miércoles, 16 de mayo de 2012

En el amor de Cristo se forja una comunidad de amor

Puerto Iguazú (Misiones), 15 May. 12 (AICA) “Al amor cristiano lo llamamos también `caridad´ y la `caridad´ procede de Dios”, manifestó el obispo de Puerto Iguazú, monseñor Marcelo Raúl Martorell, al comienzo de la homilía del último domingo.

“El amor divino precede a todo amor humano y se adelanta a toda acción humana: en esto está el amor, no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que El nos amó primero”, aseguró el prelado y añadió que “el hombre por sí solo no es capaz de amar, al menos con el amor cristiano. Es Dios quien amándolo le da no solamente la existencia sino que además le perdona su pecado entregándole en su Hijo Jesús la plenitud del amor”.

“Dios – dijo el obispo- coloca el sello de su amor en el corazón del hombre y por la acción del Espíritu Santo lo conduce en Cristo a amar a los demás con ese amor que siempre construye y edifica la vida, un amor casi inentendible por los hombres, pues es donación total de todo el ser a amigos y enemigos, a todos, inclusive a los que nunca le retribuirán ese gesto de amor”.

“Jesús nos ama, con el amor con que es amado por su Padre y quiere que sus discípulos se amen entre sí, con el mismo amor con el que nos amó. Así nos convertimos en sus amigos. Somos amigos del Señor por el amor que nos profesamos. Y ante esto deberíamos preguntarnos: ¿cómo ha de ser este amor?”, afirmó el pastor de Puerto Iguazú.

Monseñor Martorell señaló que en el amor de Cristo forjamos una comunidad de amor, distinta a todas las demás “pues todos llegamos a ser hermanos viviendo los unos para los otros, rompiendo todo egoísmo y personalismo y teniendo principios fundados en el amor cristiano que nos permite llevar al mundo un mensaje permanente de amor y esperanza”.

El prelado llamó a cristianizar al “mundo relativista, sin principios permanentes, sin Dios, sin familia, sin patria. Un mundo globalizado que se comunica sólo en el dinero y en los males que destruyen el espíritu y el cuerpo del hombre” y agregó que “debemos llevar un mensaje renovado en el amor y en la esperanza cristiana que no pasan. Y sólo quien vive en el amor, puede dar al mundo el fruto precioso del amor y amar con la medida de Jesús”. 
Fuente: AICA

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