viernes, 10 de septiembre de 2010

Salvados tres israelíes gracias a órganos de un niño palestino



JERUSALÉN, viernes 10 de septiembre de 2010 (ZENIT.org).- Tres personas se han beneficiado en Israel de la posibilidad de una nueva vida después de que la familia de un niño palestino fallecido en accidente donara su hígado y sus pulmones, informó el diario israelí Yedioth Aharonot este miércoles 8 de septiembre.

La noticia ha sido relanzada por el Consejo representativo de las instituciones judías de Francia (CRIF), recordando que los beneficiarios de estos trasplantes llevados a cabo con éxito están actualmente hospitalizados y convalecientes.

Tras el accidente, la familia del niño, de tres años, lo llevó inmediatamente a un hospital local y, desde allí, fue trasladado al hospital Hadassah Ein Karem de Jerusalén.

El niño recibió asistencia y los médicos lucharon por salvar su vida. Permaneció hospitalizado durante una semana, pero su estado de salud continuó empeorando y finalmente falleció el jueves 1 de septiembre.

A pesar de esta tragedia, sus padres aprobaron una donación de órganos, que ha salvado la vida de tres personas, entre ellas un pequeño israelí de cinco años que necesitaba un trasplante de hígado urgentemente.

Hoy, este niño está hospitalizado en la Unidad de Cuidados Intensivos del hospital Schneider. Su estado de salud es estable.

Paralelamente, se trasplantó un pulmón a una niña de siete años y medio que padecía una enfermedad pulmonar. El otro pulmón fue trasplantado a un hombre de 55 años.

"Mi hijo había llegado a un estado en que era imposible salvarlo", declaró Moussa Salhut, el padre del pequeño fallecido.

"Estamos contentos de verlo revivir en otras personas, independientemente del hecho de que sean árabes o judías", destacó.

"No hay diferencia cuando se trata de salvar la vida -añadió-. En la tristeza de nuestra pérdida, estamos encantados de haber podido salvar vidas".

martes, 7 de septiembre de 2010

Futura carta municipal garantizará la vida desde la concepción

Posadas (Misiones), 7 Set. 10 (AICA) Los catorce convencionales constituyentes que trabajan en la reforma de la Constitución Municipal de la ciudad de Posadas resolvieron, por unanimidad, incluir en el Preámbulo de esa carta orgánica, el deber positivo del Municipio para garantizar la “protección de la persona desde la concepción”.

La nueva carta orgánica municipal tendrá cuerpo normativo constitucional el próximo 8 de noviembre, al conmemorarse los 140 años de la fundación de la ciudad.

La iniciativa de incluir ese párrafo en el Preámbulo fue del convencional constituyente, doctor Raúl Alberto Dalmau, representante del partido Justicialista, quien además es secretario ejecutivo de la Junta Diocesana de Catequesis de Posadas y prosecretario de la Junta Regional de Catequesis del Nordeste (NEA).

Tras amplios y profundos debates, la propuesta del edil fue finalmente sancionada por unanimidad de los convencionales.

La inclusión de ese párrafo en el Preámbulo tiene, aseguran, “relevancia jurídica e institucional”, dado que éste “define la filosofía política e institucional del ordenamiento jurídico de la ciudad; que luego servirá de fundamento al articulado de las ordenanzas, decretos y actos administrativos, por parte del poder constituido”.

“Cabe señalar que frente a quienes pretenden impulsar la cultura de la muerte, hoy podemos decir que desde estas tierras pretendemos apostar enfáticamente a la defensa de la vida, más aún cuando la protección de la persona humana desde la concepción, es una posición sostenida universalmente”, aseguró el concejal.

El edil reconoció que este tema “quizás no ocupe los titulares de diarios y medios nacionales, pero desde aquí, queremos decir que la vida humana desde la concepción debe ser protegida por todos los ciudadanos y especialmente por el Estado Municipal”.

“Ello en función de que -recordó- es precisamente la organización de las ciudades, el primer nivel de contacto de los ciudadanos con el Estado. El intendente y los concejales son los primeros receptores de las demandas sociales y, por ello, principales responsables de garantizar la respuesta inmediata a sus necesidades básicas”.

Al fundamentar la reforma histórica, Dalmao consideró que “es mucho lo que queda por delante en materia de educación y prevención, como así también de contención, cuidado y asistencia de la madre y su grupo familiar; pero resulta fundamental poner cada cosa en su lugar, la vida está sobre todo otro derecho, y debe ser protegida por los ciudadanos y por el Estado, este último como garante de los derechos fundamentales delegados por la organización política”.
Fuente: AICA

Cambiar el rumbo: Escuchar al Señor!!

Hoy les trascribo la primera lectura, que me parece que viene muy bien en estos tiempos, ya que tantos que se hacen llamar "catolicos" hacen y dicen cada barbaridad, respecto a por ejemplo, el "matrimonio" gay, el aborto, los gays, etc, etc!!

Hermanos estamos siendo llamados a evangelizar (Anunciar la buena noticia) con el ejemplo! en el día a día!! en el trabajo, en la facultad, en la FAMILIA, en el barrio, con el vecino!! Seamos COHERENTES!! El Señor nos llama al AMOR!!  amor entre hermanos, en el trabajo, etc!! No nos engañemos, o sos o nos sos Cristiano!! Sos o no sos CATOLICO?? A los tibios el Señor vomita!! Gocemos del Señor AHORA!! Pidamos la GRACIA de cambiar, de darnos cuenta lo que estamos haciendo MAL... la gracia de ser coherentes.. deemosle permiso a Jesús de que nos moldee como Dios nos tenia planeado!! Que seamos esas criaturas que el pensó antes de que existieramos!! Porque somos inutiles, sin Dios no somos NADA!! Todo lo bueno que hacemos (a los ojos de Dios) lo hacemos por gracia de El. Reflexionemos, ya listo!! dejemonos de rodeos. Sino para cuando?? Es ahora, ya!! Pidamos a Dios que nos saque de nuestro propio INFIERNO!! Estamos juntos, no estas solo/a, El Señor está con nosotros. AMEN!

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto (1Cor 6, 1-11).

Hermanos: ¿Cómo es posible que cuando uno de ustedes tiene algún conflicto con otro, se atreve a reclamar justicia a los injustos, en lugar de someterse al juicio de los santos? ¿No saben ustedes que los santos juzgarán al mundo? Y si el mundo va ser juzgado por ustedes, ¿cómo no van a ser capaces de juzgar asuntos de mínima importancia? ¿Ignoran que vamos a juzgar a los mismos ángeles? Con mayor razón entonces, los asuntos de esta vida. ¡Y pensar que cuando ustedes tienen litigios, buscan como jueces a los que no son nadie para la Iglesia! Lo digo para avergonzarlos: ¡por lo visto, no hay entre ustedes ni siquiera un hombre sensato, que sea capaz de servir de árbitro entre sus hermanos! ¡Un hermano pleitea con otro, y esto, delante de los que no creen! Ya está mal que haya litigios entre ustedes: ¿Por qué no prefieren sufrir la injusticia? ¿Por qué no prefieren ser despojados? Pero no, ustedes mismos son los que cometen injusticias y defraudan a los demás, ¡y esto entre hermanos! ¿Ignoran que los injustos no heredarán el Reino de Dios? No se hagan ilusiones: ni los inmorales, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los homosexuales, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los difamadores, ni los estafadores heredarán el Reino de Dios. Algunos de ustedes fueron así, pero ahora han sido purificados, santificados y justificados en el Nombre de nuestro Señor Jesucristo y por el Espíritu de nuestro Dios.

Palabra de Dios.

lunes, 6 de septiembre de 2010

Lo que dura para siempre

¿Ves aquella estrella que brilla en lo más alto del cielo? Pues ya no existe. Quizá desapareció hace millones de años. Lo que ahora nos llega es la luz de un astro que fue muy hermoso, que pertenece al pasado: ya no está en ningún sitio.

“¿Ya no existe? Pero si la vemos...” Tienes razón, pero hay cosas que vemos y que no existen, y hay cosas que no vemos pero que sí existen. Como las estrellas que ahora se forman en lugares muy lejanos de la Tierra y que no han sido todavía observadas por los astrónomos, porque no ha llegado su luz hasta nosotros.

Los hombres somos así: nos gusta creer en aquello que vemos. A la vez, muchas veces no somos capaces de reconocer lo que no vemos.

Hay, además, realidades que son invisibles, pero más duraderas, más hermosas, más profundas, que las estrellas, el dinero, el poder, la belleza física, la fama, el placer.

El dinero se acaba, o se invierte mal. Incluso a veces nos arruina, pues permite dar rienda a caprichos que pueden destruirnos. El poder aguanta mientras uno está sano o tiene fuerza o tiene dinero o goza del apoyo de otros “poderosos” (tan débiles como uno, tan frágiles como una planta de trigo). La belleza se pierde: el o la modelo de hoy será mañana un recuerdo del pasado, quizá conservado en miles de fotografías, pero no por ello menos lleno de achaques y de penas.

La fama es igual: pasajera como el viento. Dura un tiempo, tal vez años. Luego, todo termina. Los aplausos cesan, las primeras páginas de los periódicos se fijan en otras caras, los comentarios miran a otro lado. El “famoso” queda arrinconado en las listas del olvido.

Y el placer, ¿hay algo más frágil que el placer? Hoy muchos se llenan de emociones con un vaso de cerveza, con una aventura erótica barata, con el frenesí de la discoteca del fin de semana. Luego, un dolor de cabeza, un extraño sentimiento de vacío, la pena de no haber aprovechado el tiempo en otras cosas que “duran” más, en amores que rompen el desgaste del tiempo.

¿Hay algo que siempre dure, que no acabe? ¿Hay algo que sea más profundo que los placeres, más firme que la fama, más próspero que la riqueza, más brillante que las estrellas remotas?

En nuestros corazones descubrimos que late un espíritu, un alma inmortal. Capaz de conocer y de amar sin límites, capaz de darse y de imitar la vida del Dios que sabemos es bueno porque su esencia consiste en amar.

Hemos sido hechos más grandes que las estrellas, más ricos que el oro, más hermosos que la belleza de los campos, más profundos que las inmensidades del océano. Hemos sido hechos poco inferiores a los ángeles (cf. Sal 8,6). Grandes porque en nosotros quedó impresa la imagen y semejanza de Dios. Grandes porque el Amor nos sacó de la nada y nos llamó a vivir cada día enamorados.

Las estrellas mueren poco a poco, quizá incluso tras millones de años de hermosura. Mi espíritu y el tuyo son indestructibles, llamados a vivir eternamente. Vale la pena cuidar ese tesoro recibido, vale la pena cualquier esfuerzo para llegar a la vida verdadera: la vida de quien se deja amar por Dios y empieza a amar a Quien le ama y a sus hermanos.



Autor: P. Fernando Pascual LC | Fuente: Catholic.net