Puerto Iguazú (Misiones), 21 Dic. 10 (AICA) "El misterio de Cristo es uno, comienza en Belén y culmina en la Pascua; pero la Navidad ilumina la Pascua y todo el misterio de Cristo en cuanto nos revela los orígenes y la naturaleza del que morirá en la cruz para la salvación del mundo; es el Hijo de Dios, el Verbo Encarnado”, dijo el obispo de Puerto Iguazú, monseñor Marcelo Raúl Martorell, en su homilía del domingo previo a la Navidad.
Al respecto, afirmó que “vivir la Navidad es vivir todo el misterio de Cristo y recibir la gracia de prepararse de todo corazón para renacer con Cristo a una vida nueva” y que “después de la Navidad somos hombres nuevos que tenemos una vida nueva para ser vivida con intensidad en la gracia y los sacramentos”. Por eso advirtió: “No nos permitamos hacer de la navidad una fiesta más que tradicionalmente festejamos, ni menos aún una fiesta pagana. Hagamos de ella lo que ella es y significa: el recuerdo vivo del nacimiento de Jesús, y con él, el nacimiento de una vida nueva que se centra en la esperanza de un mundo mejor”.
Por último, exhortó a reavivar “nuestra fe en el Señor del cielo y de la tierra” y a renovar “en nuestros corazones la alegría de sabernos hombres y mujeres nuevos, jóvenes y niños con la esperanza puesta en que Jesús que nace hará renacer en nuestros corazones y en nuestras mentes el deseo y la esperanza de un mundo mejor, del cual con Jesús podemos cambiar, un mundo pacifico en la construcción de un amor que no se desgasta por el tiempo, que cada día podemos hacer florecer con más fuerza”.
Al respecto, afirmó que “vivir la Navidad es vivir todo el misterio de Cristo y recibir la gracia de prepararse de todo corazón para renacer con Cristo a una vida nueva” y que “después de la Navidad somos hombres nuevos que tenemos una vida nueva para ser vivida con intensidad en la gracia y los sacramentos”. Por eso advirtió: “No nos permitamos hacer de la navidad una fiesta más que tradicionalmente festejamos, ni menos aún una fiesta pagana. Hagamos de ella lo que ella es y significa: el recuerdo vivo del nacimiento de Jesús, y con él, el nacimiento de una vida nueva que se centra en la esperanza de un mundo mejor”.
Por último, exhortó a reavivar “nuestra fe en el Señor del cielo y de la tierra” y a renovar “en nuestros corazones la alegría de sabernos hombres y mujeres nuevos, jóvenes y niños con la esperanza puesta en que Jesús que nace hará renacer en nuestros corazones y en nuestras mentes el deseo y la esperanza de un mundo mejor, del cual con Jesús podemos cambiar, un mundo pacifico en la construcción de un amor que no se desgasta por el tiempo, que cada día podemos hacer florecer con más fuerza”.
Fuente: AICA
No hay comentarios:
Publicar un comentario