miércoles, 28 de marzo de 2012

Aborto: Destacan pronunciamiento de la Academia de Medicina

Academia Nacional de Medicina
La Sociedad Argentina de Etica y Moral Médica y Biológica (SAEMB) destacó el pronunciamiento en contra del aborto realizado por la Academia Nacional de Medicina (ANM), que además respaldó la objeción de conciencia a efectuar esa práctica por parte de los profesionales médicos.

En este sentido, reprodujo la información relativa a la declaración de la entidad civil advirtiendo que “nada bueno puede derivarse de la sociedad cuando se elije la muerte como solución”.

La Academia Nacional de Medicina (ANM) se expresó en contra del aborto, en una declaración difundida en los últimos días y aprobada por el consejo plenario de la entidad reunido el 30 de septiembre.

De acuerdo al documento, también apoya la llamada "objeción de conciencia" de aquellos profesionales que se niegan, por cuestiones éticas o religiosas, a practicar una interrupción de embarazo.

El texto, que lleva la firma del presidente de la entidad, Juan M. Ghirlanda, sostiene: "La salud pública argentina necesita de propuestas que cuiden y protejan a la madre y a su hijo, la vida de la mujer y la del niño por nacer. La obligación médica es salvar a los dos, nada bueno puede derivarse de la sociedad cuando se elije la muerte como solución".

Con respecto al crecimiento de este tipo de intervenciones de manera clandestina, el documento sostiene que frente a este problema sanitario "corresponde a las autoridades tomar las mejores medidas preventivas y curativas sin vulnerar el derecho humano fundamental a la vida y el de los profesionales médicos a respetar sus convicciones".

"La ANM considera que el niño por nacer, científica y biológicamente, es un ser humano cuya existencia comienza al momento de su concepción", continúa el texto. Y agrega: "Desde el punto de vista jurídico, es un sujeto de derecho, como lo reconocen la Constitución Nacional, los tratados internacionales anexos y los distintos códigos nacionales y provinciales de nuestro país. Destruir a un embrión humano significa impedir el nacimiento de un ser humano".

En tanto, la academia también se expresó en el marco de la discusión sobre la posibilidad de que un profesional se niegue a practicar la interrupción de un embarazo basado en cuestiones estrictamente personales. "El derecho a la objeción de conciencia implica no ser obligado a realizar acciones que contrarían convicciones éticas o religiosas del individuo", subraya.

Finalmente, el documento cierra: "El pensamiento médico a partir de la ética hipocrática ha defendido la vida humana como condición inalienable desde la concepción. Por lo que la Academia Nacional de Medicina hace un llamado a todos los médicos del país a mantener la fidelidad a la que un día se comprometieron bajo juramento".

La Academia Nacional de Medicina es una entidad civil sin fines de lucro dedicada a la investigación científica. Uno de sus objetivos es "fomentar la dignidad y la ética en el ejercicio profesional".
 
Fuente: AICA

jueves, 15 de marzo de 2012

Delito y tragedia no se reparan con el asesinato a un inocente

Mar del Plata (Buenos Aires), 14 Mar. 12 (AICA) ¿Es solución eliminar la vida inocente? ¿No es manifiesta injusticia? ¿Es tan inocuo abortar, aún desde el punto de vista psicológico? Un delito y una tragedia no se solucionan ni reparan con la supresión de una vida inocente, que sin duda es una persona humana indefensa. La realidad muestra que la mujer a futuro no queda liberada del mal padecido por elegir este camino”, aseguró el obispo de Mar del Plata, monseñor Antonio Marino, al referirse al fallo de la Corte Suprema de Justicia, en el que se declaran no punibles los abortos provocados en caso de violación.

Texto de la declaración
Ante el fallo de la Suprema Corte, donde se declaran no punibles los abortos provocados en caso de violación, el foco de atención debe estar puesto al mismo tiempo en la mujer violada y el niño por nacer.

El hecho de que exista una violación es delito que debe ser sancionado en el culpable, no en el niño que es inocente.

Al mismo tiempo el daño moral provocado en la mujer violada debe ser adecuadamente atendido, con un amplio operativo de contención psicológica y espiritual. Hoy existen, un poco en todas partes, instituciones que se encargan de esto con eficiencia y gratuidad, brindando asistencia integral (médicos, psicólogos, abogados, asistentes sociales…). Las tenemos dentro de la Iglesia: “Gravida”, “Ain Karem”.

¿Es solución eliminar la vida inocente? ¿No es manifiesta injusticia? ¿Es tan inocuo abortar, aún desde el punto de vista psicológico? Un delito y una tragedia no se solucionan ni reparan con la supresión de una vida inocente, que sin duda es una persona humana indefensa. La realidad muestra que la mujer a futuro no queda liberada del mal padecido por elegir este camino.
Fuente: AICA

martes, 13 de marzo de 2012

Mons. Aguer propone un ayuno tecnológico para la Cuaresma

La Plata (Buenos Aires), 13 Mar. 12 (AICA) El arzobispo de La Plata, monseñor Héctor Aguer, destacó la importancia del ayuno en el tiempo litúrgico de Cuaresma, al señalar que puede sonar un poco extraña para la sociedad contemporánea pero era una práctica muy fuerte en la antigüedad.

“Las primeras generaciones cristianas unían incluso el ayuno a la vigilia, a la privación de sueño, especialmente en los ambientes ascéticos y sobre todo en estos períodos particularmente penitenciales”, subrayó en su reflexión semanal en televisión.

Tras explicar que “el ayuno significaba introducir un elemento que llamara la atención, que despegara a la gente del ritmo de vida habitual”, recordó que ya “el Papa León el Grande, a principios del Siglo V decía en cuanto al ayuno cuaresmal que lo importante no era tanto privarse de alimentos como privarse de los vicios”.

Por eso, propuso fijarse en esta Cuaresma “qué adicciones se nos han incorporado a la vida y se han apegado en nuestro corazón, nuestras costumbres, nuestras manías. Y cuando digo adicciones, una palabra que parece terrible, no estoy pensando necesariamente en el alcoholismo o la droga sino en tantas cosas que se nos han hecho necesarias y que no son esenciales”.

A modo de ejemplo mencionó que “hoy se habla de adicción informática, la adicción a la computadora, adicción al teléfono celular”, e interpeló: “¿Cuánta gente, chicos y no solo chicos, viven pendientes del Facebook o del Twitter y están toda la vida en eso y van desarrollando una existencia más virtual que real? ¿Cuántas cosas se les pasan inadvertidas?”

Y agregó: “Uno se puede preguntar: ¿Qué tiene que ver Dios con todo eso? Pues yo propondría entonces que hagamos en esta Cuaresma el ejercicio de reconocer nuestras propias adicciones, aquellos apegos desordenados, excesivos, que van quitándonos la atención a lo esencial, y especialmente a Dios”.

Por eso, sugirió hacer el “esfuerzo de poner allí el ayuno y ayunemos de ellos. Adquiramos una cierta moderación en el uso de tantas cosas que además, son cosas que cuestan; ahorrando allí podríamos aplicarlo a la limosna, es decir al ejercicio de la caridad”.

Monseñor Aguer explicó también que, en la liturgia de la Iglesia, la Cuaresma propone “obras propias de este tiempo” que son, precisó, “las que el cristiano debe practicar en cualquier momento del año, pero que en este período se nos recomiendan para asumirlas de un modo más insistente, más profundo, más sincero”.

“Jesús en el Sermón de la Montaña nos habla de esas obras de cuaresma; menciona la oración, el ayuno y la limosna. Es decir, una vida espiritual más intensa de comunicación con Dios, la generosidad en el ejercicio de las obras de misericordia para con los más necesitados, y también el ayuno”, comentó.
 
Fuente: AICA

martes, 6 de marzo de 2012

Dedicarle más tiempo a la lectura pausada de la Palabra de Jesús

Santa Fe, 5 Mar. 12 (AICA) El arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz, monseñor José María Arancedo, señaló que “la centralidad de Jesucristo nos debe llevar a privilegiar su Palabra como fuente y alimento de nuestra fe”, y lamentó que se dedique poco tiempo a “una lectura pausada de la palabra de Jesucristo, que vaya penetrando en nuestro interior para formar una mentalidad y una conciencia cristiana”.

“Cuando la vida religiosa sólo se apoya en el sentimiento, va perdiendo raíz y solidez”, advirtió en su reflexión semanal.

El prelado explicó que “hay muchas maneras de leer, una puede ser informativa o recreativa, otra de estudio o profesional, todas son válidas en su nivel y estamos acostumbrados a ello”.

Aclaró, sin embargo, que “la lectura religiosa y fecunda de la Biblia tiene, sin embargo, sus propias características”, al destacar que “el autor de este libro es Dios, su destinatario cada uno de nosotros, su contenido es una revelación que nos habla de Dios, del mundo y del hombre, su finalidad dar sentido actual y trascendente a nuestra vida. Como Palabra de Dios, si bien fue dicha en un tiempo determinado, es siempre actual”.

“Esto significa que al leerla puedo entrar en un diálogo personal con Dios, porque es una Palabra que permanece y ha sido dicha para mí. Por ello, cuando leo el evangelio con una actitud de fe me descubro como contemporáneo de Jesús. Él me habla y yo, hoy, le respondo. En un sentido puedo ‘chatear’ con Jesucristo a través de su Palabra. Mi respuesta es el comienzo de algo único y personal con Dios que es la oración”, profundizó.

Monseñor Arancedo indicó que “además de darnos un contenido y hacernos partícipes del pensamiento o revelación de Dios, la lectura de su Palabra nos introduce en el diálogo de la oración. La fe, a través de la escucha de su palabra, es la que nos descubre en una relación filial de amor y amistad con Dios. El mismo Señor nos lo dice en el evangelio: ‘yo los llamo amigos porque les he dado a conocer todo lo que oí de mi Padre’”.

“Fe y amor son dos realidades que en el evangelio siempre van juntas porque expresan el encuentro con Dios que es fuente de vida nueva: ‘En esto reconocerán que ustedes son mis discípulos, nos dice: en el amor que se tengan los unos a los otros’. Cuaresma es un tiempo propicio para iniciar o retomar una lectura pausada y religiosa de la Biblia. En ella descubriremos el sentido y la grandeza de nuestras vidas, como también el camino que nos muestra y es Jesucristo. ¡Qué bueno que uno de los frutos de esta Cuaresma sea hacernos discípulos del Señor por la lectura de su Palabra!”, concluyó.
 
Fuente: AICA

jueves, 1 de marzo de 2012

Encontrarnos con el Señor

La insistencia con la que Nuestro Señor pide que nos acerquemos a la oración para que se nos dé; que nosotros lleguemos a Él para encontrarlo, es una insistencia que requiere del corazón humano, una grandísima fortaleza interior, una gran tenacidad. Esa tenacidad para que pidamos y se nos dé, se ve muchas veces probada por las circunstancias, por las situaciones en las que nos encontramos.

Jesús habla de que pidan y se les dará, pero no nos dice si será pronto o tarde, cuando se nos dará. No nos dice si vamos a encontrar al primer momento en que empezamos a buscar o va a ser una búsqueda larga. No nos dice si la espera va a ser corta o se va a dilatar mucho. Simplemente nos dice que toquemos, que pidamos, que busquemos con la certeza de que vamos a recibir, vamos a encontrar y de que se nos va a abrir. Tener esta certeza, requiere en el alma una gran fortaleza interior, una gran firmeza interior. Una firmeza que Dios N. S. va probando, que poco a poco Él va viendo si es auténtica, si es verdadera.

Sin embargo, esto no es solamente una obra de Dios. Es importante el hecho de que Dios quiera que nosotros construyamos esta firmeza interior, pero también a nosotros nos toca actuar. Es obrar de Dios y obra nuestra. La Cuaresma es un período especialmente señalado para indicar esta obra nuestra en la obra de Dios. La obra nuestra en la tenacidad, en la constancia hasta conseguir que Dios N. S. nos abra, nos dé y nos encuentre.

¿Qué hay que hacer para esto? La Cuaresma nos habla de una penitencia que hay que realizar, de una oración en la que tenemos que insistir y de una generosidad particular, en la que tenemos nosotros, poco a poco que ir trabajando.

Para ello es necesaria una muy seria penitencia interior. Una penitencia que no se quede simplemente en el hecho de que no comamos carne o que ayunemos algunos días. Es una penitencia que va mucho más allá de los detalles, de los sacrificios concretos exteriores. Es una penitencia que tiene que abarcar toda nuestra vida, toda nuestra personalidad, porque precisamente es la penitencia la que forja el alma, la que construye el alma. No son las concesiones las que van a hacer de nuestra alma un alma aceptable a Dios, va a ser la penitencia la que va a hacer de nuestra alma, un alma entregada a Dios.

Hemos escuchado en el Libro de Esther, una oración que hace esta mujer a Dios, en la más total de las obscuridades, sabiendo que lo que va a hacer, es jugarse el todo por el todo, porque Esther, va a presentarse ante el rey sin su permiso, y esto estaba penado con la muerte en la corte de los persas. En el fondo, Ester lo que lleva a cabo es una auténtica penitencia del alma, una purificación de su espíritu, de su corazón para ser capaz de enfrentarse a una prueba en la que sabe que está jugándose todo.

¿Cómo es esta penitencia interior? Es una penitencia que tiene que acabar todas nuestras dimensiones, toda nuestra persona, nuestros pensamientos, nuestra inteligencia, nuestros afectos, nuestra voluntad, nuestra libertad. ¿Hasta qué punto nos hemos planteado alguna vez la autentica penitencia del alma, la auténtica exigencia interior de ir probando nuestra alma, para ver si está lista a resistir las pruebas para se fieles a Dios? Cuando llamemos y nadie nos abra; cuando pidamos y nadie nos dé; cuando busquemos y nadie nos permita encontrarlo.

Es un tema que en la Cuaresma se hace particularmente presente, pero que no solamente tendría que ser un tema cuaresmal; tendría que ser un tema de toda nuestra vida. La penitencia del alma, la purificación interior de nuestros sentimientos, de nuestra voluntad de nuestra inteligencia, de nuestros afectos, de nuestra libertad para ponerla totalmente de cara a Dios N. S. La base de la penitencia del alma, es la confianza absoluta en Dios N. S. No se basa simplemente en los actos que nosotros realizamos, de sacrificio o de renuncia interior, se realiza sobre todo, apoyada en la confianza en Dios N. S.

"Si ustedes a pesar de ser malos saben dar cosas buenas a sus hijos, con cuánta mayor razón, el Padre que está en los cielos dará cosas buenas a quiénes se las pidan". La pregunta que tenemos que hacer es si estamos reconociendo las cosas que Dios nos da como cosas buenas; si tenemos nuestra alma dispuesta a aceptar todo lo que Dios pone en nuestra vida como buenas o por el contrario, somos nosotros los que discernimos si esto es bueno o esto es malo, no dependiendo de Dios, sino dependiendo de nosotros mismos: de cómo nosotros lo recibimos; de cómo a nosotros nos afecta.

¿Qué sucede cuando Dios nos da un pan, un pescado? La parábola de Cristo habla de un padre bueno, dice: "Ningún padre, cuando su hijo le pide un pescado, le da una serpiente y ningún padre cuando su hijo le pide pan le da una piedra". ¿No sentiríamos alguna vez nosotros que Dios nos da piedras antes que pan? ¿O serpientes en vez de pescado? ¿No podríamos dudar nosotros a veces, de lo que Dios nos da o de lo que Dios no nos está dando? Y aquí esta de nuevo la exigencia ineludible de la penitencia interior: "Crea en mi, Señor un corazón puro". Es decir, crea en mi, Señor, un corazón que me permita captar que Tú no me estas dando ni piedras, ni serpientes, sino pan y pescado, que lo que Tú me das es siempre bueno; que lo que Tu me ofreces, es siempre algo para realizarme en mi existencia. Esto tengo que aprenderlo a ver y únicamente se logra a base de la penitencia interior. No hay otro camino.

Que esta Cuaresma nos permita introducirnos un poco en este camino, en búsqueda interior del encuentro con Cristo; en esfuerzo interior por encontrarnos con el Señor, conscientes de que no hay otro camino sino es el de aprender a hacer de nuestra alma, un alma que busca, sabiendo que va a encontrar. Un alma que toca, sabiendo que le van a abrir.

Forjemos nuestra alma a través de la oración, del sacrificio y de la purificación interior, para encontrar siempre, en todo lo que Dios nos da, al Padre Bueno que da cosas buenas a quienes se las piden.




Autor: P. Cipriano Sánchez LC | Fuente: Catholic.net