino en tantas cosas que se nos han hecho necesarias y que no son esenciales”.

A modo de ejemplo mencionó que “hoy se habla de adicción informática, la adicción a la computadora, adicción al teléfono celular”, e interpeló: “¿Cuánta gente, chicos y no solo chicos, viven pendientes del Facebook o del Twitter y están toda la vida en eso y van desarrollando una existencia más virtual que real? ¿Cuántas cosas se les pasan inadvertidas?”

Y agregó: “Uno se puede preguntar: ¿Qué tiene que ver Dios con todo eso? Pues yo propondría entonces que hagamos en esta Cuaresma el ejercicio de reconocer nuestras propias adicciones, aquellos apegos desordenados, excesivos, que van quitándonos la atención a lo esencial, y especialmente a Dios”.

Por eso, sugirió hacer el “esfuerzo de poner allí el ayuno y ayunemos de ellos. Adquiramos una cierta moderación en el uso de tantas cosas que además, son cosas que cuestan; ahorrando allí podríamos aplicarlo a la limosna, es decir al ejercicio de la caridad”.

Monseñor Aguer explicó también que, en la liturgia de la Iglesia, la Cuaresma propone “obras propias de este tiempo” que son, precisó, “las que el cristiano debe practicar en cualquier momento del año, pero que en este período se nos recomiendan para asumirlas de un modo más insistente, más profundo, más sincero”.

“Jesús en el Sermón de la Montaña nos habla de esas obras de cuaresma; menciona la oración, el ayuno y la limosna. Es decir, una vida espiritual más intensa de comunicación con Dios, la generosidad en el ejercicio de las obras de misericordia para con los más necesitados, y también el ayuno”, comentó.
 
Fuente: AICA

martes, 6 de marzo de 2012

Dedicarle más tiempo a la lectura pausada de la Palabra de Jesús

Santa Fe, 5 Mar. 12 (AICA) El arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz, monseñor José María Arancedo, señaló que “la centralidad de Jesucristo nos debe llevar a privilegiar su Palabra como fuente y alimento de nuestra fe”, y lamentó que se dedique poco tiempo a “una lectura pausada de la palabra de Jesucristo, que vaya penetrando en nuestro interior para formar una mentalidad y una conciencia cristiana”.

“Cuando la vida religiosa sólo se apoya en el sentimiento, va perdiendo raíz y solidez”, advirtió en su reflexión semanal.

El prelado explicó que “hay muchas maneras de leer, una puede ser informativa o recreativa, otra de estudio o profesional, todas son válidas en su nivel y estamos acostumbrados a ello”.

Aclaró, sin embargo, que “la lectura religiosa y fecunda de la Biblia tiene, sin embargo, sus propias características”, al destacar que “el autor de este libro es Dios, su destinatario cada uno de nosotros, su contenido es una revelación que nos habla de Dios, del mundo y del hombre, su finalidad dar sentido actual y trascendente a nuestra vida. Como Palabra de Dios, si bien fue dicha en un tiempo determinado, es siempre actual”.

“Esto significa que al leerla puedo entrar en un diálogo personal con Dios, porque es una Palabra que permanece y ha sido dicha para mí. Por ello, cuando leo el evangelio con una actitud de fe me descubro como contemporáneo de Jesús. Él me habla y yo, hoy, le respondo. En un sentido puedo ‘chatear’ con Jesucristo a través de su Palabra. Mi respuesta es el comienzo de algo único y personal con Dios que es la oración”, profundizó.

Monseñor Arancedo indicó que “además de darnos un contenido y hacernos partícipes del pensamiento o revelación de Dios, la lectura de su Palabra nos introduce en el diálogo de la oración. La fe, a través de la escucha de su palabra, es la que nos descubre en una relación filial de amor y amistad con Dios. El mismo Señor nos lo dice en el evangelio: ‘yo los llamo amigos porque les he dado a conocer todo lo que oí de mi Padre’”.

“Fe y amor son dos realidades que en el evangelio siempre van juntas porque expresan el encuentro con Dios que es fuente de vida nueva: ‘En esto reconocerán que ustedes son mis discípulos, nos dice: en el amor que se tengan los unos a los otros’. Cuaresma es un tiempo propicio para iniciar o retomar una lectura pausada y religiosa de la Biblia. En ella descubriremos el sentido y la grandeza de nuestras vidas, como también el camino que nos muestra y es Jesucristo. ¡Qué bueno que uno de los frutos de esta Cuaresma sea hacernos discípulos del Señor por la lectura de su Palabra!”, concluyó.
 
Fuente: AICA

jueves, 1 de marzo de 2012

Encontrarnos con el Señor

La insistencia con la que Nuestro Señor pide que nos acerquemos a la oración para que se nos dé; que nosotros lleguemos a Él para encontrarlo, es una insistencia que requiere del corazón humano, una grandísima fortaleza interior, una gran tenacidad. Esa tenacidad para que pidamos y se nos dé, se ve muchas veces probada por las circunstancias, por las situaciones en las que nos encontramos.

Jesús habla de que pidan y se les dará, pero no nos dice si será pronto o tarde, cuando se nos dará. No nos dice si vamos a encontrar al primer momento en que empezamos a buscar o va a ser una búsqueda larga. No nos dice si la espera va a ser corta o se va a dilatar mucho. Simplemente nos dice que toquemos, que pidamos, que busquemos con la certeza de que vamos a recibir, vamos a encontrar y de que se nos va a abrir. Tener esta certeza, requiere en el alma una gran fortaleza interior, una gran firmeza interior. Una firmeza que Dios N. S. va probando, que poco a poco Él va viendo si es auténtica, si es verdadera.

Sin embargo, esto no es solamente una obra de Dios. Es importante el hecho de que Dios quiera que nosotros construyamos esta firmeza interior, pero también a nosotros nos toca actuar. Es obrar de Dios y obra nuestra. La Cuaresma es un período especialmente señalado para indicar esta obra nuestra en la obra de Dios. La obra nuestra en la tenacidad, en la constancia hasta conseguir que Dios N. S. nos abra, nos dé y nos encuentre.

¿Qué hay que hacer para esto? La Cuaresma nos habla de una penitencia que hay que realizar, de una oración en la que tenemos que insistir y de una generosidad particular, en la que tenemos nosotros, poco a poco que ir trabajando.

Para ello es necesaria una muy seria penitencia interior. Una penitencia que no se quede simplemente en el hecho de que no comamos carne o que ayunemos algunos días. Es una penitencia que va mucho más allá de los detalles, de los sacrificios concretos exteriores. Es una penitencia que tiene que abarcar toda nuestra vida, toda nuestra personalidad, porque precisamente es la penitencia la que forja el alma, la que construye el alma. No son las concesiones las que van a hacer de nuestra alma un alma aceptable a Dios, va a ser la penitencia la que va a hacer de nuestra alma, un alma entregada a Dios.

Hemos escuchado en el Libro de Esther, una oración que hace esta mujer a Dios, en la más total de las obscuridades, sabiendo que lo que va a hacer, es jugarse el todo por el todo, porque Esther, va a presentarse ante el rey sin su permiso, y esto estaba penado con la muerte en la corte de los persas. En el fondo, Ester lo que lleva a cabo es una auténtica penitencia del alma, una purificación de su espíritu, de su corazón para ser capaz de enfrentarse a una prueba en la que sabe que está jugándose todo.

¿Cómo es esta penitencia interior? Es una penitencia que tiene que acabar todas nuestras dimensiones, toda nuestra persona, nuestros pensamientos, nuestra inteligencia, nuestros afectos, nuestra voluntad, nuestra libertad. ¿Hasta qué punto nos hemos planteado alguna vez la autentica penitencia del alma, la auténtica exigencia interior de ir probando nuestra alma, para ver si está lista a resistir las pruebas para se fieles a Dios? Cuando llamemos y nadie nos abra; cuando pidamos y nadie nos dé; cuando busquemos y nadie nos permita encontrarlo.

Es un tema que en la Cuaresma se hace particularmente presente, pero que no solamente tendría que ser un tema cuaresmal; tendría que ser un tema de toda nuestra vida. La penitencia del alma, la purificación interior de nuestros sentimientos, de nuestra voluntad de nuestra inteligencia, de nuestros afectos, de nuestra libertad para ponerla totalmente de cara a Dios N. S. La base de la penitencia del alma, es la confianza absoluta en Dios N. S. No se basa simplemente en los actos que nosotros realizamos, de sacrificio o de renuncia interior, se realiza sobre todo, apoyada en la confianza en Dios N. S.

"Si ustedes a pesar de ser malos saben dar cosas buenas a sus hijos, con cuánta mayor razón, el Padre que está en los cielos dará cosas buenas a quiénes se las pidan". La pregunta que tenemos que hacer es si estamos reconociendo las cosas que Dios nos da como cosas buenas; si tenemos nuestra alma dispuesta a aceptar todo lo que Dios pone en nuestra vida como buenas o por el contrario, somos nosotros los que discernimos si esto es bueno o esto es malo, no dependiendo de Dios, sino dependiendo de nosotros mismos: de cómo nosotros lo recibimos; de cómo a nosotros nos afecta.

¿Qué sucede cuando Dios nos da un pan, un pescado? La parábola de Cristo habla de un padre bueno, dice: "Ningún padre, cuando su hijo le pide un pescado, le da una serpiente y ningún padre cuando su hijo le pide pan le da una piedra". ¿No sentiríamos alguna vez nosotros que Dios nos da piedras antes que pan? ¿O serpientes en vez de pescado? ¿No podríamos dudar nosotros a veces, de lo que Dios nos da o de lo que Dios no nos está dando? Y aquí esta de nuevo la exigencia ineludible de la penitencia interior: "Crea en mi, Señor un corazón puro". Es decir, crea en mi, Señor, un corazón que me permita captar que Tú no me estas dando ni piedras, ni serpientes, sino pan y pescado, que lo que Tú me das es siempre bueno; que lo que Tu me ofreces, es siempre algo para realizarme en mi existencia. Esto tengo que aprenderlo a ver y únicamente se logra a base de la penitencia interior. No hay otro camino.

Que esta Cuaresma nos permita introducirnos un poco en este camino, en búsqueda interior del encuentro con Cristo; en esfuerzo interior por encontrarnos con el Señor, conscientes de que no hay otro camino sino es el de aprender a hacer de nuestra alma, un alma que busca, sabiendo que va a encontrar. Un alma que toca, sabiendo que le van a abrir.

Forjemos nuestra alma a través de la oración, del sacrificio y de la purificación interior, para encontrar siempre, en todo lo que Dios nos da, al Padre Bueno que da cosas buenas a quienes se las piden.




Autor: P. Cipriano Sánchez LC | Fuente: Catholic.net

martes, 28 de febrero de 2012

El Papa advirtió sobre ‘analfabetismo religioso’

Ciudad del Vaticano, 24 Feb. 12 (AICA) El Santo Padre mantuvo ayer, en el aula Pablo VI, un encuentro con los párrocos y sacerdotes de la diócesis de Roma, de la que es obispo. Tras la lectura dun fragmento de la carta de San Pablo a los efesios, Benedicto XVI explicó que la primera llamada que recibieron los sacerdotes es la del bautismo; la segunda, la vocación de pastores al servicio de Cristo.

“La primera de las virtudes –dijo el Santo Padre-, que debe acompañar la vocación, según señala San Pablo, es la humildad. Lo contrario de la humildad es la soberbia, raíz de todos los pecados. La soberbia es arrogancia, quiere sobre todo poder, apariencia no tiene intención de agradar a Dios, sino de agradarse a sí mismo, de ser aceptado e incluso venerado por los demás. Pone el 'yo' en el centro del mundo: se trata del 'yo' soberbio que todo lo sabe. Ser cristiano quiere decir superar esta tentación originaria, que está en el núcleo del pecado original: ser como Dios, pero sin Dios”.

La falta de humildad destruye la unidad del Cuerpo de Cristo. Asimismo, la unidad no puede crecer sin el conocimiento de la fe: “Un gran problema de la Iglesia actual es la falta de conocimiento de la fe, el 'analfabetismo religioso'. Con este analfabetismo no podemos crecer”.

“Por eso, continuó el Papa, debemos reapropiarnos de los contenidos de la fe, no como un paquete de dogmas y mandamientos, sino como una realidad única que se revela en toda su profundidad y belleza. Debemos hacer lo posible por actuar una renovación catequística, para que la fe sea conocida, de modo que Dios sea conocido, Cristo sea conocido, la verdad sea conocida y crezca la unidad en la verdad”.

En este punto, Benedicto XVI advirtió que no se puede vivir en una “niñez de la fe”: muchos fieles fueron más allá de la primera catequesis, con lo que “no pueden exponer como adultos, con competencia y convicción profunda, la filosofía de la fe, la gran sabiduría, la racionalidad de la fe” para iluminar a los demás.

Es por ello necesaria una “fe adulta”, que no quiere decir, como se ha entendido en los últimos decenios, emancipada del Magisterio de la Iglesia; cuando se abandona el Magisterio, el resultado es “la dependencia de las opiniones del mundo, de los dictados de los medios de comunicación”.

“Por el contrario, la auténtica emancipación consiste en liberarse de estas opiniones, en la libertad de los hijos de Dios. “Debemos rezar mucho al Señor para que nos ayude a emanciparnos y a ser libres en este sentido, con una fe realmente adulta que pueda ayudar también a los demás a llegar a la verdadera perfección en comunión con Cristo”.

“Hoy, el concepto de verdad está bajo sospecha, porque se asocia al de violencia. Lamentablemente, en la historia hubo episodios en los que se trataba de defender la verdad con la violencia. Sin embargo, las dos son contrarias. La verdad no se impone con otros medios que no sean ella misma”.

“Puede llegar solo mediante su propia luz. Pero tenemos necesidad de la verdad. Sin verdad, nos quedamos ciegos en el mundo, no tenemos un camino, El gran don de Cristo es precisamente que vemos el rostro de Dios y conocemos el fondo, lo esencial de la verdad en Cristo”.

“Donde está la verdad, nace la caridad -afirmó el Papa para terminar-. Gracias a Dios, podemos verlo a lo largo de los siglos: a pesar de los hechos negativos, los frutos de la caridad estuvieron siempre presentes en la cristiandad, y están también presentes hoy. Lo vemos en los mártires, en tantas monjas, frailes y sacerdotes que sirven humildemente a los pobres, los enfermos, que son presencia de la caridad de Cristo. Y son así el gran signo de que aquí está la verdad”.
 
Fuente: AICA

miércoles, 22 de febrero de 2012

¿Qué es la Cuaresma?

La Cuaresma es el tiempo litúrgico de conversión, que marca la Iglesia para prepararnos a la gran fiesta de la Pascua. Es tiempo para arrepentirnos de nuestros pecados y de cambiar algo de nosotros para ser mejores y poder vivir más cerca de Cristo.

La Cuaresma dura 40 días; comienza el Miércoles de Ceniza y termina antes de la Misa de la Cena del Señor del Jueves Santo. A lo largo de este tiempo, sobre todo en la liturgia del domingo, hacemos un esfuerzo por recuperar el ritmo y estilo de verdaderos creyentes que debemos vivir como hijos de Dios.

El color litúrgico de este tiempo es el morado que significa luto y penitencia. Es un tiempo de reflexión, de penitencia, de conversión espiritual; tiempo de preparación al misterio pascual.

En la Cuaresma, Cristo nos invita a cambiar de vida. La Iglesia nos invita a vivir la Cuaresma como un camino hacia Jesucristo, escuchando la Palabra de Dios, orando, compartiendo con el prójimo y haciendo obras buenas. Nos invita a vivir una serie de actitudes cristianas que nos ayudan a parecernos más a Jesucristo, ya que por acción de nuestro pecado, nos alejamos más de Dios.

Por ello, la Cuaresma es el tiempo del perdón y de la reconciliación fraterna. Cada día, durante toda la vida, hemos de arrojar de nuestros corazones el odio, el rencor, la envidia, los celos que se oponen a nuestro amor a Dios y a los hermanos. En Cuaresma, aprendemos a conocer y apreciar la Cruz de Jesús. Con esto aprendemos también a tomar nuestra cruz con alegría para alcanzar la gloria de la resurrección.

40 días

La duración de la Cuaresma está basada en el símbolo del número cuarenta en la Biblia. En ésta, se habla de los cuarenta días del diluvio, de los cuarenta años de la marcha del pueblo judío por el desierto, de los cuarenta días de Moisés y de Elías en la montaña, de los cuarenta días que pasó Jesús en el desierto antes de comenzar su vida pública, de los 400 años que duró la estancia de los judíos en Egipto.

En la Biblia, el número cuatro simboliza el universo material, seguido de ceros significa el tiempo de nuestra vida en la tierra, seguido de pruebas y dificultades. La práctica de la Cuaresma data desde el siglo IV, cuando se da la tendencia a constituirla en tiempo de penitencia y de renovación para toda la Iglesia, con la práctica del ayuno y de la abstinencia. Conservada con bastante vigor, al menos en un principio, en las iglesias de oriente, la práctica penitencial de la Cuaresma ha sido cada vez más aligerada en occidente, pero debe observarse un espíritu penitencial y de conversión.

Fuente: ACI Prensa

miércoles, 15 de febrero de 2012

La fe hay que vivirla en la comunidad eclesial

Santa Fe, 14 Feb. 12 (AICA) El arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz, monseñor José María Arancedo, recordó que la Cuaresma es “tiempo de ahondar el sentido de la fe para vivir más plenamente nuestra vocación cristiana. Es tiempo de escucha de la Palabra, de oración y conversión, de privaciones y caridad, como de una espera confiada en la alegría de la Pascua que da certeza a nuestro caminar. No somos peregrinos hacia algo incierto, somos testigos de una Vida Nueva que se nos ha dado en Cristo. La meta siempre será llegar: ‘al estado de hombre perfecto y a la madurez que corresponde a la plenitud de Cristo’”.

“La tarea de nuestro crecimiento espiritual necesita de esta referencia a Jesucristo como don de Dios, pero también de la obra y el esfuerzo de nuestro trabajo. Ni voluntarismos ni espiritualismos, sino compromiso desde la fe con la presencia viva de Jesucristo que nos transforma por la fuerza del Espíritu Santo. Comprender esta relación entre el don recibido y nuestra tarea, nos aleja de toda utopía constructivista que nos hace pequeños dioses, como de toda actitud que no valora la obra del hombre. Dios no ocupa el lugar del hombre, lo ilumina y lo eleva con su gracia”, explicó en su mensaje de Cuaresma.

El prelado sostuvo que “la fe, que nos descubre en esa relación filial y personal con Dios, nos muestra nuestra grandeza y posibilidades. Por ello, un verdadero humanismo al hablarnos de la dimensión espiritual del hombre nos debe hablar, también, de la importancia del esfuerzo personal como de las necesarias condiciones que permitan su realización”.

“En este marco -indicó- se comprende el significado del bien común que es: ‘el conjunto de condiciones de la vida social que hacen posible a las asociaciones y a cada uno de sus miembros el logro más pleno y más fácil de la propia perfección’. Desde esta perspectiva podemos hablar de la correcta relación de lo religioso con lo político o social. Lo religioso, como parte de la dimensión espiritual del hombre, necesita del ámbito de lo público para su realización. No hablamos de un privilegio sino de un derecho”.

Tras referirse al Año de la Fe, que comenzará el próximo 11 de octubre y concluirá el 24 de noviembre de 2013, solemnidad de Cristo Rey, destacó que “su finalidad tiene un profundo sentido personal de conversión pero es, además, un fuerte llamado a vivir esa misma fe en su apertura misionera: ser puertas creíbles de la fe. Esto me lleva a plantear el tema de la vivencia de la fe en lo concreto de cada comunidad”.

El arzobispo santafesino indicó que “la fe es un don que debemos agradecer y cuidar”, y consideró que para hacerlo hay que “prestar atención a este tema es el primer acto de responsabilidad cristiana. No niego que sea importante cuidar nuestra salud e imagen física, pero también debe ser una preocupación nuestra vida de fe. Ambas merecen nuestra atención. Lo primero que les diría es algo simple, pero que hace a nuestra condición de seres creados: a la vida espiritual hay que darle tiempo durante el día, la semana, el mes, incluso el año….”

“¿Cómo hacerlo? Aquí comienza un camino personal que debe jerarquizar nuestro tiempo espiritual y eclesial, pero que nunca deberá disminuir sino iluminar los compromisos propios de mi deber de estado. El primer lugar le corresponde a la Palabra de Dios, ella necesita tiempo y estudio. No es un objeto mágico para nuestra sensibilidad, es una Palabra que llega a nuestro corazón por el camino de la inteligencia. La respuesta a ella es un acto de fe que lleva a la conversión y nos introduce en ese diálogo fecundo con Dios que es la oración. El segundo lugar le corresponde a la vida de oración, que también necesita su tiempo. Finalmente les hablaría de la vida sacramental, como momento único y objetivo de gracia en nuestras vidas. En la participación de la eucaristía y en la frecuencia del sacramento de la reconciliación, la vida de fe se actualiza, se mantiene viva y crece”, puntualizó.

Asimismo, aseguró que “la vida de fe también crece y se cuida, en el ejercicio de la caridad”, al señalar que “ambas se necesitan mutuamente. ¡Cuánta vida de fe se marchita por ausencia de la caridad, y cuánto ejercicio de la caridad se vuelve hueco e infecundo por falta de fe!”

Monseñor Arancedo explicó por qué tituló su mensaje de Cuaresma: “Vivir la fe en la comunidad eclesial”: “La fe católica sólo se puede vivir en la comunión de la Iglesia. La Iglesia no es un agregado a la fe, sino su expresión propia querida por Jesucristo. Somos piedras vivas de un templo del que Él es la piedra fundamental. Ser piedras vivas de este templo es el desafío permanente del cristiano. Jesucristo no nos dejó una idea, nos dejó la Iglesia, es decir, una comunidad concreta asistida por el Espíritu Santo y a la que estamos llamados a participar”.

Por ello, subrayó, “una fe que no se haga presencia y compromiso en la vida de la comunidad termina debilitándose, porque no responde al designio de templo vivo del que nos habla Jesucristo. A este aspecto eclesial de la fe siempre lo debemos examinar. Cuántos cristianos profesan su fe y la viven en sus prácticas religiosas, pero cuánta debilidad presentan sus comunidades. ¡Qué distancia con la letra y el espíritu de la carta que nos envió el Santo Padre!”.



Fuente: AICA