Pier Giorgio Frassati puede ser considerado como patrono y guía espiritual de la juventud académica, de los jóvenes universitarios de nuestro tiempo.
¡Totalmente inmerso en el misterio de Dios y totalmente dedicado al constante servicio del prójimo, así podemos resumir su vida terrena!
(Juan Pablo II)
CRONOLOGÍA
1901: nace el 6 de Abril en Turín. Infancia entre Turín y Pollone.
1913: el padre es nombrado senador. Estudio en los jesuitas del Instituto Social. Se inscribe en la Compañía del Sacramento y en el Apostolado de la Oración.
1918: se inscribe en la Congregación Mariana y en la Conferencia de San Vicente del Instituto Social.
1919: entra en la Acción Católica (Círculo católico universitario Cesare Balbo). Inicia sus estudios de ingeniero de Minas en el Politécnico de Turín.
1920: el padre es nombrado embajador en Berlín. PG pasa temporadas en Alemania, donde conoce a Karl Sonnenschein y la familia Rahner.
1922: el fascismo llega al poder en Italia. PG participa en la oposición política y cívica al nuevo régimen. Cumple 21 años (mayoría de edad). Terciario dominico.
1923/24: años de estudios, apostolado y amistad. Renuncia al amor de una chica por no contrariar a sus padres.
1925: Año Santo. Boda de su hermana Luciana. Dolor por esta separación y por la situación de sus padres. Renuncia a su vocación de misionero y trabaja en La Stampa. Enfermedad de la abuela Linda. Contrae la poliomielitis y muere el 4 de Julio en Turín.
1990: es beatificado por Juan Pablo II el 20 de Mayo en Roma.
UNA VIDA CORTA E INTENSA.
Nace en Turín el Domingo de Resurrección de 1901, hijo de Adelaida Ametis y de Alfredo Frassati, director del conocido periódico La Stampa. Es educado en un ambiente familiar severo y liberal, junto con su hermana menor, Luciana. Reciben la Primera Comunión en 1910. En 1913 asiste al colegio de los jesuitas, donde inicia la comunión diaria.
Desde pequeño destaca por su amor a los pobres y su preocupación por ayudar a los que lo necesitan. Pese a su buena posición social y económica nunca fue un "hijo de papá", renunciaba a todos sus privilegios y llevaba una vida austera, dedicando lo que ahorraba a los pobres que visitaba; a veces incluso pedía prestado para poder socorrer a los que lo necesitaban.
Los padres no se llevaban bien, pero guardaban las formas exteriormente. Los niños sufrían estas divisiones y distancias. Pese a la confianza con su hermana menor, Pier Giorgio fue siempre un incomprendido en su familia, donde nadie intuía siquiera su profundidad espiritual, su heroísmo y sus sacrificios por los demás y por su propia familia. En numerosas ocasiones PG sacrificó sus gustos personales o incluso su vocación por no crear más tensiones o disgustos a sus padres. Renunció a su gran amor, una chica de su grupo de amigos, porque sabía que sus padres nunca consentirían ese matrimonio y que llevarles la contraria podía acelerar su separación. Asimismo, al acabar su carrera de ingeniero, aunque quería ser misionero, se plegó a la voluntad de su padre, que le impuso un trabajo en La Stampa.
Su intensa vida espiritual, basada en la oración, la comunión diaria, la adoración nocturna y las obras de caridad, le llevó a plantearse su vocación sacerdotal. Sabía que contaba con la oposición de su madre, que se burlaba de los gestos de piedad de su hijo. En su estancia en Alemania, los contactos con los católicos de aquel país, especialmente con el sacerdote Karl Sonnenschein, el "San Francisco de Berlín", le afianzan en el convencimiento de que su vocación es la de laico: Yo lo que quiero es ayudar a la gente y eso lo puedo hacer mejor como laico que como sacerdote; porque en mi país los curas no están tan en contacto con el pueblo como en Alemania. Como ingeniero de minas puedo, dando buen ejemplo, actuar de un modo más eficaz.
Desde 1919 se incorporó a la Acción Católica, participando en congresos y numerosas actividades. La situación política de Italia en esos años le preocupó hondamente; se opuso claramente a la guerra y al fascismo desde sus convicciones cristianas, participando en manifestaciones públicas y siendo detenido varias veces.
Fue un gran deportista, amaba profundamente la montaña y sabía hacer partícipes a sus amigos de este amor por la naturaleza, que de modo espontáneo le llevaba a la alabanza del Creador. Sus excursiones eran a la vez actividades apostólicas, en las que se preocupaba por los más débiles o menos brillantes y donde destacaba siempre por su alegría.
Su capacidad de sacrificio y renuncia se manifestó especialmente en su enfermedad. Contrajo la poliomielitis a la cabecera de un enfermo y mantuvo en secreto su estado para no molestar a su familia, preocupada por la penosa agonía de la abuela. Cuando la abuela murió el 1 de Julio de 1925 era ya demasiado tarde para ayudar a PG, que moría tres días más tarde. Su entierro fue la primera revelación para su familia de la grandeza de PG, ante la gran avalancha de personas desconocidas y humildes que se congregaron para rendirle homenaje. Fue casi el inicio de su proceso de canonización.
JUAN PABLO II HABLA SOBRE PIER GIORGIO
PG nos muestra al vivo lo que realmente significa, para un joven laico, dar una respuesta concreta al "Ven y sígueme". Basta echar una ojeada sobre su vida, que se consumó en apenas 24 años, para entender cuál fue la respuesta que PG supo dar a Jesucristo: fue la de un joven "moderno", abierto a los problemas de la cultura, del deporte (un gran alpinista), a las cuestiones sociales, a los auténticos valores de la vida; y, al mismo tiempo, la de un hombre profundamente creyente, compenetrado con el mensaje evangélico, solidísimo en su carácter, coherente, apasionado en el servicio a los hermanos y consumado en un ardor de caridad que lo llevaba a acercarse a los pobres y a los enfermos. (1980)
Su vocación de laico cristiano se realizaba en sus múltiples compromisos asociativos y políticos, en una sociedad en fermento, indiferente y tal vez hostil a la Iglesia. Con ese espíritu Pier Giorgio supo impulsar los diversos movimientos católicos, a los que se adhirió con entusiasmo, pero sobre todo a la Acción Católica […] En la Acción Católica vivió la vocación cristiana con alegría y orgullo, y se afanó por amar a Jesús y descubrir en Él a los hermanos que encontraba en el camino o buscaba en los lugares de sufrimiento, de marginación, de abandono, para hacerles sentir el calor de su solidaridad humana y el consuelo sobrenatural de la fe en Cristo. (20 de Mayo de 1990)
PALABRAS Y PENSAMIENTOS
El sacrificio: Nuestra vida, para ser cristiana, tiene que ser una constante renuncia, un continuo sacrificio, que no pesa si se considera qué son estos pocos años pasados en el dolor en comparación con la eterna felicidad, donde la alegría no tendrá medida ni fin, donde disfrutaremos de una paz que no se puede imaginar.
La fe: Hay que agarrarse con fuerza a la fe; ¿qué sería sin ella toda nuestra vida? Nada, pasaría inútilmente. La fe que me dio el Bautismo me dice con voz segura: solo no harás nada, pero si tienes a Dios por centro de todos tus actos, llegarás hasta el final.
La montaña: Cuando se hace montañismo hay que ordenar primero la propia conciencia, porque nunca se sabe si se va a volver. Pero todo esto no me asusta y cada vez me gusta más escalar los montes, alcanzar las cimas más difíciles, sentir esa alegría pura que sólo se tiene en la montaña.
Oposición al fascismo: Estoy verdaderamente indignado porque la bandera que tantas veces, aunque indigno, he llevado en los cortejos religiosos la has sacado tú al balcón para homenajear al que destruye las Obras Pías, al que no pone freno a los fascistas ni impide que se mate a ministros de Dios, etc. y deja que se hagan otras porquerías, e intenta cubrir estas fechorías poniendo el crucifijo en las escuelas… (1923)
La alegría: Me preguntas si estoy alegre; ¿cómo podría no estarlo? Mientras la fe me dé fuerzas, siempre estaré alegre. Un católico no puede no estar alegre, la tristeza tiene que estar prohibida para las almas de los católicos; el dolor no es la tristeza, que es una enfermedad peor que cualquier otra. Esa enfermedad está casi siempre producida por el ateísmo, pero el fin para el cual hemos sido creados nos indica el camino, aunque esté sembrado de espinas; no es un camino triste, es alegre aun a través del dolor. (1925)
¿Cómo va tu vida? La mía, como puedes juzgar por la introducción, atraviesa el período tal vez más agudo de una grave crisis, y precisamente en este momento mi hermana está lejos y me tocará a mí tener que estar alegre en casa y disimular la tristeza que me producen las muchas contrariedades que me rodean. Alegre exteriormente lo estaré siempre, aunque sólo será para demostrar a los compañeros nuestra convicción de que el ser católicos significa ser jóvenes alegres, pero, cuando esté solo, daré rienda suelta a mi tristeza. (1925)
El dolor: Los dolores humanos nos afectan; pero si se los considera bajo la luz de la religión, y por lo tanto de la resignación, no son nocivos, sino saludables, porque purifican al alma de las pequeñas, pero inevitables manchas con las que los hombres, por nuestra naturaleza pequeña, nos ensuciamos.(1925)
Los pobres: Lo importante es que no olvides nunca que, aunque la casa sea sórdida, tú te acercas a Cristo. Recuerda siempre lo que ha dicho el Señor: El bien que haces a los pobres es el que me haces a mí. Alrededor del enfermo, del miserable, alrededor del desgraciado, yo veo una luz especial que nosotros no tenemos.Ver a diario la fe con la que muchas veces las familias soportan los dolores más tremendos, el sacrificio constante que hacen, y que todo esto lo hagan por amor de Dios, nos hace muchas veces plantearnos este pensamiento: Yo, que he recibido tantas cosas de Dios, siempre he sido tan negativo, tan malo, mientras que ellos, que no han sido privilegiados como yo, son infinitamente mejores que yo. Y así llegamos a hacer el propósito, en conciencia, de seguir cada vez más el camino de la Cruz, único que nos lleva a la Salvación eterna.
El estudio: Sin una buena preparación profesional el apostolado no es eficaz.
A los jóvenes: Aprended a ser más fuertes de espíritu y de músculos; si lo sois así, seréis verdaderos apóstoles de la fe de Dios.
Fuente: www.archimadrid.es
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