VATICANO, 08 Ago. 10 / 09:11 am (ACI) Al presidir este mediodía el rezo del Ángelus dominical (hora local) en el Palacio Apostólico de Castel Gandolfo, el Papa Benedicto XVI explicó, a partir del Evangelio de hoy, que el cristiano debe vivir de acuerdo a la lógica de Dios, que es la lógica del amor que invita a usar las cosas sin egoísmo y sin "sed de dominio", viviendo la esperanza y la vigilancia ante la venida del Señor.
El Santo Padre señaló que el Evangelio de hoy "continua con el discurso de Jesús a sus discípulos sobre el valor de la persona a los ojos de Dios y la inutilidad de las preocupaciones terrenas. No se trata de un elogio al desinterés sino más bien de escuchar la invitación de Jesús: ‘Tranquilizaros, pequeño rebaño, porque es decisión de vuestro Padre reinar sobre vosotros’".
"Nuestro corazón se abre a una esperanza que ilumina y anima la existencia concreta: tenemos la certeza de que el Evangelio no es solamente una comunicación de cosas que se pueden saber, sino una comunicación que produce hechos que cambian la vida. La puerta oscura del tiempo, del futuro, ha sido abierta de par en par. Quien tiene esperanza, vive diversamente, porque se le ha dado una vida nueva", dijo el Papa.
"Como leemos en la liturgia de este domingo, en la carta a los hebreos, Abraham ingresa con el corazón confiado en la esperanza que Dios le abre: la promesa de una tierra y de una descendencia numerosa y parte sin saber donde ir, confiando sólo en Dios".
Benedicto XVI explicó luego que "también Jesús, en el Evangelio de hoy a través de tres parábolas, ilustra como la espera en el cumplimiento de la ‘beata esperanza’ debe empujar aún más a una vida intensa, rica de obras buenas: ‘Vende lo que posees y dalo en limosna, haced bolsas que no envejecen, y tendrás un tesoro seguro en los cielos, donde el ladrón no llega y el gusano no consume’. Es una invitación a usar las cosas sin egoísmo, sin sed de posesión o de dominio, sino según la lógica de Dios, que es la lógica de la atención por el otro, la lógica del amor".
Seguidamente Benedicto XVI recordó algunos santos a quienes puso como ejemplo de esta manera de vivir la vida con esperanza y vigilancia: Santo Domingo de Guzmán, fundador de los dominicos a quien la Iglesia recuerda hoy; Santa Clara de Asís, fundadora de las Clarisas, a quien la Iglesia recordará el miércoles; San Lorenzo, diácono mártir del siglo III.
También se refirió a Santa Teresa Benedicta de la Cruz, Edith Stein, y a San Maximiliano Kolbe, quienes se entregaron a Dios durante el complicado tiempo de la Segunda Guerra Mundial, "sin perder nunca de vista la esperanza, al Dios de la vida y el amor".
En su saludo en español el Papa dijo: "queridos hermanos: espera y vigilancia son dos características fundamentales de la vida cristiana, que está abierta a la eternidad.
En el evangelio de hoy, el Señor nos exhorta a estar vigilantes y en tensión anhelante y llena de amor ante su venida al fin de los tiempos. Que la participación frecuente en la Eucaristía, en la que Cristo viene cada día a nuestro encuentro, os ayude a intensificar vuestra fe, esperanza y caridad. Feliz domingo".
El Santo Padre señaló que el Evangelio de hoy "continua con el discurso de Jesús a sus discípulos sobre el valor de la persona a los ojos de Dios y la inutilidad de las preocupaciones terrenas. No se trata de un elogio al desinterés sino más bien de escuchar la invitación de Jesús: ‘Tranquilizaros, pequeño rebaño, porque es decisión de vuestro Padre reinar sobre vosotros’".
"Nuestro corazón se abre a una esperanza que ilumina y anima la existencia concreta: tenemos la certeza de que el Evangelio no es solamente una comunicación de cosas que se pueden saber, sino una comunicación que produce hechos que cambian la vida. La puerta oscura del tiempo, del futuro, ha sido abierta de par en par. Quien tiene esperanza, vive diversamente, porque se le ha dado una vida nueva", dijo el Papa.
"Como leemos en la liturgia de este domingo, en la carta a los hebreos, Abraham ingresa con el corazón confiado en la esperanza que Dios le abre: la promesa de una tierra y de una descendencia numerosa y parte sin saber donde ir, confiando sólo en Dios".
Benedicto XVI explicó luego que "también Jesús, en el Evangelio de hoy a través de tres parábolas, ilustra como la espera en el cumplimiento de la ‘beata esperanza’ debe empujar aún más a una vida intensa, rica de obras buenas: ‘Vende lo que posees y dalo en limosna, haced bolsas que no envejecen, y tendrás un tesoro seguro en los cielos, donde el ladrón no llega y el gusano no consume’. Es una invitación a usar las cosas sin egoísmo, sin sed de posesión o de dominio, sino según la lógica de Dios, que es la lógica de la atención por el otro, la lógica del amor".
Seguidamente Benedicto XVI recordó algunos santos a quienes puso como ejemplo de esta manera de vivir la vida con esperanza y vigilancia: Santo Domingo de Guzmán, fundador de los dominicos a quien la Iglesia recuerda hoy; Santa Clara de Asís, fundadora de las Clarisas, a quien la Iglesia recordará el miércoles; San Lorenzo, diácono mártir del siglo III.
También se refirió a Santa Teresa Benedicta de la Cruz, Edith Stein, y a San Maximiliano Kolbe, quienes se entregaron a Dios durante el complicado tiempo de la Segunda Guerra Mundial, "sin perder nunca de vista la esperanza, al Dios de la vida y el amor".
En su saludo en español el Papa dijo: "queridos hermanos: espera y vigilancia son dos características fundamentales de la vida cristiana, que está abierta a la eternidad.
En el evangelio de hoy, el Señor nos exhorta a estar vigilantes y en tensión anhelante y llena de amor ante su venida al fin de los tiempos. Que la participación frecuente en la Eucaristía, en la que Cristo viene cada día a nuestro encuentro, os ayude a intensificar vuestra fe, esperanza y caridad. Feliz domingo".
Fuente: ACI Prensa
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