miércoles, 24 de febrero de 2010

Renovación Carismatica Católica

Los inicios del movimiento que renueva el Pentecostés en la Iglesia Católica:

Dios pone señales en nuestra vida

Miércoles primera semana Cuaresma. Descubramos las luces con las que Dios nos va indicando el camino para llegar a Él.

Jesucristo califica con mucha dureza a la gente de su tiempo y dice que son una generación perversa. Perversa porque tienen una señal y no están dispuestos a aceptar la señal que Dios les da. La señal que Cristo dará, será su Resurrección. Pero Cristo mismo es consciente de que no es suficiente con que Dios dé señales a los hombres; Cristo es consciente de que es necesario que los hombres aceptemos las señales que Dios nos da, que estemos dispuestos a abrir nuestro corazón a las señales; de otra forma, nuestro corazón es un corazón perverso.

¿Qué significa esto? Esto significa que nuestro corazón puede estar caminando de una forma alejada de Dios Nuestro Señor, viviendo de una forma torcida, porque no está aceptando el modo concreto en el cual Dios llega a su vida. Todo este camino que es nuestra existencia, está sembrado por señales de Dios. Está de una forma o de otra, con una constante presencia de un Dios que nos va señalando, indicando, prestando, como una luz que parpadea en todo momento de nuestra vida. Así es Dios en nuestro corazón, con todas las señales que constantemente nos va marcando.

Señales que a veces podrían parecernos extrañas, como el que “la reina del Sur vaya a ver a Salomón”. ¿Qué es lo que la reina del Sur había hecho para ir a ver a Salomón? Simplemente había oído hablar de su sabiduría. ¿Qué es lo que Jonás predica a los ciudadanos de Nínive? Simplemente el hecho de que Nínive va a ser destruida. La reina del Sur cambia su vida y es capaz de ir hasta Israel para ver a Salomón y los ninivitas cambian su vida y se convierten. Es decir, no es problema el cómo Dios Nuestro Señor nos manda una señal particular para que cambiemos nuestra vida, el problema está en si nuestro corazón va abriendo los ojos a esas señales, si está dispuesto en todo momento a escuchar lo que Dios le quiere decir.

Y aquí donde Jesucristo nos pone en guardia: cuidado, porque a ustedes no se les van a dar otras señales más que la señal del profeta Jonás, la Resurrección de Cristo. Esta señal, se nos presenta en la vida de una forma que nosotros tenemos que tomarla arriesgando nuestra vida. Cristo cuando se nos presenta en nuestra vida, no nos da mucha seguridad, al contrario, más bien nos pone en más riesgo. Cristo, cuando llega a nuestra existencia, nos hace arriesgarnos más. La reina del Sur podría haber dicho: “¿Cómo voy a ir yo hasta allá para escuchar a un rey que dicen que es muy sabio?” Los habitantes de Nínive podrían haber dicho”. ¡Este señor está mal! ¿Por qué va a tener que destruir nuestra ciudad dentro de tres días si no cambiamos nuestra existencia?”. Y a la reina del Sur se hubiera quedado sin conocer la sabiduría y los habitantes de Nínive se habrían quedado sin conocer la Misericordia de Dios. No habrán sido capaces de captar la señal con la que Dios, en ese momento, estaba pasando por sus vidas. No habrían sido capaces de captar la luz con la que Dios, en ese momento, quería iluminar su existencia.

Cuando uno mira para atrás de la propia existencia y empieza a ver la cantidad de señales que no ha captado y la cantidad de veces que la luz no brilló en nuestro corazón, podría preguntarse: ¿qué hago ahora si he dejado muchas señales, muchas luces de Dios? ¿No será un paso gigante para mi alma? ¿Tendré posibilidad de dar marcha atrás? ¿La reina del Sur tendría posibilidad de volverse a encontrar con Salomón? ¿Los habitantes de Nínive habrían tenido posibilidad de volver, otra vez a escuchar a Jonás? No lo sabemos. Sabemos una cosa como decíamos en el Salmo “Un corazón contrito. Dios no lo desprecia”. Que si en nuestro interior hay el anhelo y el deseo de volver a Dios, Él siempre va a esta listo para darnos de nuevo su luz. Dios siempre va a estar listo para presentarse de nuevo en nuestra vida.

¿Cómo nos envía Dios señales? Dios nos las envía fundamentalmente a través de nuestra conciencia. Una conciencia que tiene que estar buscando constantemente a Dios; una conciencia que no tiene que detenerse jamás a pesar de las barreras de las murallas que hay en la propia alma.

Lo contrario de la perversión es la conversión. Si nuestra alma está constantemente convirtiéndose a Dios, así encuentre un su vida mil defectos, mil problemas, mil reticencias, mil miedos, encontrará al Señor. Es lo mismo que les ocurrió a los habitantes de Nínive. Es la frase final, con la cual el rey de Nínive termina su mandato: “Quizá Dios se arrepienta y nos perdone, aplaque el incendio de su ira y así no moriremos”. Aunque halla murallas, dificultades; aunque seamos nosotros mismos los primeros que nos sintamos como obstáculo al regreso de Dios N. S., no olvidemos que Él siempre está en el camino de la conversión. Él siempre está ahí, dispuesto a darnos la mano, a tendernos la posibilidad de regresar a Él.

¿Por qué descorazonarnos, cuando en nuestro camino de conversión encontramos algo que se nos hace tremendamente difícil de superar? ¿Somos más grandes nosotros que la Misericordia de Dios? ¿Es más milagroso el hecho de que una mujer vaya a escuchar a Salomón, o el que una ciudad completa, se convierta ante la voz de una profeta, que la Resurrección del Hijo de Dios?

En esta Cuaresma tenemos que ir viendo hasta qué punto estamos aceptando las señales de Dios N. S. nos da. Viendo cómo Dios me habla, que detrás de ese cómo Dios me habla, a veces gozo, con penas, a veces con un quebranto tremendo de corazón y a veces con una grandísima alegría en el alma. Estas señales de Dios, tienen detrás un sello que es la Resurrección de Cristo y si nosotros las aceptamos, no simplemente vamos a estar aceptando a un Dios que pasa por nuestra vida, sino que vamos a estar aceptando la garantía con la cual, Dios N. S. pasa por nuestra vida.

Hagamos de nuestra existencia, de nuestro camino, de nuestro encuentro con Dios, un constante aceptar el modo en el que Dios me ha hablado, aunque yo no lo entienda. “Aunque este muy lejos Salomón”. Abramos nuestros ojos, abramos nuestro corazón, nuestra vida a las señales de Dios y permitamos que el Señor vaya señalando, indicando por dónde nos quiere llevar.

Si algún día no sabemos por dónde nos está llevando, que solamente nos preocupe el no perder de vista las señales de Dios. No importa por dónde nos lleve, eso es problema de Él. Nuestro autentico problema, es no perder de vista las señales de Dios, porque por donde Él nos lleve, tendremos siempre la certeza de que nos está llevando por el camino siempre correcto, por el que nosotros necesitamos ir.

Que ésta sea nuestra oración y el más profundo fruto de esta Cuaresma: ser tan auténticos con nosotros mismos, que seamos capaces de ver la autenticidad con la que Dios nos habla. Que nunca la autenticidad de Dios, choque con la inautenticidad de nuestra vida. Que la autenticidad con la que Él se manifiesta en nuestra existencia, a través de sus señales, encuentre siempre como eco el corazón abierto, dispuesto, auténtico, que recibe todas las señales que el Señor le da.

Autor: P. Cipriano Sánchez LC | Fuente: Catholic.net

La muchedumbre pide una señal

Lucas 11, 29-32. Cuaresma. La señal más grande que Dios haya podido obrar en el alma es la conversión.

Lucas 11, 29-32 En aquel tiempo, habiéndose reunido la gente, comenzó a decir: «Esta generación es una generación malvada; pide una señal, y no se le dará otra señal que la señal de Jonás. Porque, así como Jonás fue señal para los ninivitas, así lo será el Hijo del hombre para esta generación. La reina del Mediodía se levantará en el Juicio con los hombres de esta generación y los condenará: porque ella vino de los confines de la tierra a oír la sabiduría de Salomón, y aquí hay algo más que Salomón. Los ninivitas se levantarán en el Juicio con esta generación y la condenarán; porque ellos se convirtieron por la predicación de Jonás, y aquí hay algo más que Jonás.

Reflexión
Son palabras duras las del Señor. Y valen también para hoy, y con una actualidad que espanta. Veámoslo.

Dentro de los deseos del hombre constatamos con bastante frecuencia esa tendencia a ver “rarezas” por doquier. Nos causa mucho placer, nos devora la curiosidad, nos arrojaríamos casi sin pensarlo adonde algún evento nos sacie este anhelo de espectacularidades. Y más si se trata de lo del más allá y todas esas cosas.

Pero también están los “racionales”, los que piensan que todo tiene que tener una explicación científica, como si todo fueran astros y cálculos matemáticos. El día en que algún científico logre hacer la ecuación que demuestre cuánto amor tiene un hijo por su madre, seguramente llegará el fin del mundo porque nunca lo logrará. Entonces tenemos a los demasiado crédulos y a los netamente incrédulos. Los que han pedido signos a Cristo representan a estos dos bandos. No pedirían nada si fueran verdaderos creyentes. Veamos si las cosas no están así hoy en día.

Cerremos los ojos. Recordemos personas, situaciones, programas de televisión, etc. Seguramente saldrán a la memoria aquellos sujetos que buscan hasta en las piedras volcánicas algún rastro de lo divino, o de los que se montan en una exótica pirámide para aspirar energía cósmica. También serán rememorados los sabios del mundo que, mirando estrellas, formulan teorías científicas sobre agujeros negros, quasares y supernovas mandando, eso sí, a la Inteligencia que los creó a la oscuridad de supersticiones vanas.

Unos y otros piden una señal. ¿Qué ha dicho Cristo hoy por boca del evangelista Lucas? Que, lamentablemente, somos “una generación malvada”, esto es, no hemos convertido el corazón al Dios vivo, lo tenemos cegado con nuestra mala conducta y soberbia de la vida. ¿Cómo pedimos, entonces, una señal de fe si hemos cerrado, con esta actitud, el corazón a acoger al Señor?

Por eso la única señal será la del profeta Jonás, el hombre que predica la conversión por toda la ciudad de Nínive, a ver si libremente cada uno de nosotros acepta la propuesta, muda el corazón, y nos volvemos a Dios. Ya con esto habremos logrado la más grande señal que Dios haya podido obrar en el alma libre: la conversión por propia y deliberada iniciativa al Dios que da la vida, Fuente perenne del verdadero creyente, Verdad eterna del verdadero sabio.

Es mejor no pedir ninguna señal al Señor. Con esto hacemos mejor mérito a nuestra fe en Él.


Autor: Andrés Pérez | Fuente: Catholic.net

martes, 23 de febrero de 2010

Jesús enseña a orar

Mateo 6, 7-15. Cuaresma. Un “Padre nuestro”, rezado como un acto de amor y de entrega, arranca de Dios aquello que más necesitamos.

Mateo 6, 7-15: En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: Al orar, no charléis mucho, como los gentiles, que se figuran que por su palabrería van a ser escuchados. No seáis como ellos, porque vuestro Padre sabe lo que necesitáis antes de pedírselo. Vosotros, pues, orad así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu Nombre; venga tu Reino; hágase tu Voluntad así en la tierra como en el cielo. Nuestro pan cotidiano dánosle hoy; y perdónanos nuestras deudas, así como nosotros hemos perdonado a nuestros deudores; y no nos dejes caer en tentación, mas líbranos del mal. Que si vosotros perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; pero si no perdonáis a los hombres, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras ofensas.

Reflexión:

Basta decir "Padre"
Un hijo tiene “algo” que su padre no puede resistir, sin poder explicar bien por qué. Así es esto de ser padre. A Dios también le pasa. Cristo nos pasó el secreto, al enseñarnos a orar, empezando con esa palabra mágica que lo puede todo, si la decimos con el corazón: “Padre”. No importa cuántas palabras digamos. Tampoco si las frases tienen sentido o belleza literaria. Lo que a El le importa es que somos nosotros, sus hijos, quienes nos dirigimos a Él.

Un “Padre nuestro”, rezado como un acto de amor y de entrega, arranca de Dios aquello que más necesitamos. Cada una de sus palabras puede ayudarnos a hacer una nueva oración, pues contiene las verdades más profundas de nuestra fe. Que Él es nuestro Padre; y de ahí se deriva que nos ama, que nos escucha, que nos cuida, que nos espera en el cielo. Que nuestra vida tiene sentido en buscar su gloria, en instaurar su Reino en el mundo, en cumplir su voluntad. Que nos cuida de los peligros y nos da el alimento y la fuerza espiritual que necesitamos para recorrer el camino hacia ÉL.

Quizás desde muy pequeños venimos repitiendo, con mayor o menor devoción, la gran oración del cristiano. Pero sin duda, cada vez que lo hacemos, Dios “interrumpe todas sus ocupaciones” para escucharnos y atendernos como el mejor de los padres.

Autor: Ignacio Sarre | Fuente: Catholic.net

"Karol, deberías ser sacerdote, tienes buena voz y cantarás bien, lo harás bien"

Bogotá (Lunes, 22-02-2010, Gaudium Press) El Viernes pasado, en el marco del Congreso Internacional ‘Legado de Juan Pablo II El Magno', se hizo en Bogotá el lanzamiento de una estampilla conmemorativa del fallecido Papa polaco.

En el acto estuvieron presentes, entre otras personalidades, el Cardenal Stanislaw Dziwisz, secretario personal del Papa por casi 40 años; el profesor Bogdan Piotrowski, director del Congreso y quien en repetidas ocasiones fungió como traductor de Karol Wojtila; monseñor Slawomir Oder, postulador de la causa de beatificación; María del Rosario Guerra, ex-ministra de la Tecnología de la información y la comunicación y Gabriel Melo, Presidente del Consejo Directivo de la Universidad Sergio Arboleda.

Palabras de Gabriel Melo Guevara


Ya antes del acto, el ex-ministro y Presidente del Consejo Directivo de la Universidad Sergio Arboleda, Gabriel Melo Guevara, había hecho el elogio del fallecido pontífice, en palabras que fueron muy bien acogidas por el público asistente al Congreso. Recordó que el Papa polaco venía de una Iglesia perseguida, la Iglesia del silencio de Europa oriental, en donde los casos del cardenal Mindzenty en Hungría y del cardenal Wyszhinski en Polonia, mostraban a diario lo que costaba servir a Dios en regímenes que, reprimiendo a los hombres, pensaban que hacían triunfar la materia sobre el espíritu.

Melo Guevara recordó que poco presentía su gran destino Franciszek Labus, el veterano dinamitero de una cantera, cuando con acierto insistía a su joven ayudante: "Karol, deberías ser sacerdote, tienes buena voz y cantarás bien, lo harás bien".

"Y lo hizo bien -continúo Melo- tanto que, en el este de Europa, los totalitarismos entendieron pronto que las palabras del nuevo Pontífice anunciaban el principio del fin de su dominación, pero jamás comprendieron los alcances de la tremenda fuerza de la razón, que terminó por arrollarlos a pesar del intento de magnicidio en la Plaza de San Pedro. Los asesinos escogieron mal el día. En esa fecha se celebra la fiesta de la Virgen de Fátima. Y ella se encargó de protegerlo".

En la mente del ex-ministro, Juan Pablo II, con los modelos de santidad que propuso al hombre contemporáneo, mostró "su rostro humano en las calles de Calcuta con la Madre Teresa, en el convento de la incomprendida Faustina Kowalska, o distribuyendo dulzura por las montañas antioqueñas como el padre Marianito [n.d.R: Beato colombiano]".

Finalmente, destacó cómo con su ejemplo la enfermedad dejó de ser una disculpa para la inactividad y se convirtió en circunstancia enaltecedora del cumplimiento del deber. Juan Pablo II continuó su misión, sin ocultar las dificultades físicas y, en el mundo entero, los que padecían males se reanimaron, regresaron a labores pensando que esos males no hacen la vida miserable sino que vuelven más meritorio vivirla.

"Es la última lección que nos da en vida, desde un balcón, incapaz de hablar, con un gesto de la mano desfalleciente, que no sabemos si fue bendición o despedida", puntualizó.

Fuente: GaudiumPress

Via Crucis: Origen y significado

HISTORIA
Vía Crucis" en latín o "Camino de la Cruz" . También se le llama Estaciones de la Cruz y Vía Dolorosa. Se trata de un camino de oración que busca adentrarnos en la meditación de la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo en su camino al Calvario. El camino se representa con una serie de imágenes de la Pasión o "Estaciones" correspondientes a incidentes particulares que Jesús sufrió por nuestra salvación.

Las imágenes pueden ser pinturas o esculturas. Algunas representaciones son grandes obras de arte inspiradas por Dios para suscitar mayor comprensión del amor de Jesucristo y movernos a la conversión. Entre éstas se destacan las de la catedral de Antwerp en Bélgica y las del Santuario de Lourdes en Francia.

Las estaciones generalmente se colocan en intervalos en las paredes de la iglesia o en lugares reservados para la oración. Los santuarios, casas de retiros y otros lugares de oración suelen tener estaciones de la cruz en un terreno cercano. En los monasterios generalmente se encuentran en el claustro.

La erección y uso de las Estaciones se generalizaron al final del siglo XVII. Al principio el número de Estaciones variaba pero se estandarizó en las catorce arriba mencionadas.

La finalidad de las Estaciones es ayudarnos a unirnos a Nuestro Señor haciendo una peregrinación espiritual a la Tierra Santa, a los momentos mas señalados de su Pasión y muerte redentora. Pasamos de Estación en Estación meditando ciertas oraciones. Varios santos, entre ellos San Alfonso Ligorio, Doctor de la Iglesia, han escrito meditaciones para cada estación. También podemos añadir las nuestras. Es tradición, cuando las Estaciones se hacen en público, cantar una estrofa del "Stabat Mater" mientras se pasa de una estación a la otra.

La costumbre de rezar las Estaciones de la Cruz posiblemente comenzó en Jerusalén. Ciertos lugares de La Vía Dolorosa (aunque no se llamó así antes del siglo XVI), fueron reverentemente marcados desde los primeros siglos. Hacer allí las Estaciones de la Cruz se convirtió en la meta de muchos peregrinos desde la época del emperador Constantino (Siglo IV).

Según la tradición, la Santísima Virgen visitaba diariamente las Estaciones originales y el Padre de la Iglesia, San Jerónimo, nos habla ya de multitud de peregrinos de todos los países que visitaban los lugares santos en su tiempo. Sin embargo, no existe prueba de una forma fija para esta devoción en los primeros siglos.

Desde el siglo doce los peregrinos escriben sobre la "Vía Sacra", como una ruta por la que pasaban recordando la Pasión. No sabemos cuando surgieron las Estaciones según las conocemos hoy, ni cuando se les comenzó a conceder indulgencias pero probablemente fueron los Franciscanos los primeros en establecer el Vía Crucis ya que a ellos se les concedió en 1342 la custodia de los lugares mas preciados de Tierra Santa. Tampoco está claro en que dirección se recorrían ya que, según parece, hasta el siglo XV muchos lo hacían comenzando en el Monte Calvario y retrocediendo hasta la casa de Pilato.

Ferraris menciona las siguientes Estaciones con indulgencias: 1) El lugar donde Jesús se encuentra con su Madre. 2) Donde Jesús habló con las mujeres de Jerusalén. 3) Donde se encontró con Simón Cirineo. 4) Donde los soldados se sortean Sus vestiduras. 5) Donde fue crucificado. 6) La casa de Pilato. 7) El Santo Sepulcro.

Muchos peregrinos no podían ir a Tierra Santa ya sea por la distancia y difíciles comunicaciones, ya sea por las invasiones de los musulmanes que por siglos dominaron esas tierras y perseguían a los cristianos. Así creció la necesidad de representar la Tierra Santa en otros lugares mas asequibles e ir a ellos en peregrinación. En varios lugares de Europa se construyeron representaciones de los mas importantes santuarios de Jerusalén.

En los siglos XV y XVI se erigieron Estaciones en diferentes partes de Europa. El Beato Alvarez (m.1420), que en su regreso de Tierra Santa, construyó una serie de pequeñas capillas en el convento dominico de Córdoba en las que se pintaron las principales escenas de la Pasión en forma de estaciones. Por la misma época, la Beata Eustochia, clarisa, construyó Estaciones similares en su convento en Messina. Hay otros ejemplos. Sin embargo, la primera vez que se conoce el uso de la palabra "Estaciones" siendo utilizada en el sentido actual del Vía Crucis se encuentra en la narración del peregrino inglés Guillermo Wey sobre sus visitas a la Tierra Santa en 1458 y en 1462. Wey ya menciona catorce estaciones, pero solo cinco de ellas corresponden a las que se usan hoy día, mientras que siete solo remotamente se refieren a la Pasión.

Por la dificultad creciente de visitar la Tierra Santa bajo dominio musulmán, las Estaciones de la Cruz y diferentes manuales para rezar en ellas se difundieron por Europa. Las Estaciones tal como las conocemos hoy fueron aparentemente influenciadas por el libro "Jerusalén sicut Christi tempore floruit" escrito por un tal Adrichomius en 1584. En este libro el Vía Crucis tiene doce estaciones y estas corresponden exactamente a nuestras primeras doce. Parece entonces que Vía Crucis, como lo conocemos hoy surge de las representaciones procedentes de Europa.

Pocas de las Estaciones en los tiempos medievales mencionan la segunda (Jesús carga con la cruz) ni la décima (Jesús es despojado de sus vestiduras). Por otro lado algunas que hoy no aparecen eran antes mas comunes. Entre estas, el balcón desde donde Pilato pronunció Ecce Homo (he aquí al hombre).

En el año 1837, la Sagrada Congregación para las Indulgencias precisó que aunque no había obligación, es mas apropiado que las estaciones comiencen en el lado en que se proclama el Evangelio. Pero esto puede variar según la estructura de la iglesia y la posición de las imágenes en las Estaciones. La procesión debe seguir a Cristo mas bien que encontrarse de frente con El.

Comprendiendo la dificultad de peregrinar a la Tierra Santa, el papa Inocente XI en 1686 concedió a los franciscanos el derecho de erigir Estaciones en sus iglesias y declaró que todas las indulgencias anteriormente obtenidas por devotamente visitar los lugares de la Pasión del Señor en Tierra Santa las podían en adelante ganar los franciscanos y otros afiliados a la orden haciendo las Estaciones de la Cruz en sus propias iglesias según la forma acostumbrada. Inocente XII confirmó este privilegio en 1694 y Benedicto XIII en 1726 lo extendió a todos los fieles. En 1731 Clemente XII lo extendió aun mas permitiendo las indulgencias en todas las iglesias siempre que las Estaciones fueran erigidas por un padre franciscano con la sanción del ordinario (obispo local). Al mismo tiempo definitivamente fijó en catorce el número de Estaciones. Benedicto XIV en 1742 exhortó a todos los sacerdotes a enriquecer sus iglesias con el rico tesoro de las Estaciones de la Cruz. En 1857 los obispos de Inglaterra recibieron facultades de la Santa Cede para erigir ellos mismos las Estaciones con indulgencias cuando no hubiesen franciscanos. En 1862 se quitó esta última restricción y los obispos obtuvieron permiso para erigir las Estaciones ya sea personalmente o por delegación siempre que fuese dentro de su diócesis.


INDULGENCIAS

Las instrucciones de la Sagrada Congregación, aprobadas por el papa Clemente XII en 1731, prohiben especificar que o cuantas indulgencias pueden ganarse con las Estaciones de la Cruz. En 1773 Clemente XIV concedió la misma indulgencia, bajo ciertas circunstancias, a los crucifijos bendecidos para el rezo de las Estaciones, para el uso de los enfermos, los que están en el mar, en prisión u otros impedidos de hacer las Estaciones en la iglesia. La condición es que sostengan el crucifijo en sus manos mientras rezan Padre Nuestro, el Ave María y el Gloria un número determinado de veces. Estos crucifijos especiales no pueden venderse, prestarse ni regalarse sin perder las indulgencias ya que son propias para personas en situaciones especiales.

Regulaciones actuales sobre las indulgencias Publicadas en el Enchiridion Indulgentiarium Normae et Concessiones, Mayo de 1986, Librería Editrice Vaticana. (Traducción del inglés por el Padre Jordi Rivero).

Se concede indulgencia plenaria a los fieles cristianos que devotamente hacen las Estaciones de la Cruz.

El ejercicio devoto de las Estaciones de la Cruz ayuda a renovar nuestro recuerdo de los sufrimientos de Cristo en su camino desde el praetorium de Pilato, donde fue condenado a muerte, hasta el Monte Calvario, donde por nuestra salvación murió en la cruz.

Las normas para obtener estas indulgencias plenarias son: 1. Deben hacerse ante Estaciones de la Cruz erigidas según la ley. 2. Deben haber catorce cruces. Para ayudar en la devoción estas cruces están normalmente adjuntas a catorce imágenes o tablas representando las estaciones de Jerusalén. 3. Las Estaciones consisten en catorce piadosas lecturas con oraciones vocales. Pero para hacer estos ejercicios solo se requiere que se medite devotamente la pasión y muerte del Señor. No se requiere la meditación de cada misterio de las estaciones. 4. El movimiento de una Estación a la otra. Si no es posible a todos los presente hacer este movimiento sin causar desorden al hacerse las Estaciones públicamente, es suficiente que la persona que lo dirige se mueva de Estación a Estación mientras los otros permanecen en su lugar. 5. Las personas que están legítimamente impedidas de satisfacer los requisitos anteriormente indicados, pueden obtener indulgencias si al menos pasan algún tiempo, por ejemplo, quince minutos en la lectura devota y la meditación de la Pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo. 6. Otros ejercicios de devoción son equivalentes a las Estaciones de la Cruz, aun en cuanto a indulgencias, si éstos nos recuerdan la Pasión y muerte del Señor y están aprobados por una autoridad competente. . 7. Para otros ritos. Los patriarcas pueden establecer otros ejercicios devotos en memoria de la Pasión y muerte de nuestro Señor, en manera similar a las Estaciones de la Cruz.

Los requisitos de arriba son necesarios para obtener las indulgencias, pero siempre que se hacen las Estaciones con devoción en cualquier lugar, ya sea públicamente o en privado, se obtendrán muchas gracias. Claro que deben hacerse de corazón, con sincera intención de conversión.

Las Estaciones de la Cruz se pueden hacer con gran beneficio todo el año y son especialmente significativas durante la Cuaresma. Cada viernes santo, el Santo Padre dirige las Estaciones de la Cruz desde el Coliseo en Roma para recordar a los mártires y nuestro llamado a seguir sus pasos.


Autor: Padre Jordi Rivero | Fuente: http://www.devocionario.com

Sacramentales

Jesucristo instituyó la Iglesia para conferirnos la gracia necesaria para nuestra salvación y santificación. Los principales canales de gracia son la Santa Misa, los sacramentos, la oración.

Los sacramentales son "signos sagrados con los que, imitando de alguna manera a los sacramentos, se expresan efectos, sobre todo espirituales, obtenidos por la intercesión de la Iglesia. Por ellos, los hombres se disponen a recibir el efecto principal de los sacramentos y se santifican las diversas circunstancias de la vida" -Catecismo #1667; Cf. Ley Canónica (Canon 1166).

Los sacramentales santifican una gran variedad de momentos en la vida de las familias, personas y comunidades. Se pueden celebrar cada vez que hay necesidad de la oración de la Iglesia y la bendición de Dios.

Diversas formas de sacramentales

Catecismo:

#1671 Entre los sacramentales figuran en primer lugar las bendiciones (de personas, de la mesa, de objetos, de lugares). Toda bendición es alabanza de Dios y oración para obtener sus dones. En Cristo, los cristianos son bendecidos por Dios Padre "con toda clase de bendiciones espirituales" (Ef. 1:3). Por eso la Iglesia da la bendición invocando el nombre de Jesús y haciendo habitualmente la señal santa de la cruz de Cristo.

#1672 Ciertas bendiciones tienen un alcance permanente: su efecto es consagrar personas a Dios y reservar para el uso litúrgico objetos y lugares. Entre las que están destinadas a personas -que no se han de confundir con la ordenación sacramental- figuran la bendición del abad o de la abadesa de un monasterio, la consagración de vírgenes, el rito de la profesión religiosa y las bendiciones para ciertos ministerios de la Iglesia (lectores, acólitos, catequistas, etc.). Como ejemplo de las que se refieren a objetos, se puede señalar la dedicación o bendición de una iglesia o de un altar, la bendición de los santos óleos, de los vasos y ornamentos sagrados, de las campanas, etc.

#1673 Cuando la Iglesia pide públicamente y con autoridad, en nombre de Jesucristo, que una persona o un objeto sea protegido contra las asechanzas del maligno y sustraída a su dominio, se habla de exorcismo. Jesús lo practicó (Cf. Mc 1:25s), de El tiene la Iglesia el poder y el oficio de exorcizar. (Cf. Mc 3:15; 6:7.13; 16:17). En forma simple, el exorcismo tiene lugar en la celebración del Bautismo. El exorcismo solemne sólo puede ser practicado por un sacerdote y con el permiso del obispo. En estos casos es preciso proceder con prudencia, observando estrictamente las reglas establecidas por la Iglesia. El exorcismo intenta expulsar a los demonios o liberar del dominio demoníaco gracias a la autoridad espiritual que Jesús ha confiado a su Iglesia.

Muy distinto es el caso de las enfermedades, sobre todo psíquicas, cuyo cuidado pertenece a la ciencia médica. Por tanto, es importante asegurarse, antes de celebrar el exorcismo, de que se trata de una presencia del Maligno y no de una enfermedad. (Cf. CIC can. 1172).

Entre los sacramentales hay una gran variedad de oraciones. Los sacramentales aparecen en el catecismo bajo "Otras Celebraciones Litúrgicas": incluyen funerales, exorcismos, bendiciones de personas, consagración y bendición de objetos. También la religiosidad popular: "veneración de reliquias, visita a santuarios, peregrinaciones, procesiones, el vía crucis, las danzas religiosas, el rosario, las medallas, etc." (Catecismo 1674) Otros sacramentales son la señal de la cruz, el escapulario y las velas.

Diferencia entre Sacramentos y Sacramentales:

Institución:
Los sacramentos: instituidos por Cristo para otorgar gracia.
Los sacramentales: instituidos por la Iglesia con la autoridad investida a ella por Cristo para cumplir su misión.

Forma en que la gracia se recibe:
Los sacramentos confieren la gracia ex opere operato (por la misma acción del sacramento). Un sacramento no puede dejar de comunicar la gracia prometida por Cristo siempre que se administre validamente. El sacramento confiere gracia mientras la persona que lo recibe no ponga un obstáculo en el camino. La gracia del sacramento no depende de los méritos ni la santidad del ministro.
Los sacramentales comunican la gracia ex opere operantis ecclesiae. Literalmente del latín: "por la acción de la Iglesia que obra". Los sacramentales reciben su eficacia de los méritos de la persona que reza y de los méritos y oraciones de La Iglesia como Cuerpo Místico de Cristo.

Los sacramentales no confieren la gracia del Espíritu Santo a la manera de los sacramentos, pero por la oración de la Iglesia preparan a recibirla y disponen a cooperar con ella. "La liturgia de los sacramentos y de los sacramentales hace que, en los fieles bien dispuestos, casi todos los acontecimientos de la vida sean santificados por la gracia divina que emana del misterio pascual de la pasión, muerte y resurrección de Cristo, de quien reciben su poder todos los sacramentos y sacramentales, y que todo uso honesto de las cosas materiales pueda estar ordenado a la santificación del hombre y a la alabanza de Dios" (SC 61). -Catecismo #1670

Características de los sacramentales


Catecismo #1668: Los sacramentales "han sido instituidos por la Iglesia en orden a la santificación de ciertos ministerios eclesiales, de ciertos estados de vida, de circunstancias muy variadas de la vida cristiana, así como del uso de cosas útiles al hombre. Según las decisiones pastorales de los obispos pueden también responder a las necesidades, a la cultura, y a la historia propias del pueblo cristiano de una región o de una época. Comprenden siempre una oración, con frecuencia acompañada de un signo determinado, como la imposición de la mano, la señal de la cruz, la aspersión con agua bendita (que recuerda el Bautismo)".

Los laicos pueden ministrar algunos sacramentales según las provisiones en los libros litúrgicos. Ejemplos: padres bendicen a sus hijos.

#1669 Los sacramentales proceden del sacerdocio bautismal: todo bautizado es llamado a ser una "bendición" (Cf. Gn 12:2) y a bendecir. (Cf. Lc 6:28; Rm 12:14; 1P3:9) Por eso los laicos pueden presidir ciertas bendiciones;(Cf. SC 79; CIC can. 1168); la presidencia de una bendición se reserva al ministerio ordenado (Obispos, presbíteros o diáconos Cf. Ben 16;18), en la medida en que dicha bendición afecte más a la vida eclesial y sacramental.

Fuente: http://www.corazones.org

El agua bendita

Un amigo sacerdote me aseguró que innumerables católicos, aun de los más instruidos, no saben para qué sirve el agua bendita. ¡Es una lástima!

¡Por eso no se benefician con este precioso instrumento instituido por la Iglesia para ayudarlos en prácticamente todas las circunstancias y dificultades de la vida!

Hay varias formas de usarla. La más común es persignarse con ella.

Otra es aspergerla (salpicarla) sobre sí mismo, sobre otras personas, lugares u objetos. Cualquier laico o laica puede hacer esto. Naturalmente, si lo hace un sacerdote tiene más valor.

¿Para qué sirve?

Su efecto más importante es alejar al demonio, que 'ronda como león rugiente' , buscando toda especie de mal, como nos advierte San Pedro (I Pe 5,8). Los espíritus malignos, cuyas misteriosas y siniestras operaciones afectan incluso las actividades físicas del hombre, quieren ante todo inducirnos al pecado grave, que conduce al infierno. Para ello emplean todos los recursos.
A veces, por ejemplo, nos provocan un sinnúmero de molestias físicas o psicológicas. Otras veces provocan pequeños incidentes en nuestra vida diaria, causar enredos que parecen tener causas meramente naturales.

Por ejemplo, al momento de cumplir un deber, la persona siente un inexplicable malestar, un inesperado desánimo, un raro dolor de cabeza...

En ciertas oportunidades, sin motivo alguno, el marido se irrita repentinamente con la esposa, o viceversa, de eso surge una discusión y se rompe la paz del hogar. O si no, el padre o la madre se dejan llevar por un movimiento de impaciencia y reprenden duramente al hijo, en vez de amonestarlo con dulzura. El hijo se rebela, sale de casa. ¡Se creó un problema! Todo eso puede evitarse ahuyentando al demonio con una simple señal de la cruz hecha con agua bendita. Cuando sienta usted una irritación extraña, haga la prueba y ponga atención al efecto saludable que produce. Enseguida volverá la serenidad.

Además, el agua bendita es un sacramental que nos alcanza el perdón de los pecados veniales, puede librarnos de accidentes (tránsito, asaltos, caídas), y ayuda hasta a curar enfermedades.

El agua bendita, como todo sacramental, nos invita en las diversas circunstancias del día a invocar el socorro del Divino Espíritu Santo, para el bien de nuestra alma y de nuestro cuerpo.

Otro beneficio muy interesante y poco conocido: se la puede usar eficazmente en provecho de personas que se encuentran distantes de nosotros.

Y aun más, cada vez que la utilizamos para hacer la señal de la cruz por la intención de las almas del purgatorio, ellas son aliviadas en sus sufrimientos.

¿De dónde viene ese poder maravilloso?

Viene del hecho de ser un sacramental instituido por la Santa Iglesia Católica (ver recuadro). El sacerdote bendice el agua como ministro de Dios, en nombre de la Iglesia y como su representante, seguro que nuestro Divino Salvador siempre la atenderá con benevolencia.

Es importante recordar que para que sea agua bendita debe ser bendecida por el sacerdote según el ceremonial prescrito por la Iglesia, en el 'Ritual de Bendiciones' y en el propio 'Misal Romano'.

Son hermosas y altamente significativas las oraciones para la bendición del agua. Por ejemplo, esta: Señor, Padre Santo, dirige tu mirada sobre nosotros, que redimidos por tu Hijo, hemos nacido de nuevo del agua y del Espíritu Santo en la fuente bautismal; concédenos, te pedimos, que todos los que reciban la aspersión de esta agua queden renovados en el cuerpo y en el alma y te sirvan con limpieza. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

¡Así que no se olvide!


Es muy conveniente llevar siempre consigo agua bendita para usar en cualquier circunstancia. Por ejemplo, santiguarse con ella al salir o entrar en la iglesia, en casa o en el lugar de trabajo; al iniciar una oración, un trámite, un viaje.

Para alejar del hogar la influencia maléfica de los demonios, es muy aconsejable aspergir en la casa algunas gotas de vez en cuando. Esto puede hacerlo cualquier persona de la familia. Claro está que pedirle a un sacerdote que bendiga la casa es mucho mejor.

¡Por lo tanto, el agua bendita es siempre benéfica y eficaz!

ATENCIÓN:

Que el agua bendita nos alcance el perdón de los pecado veniales no significa que no debamos confesarnos lo más frecuentemente posible (incluso semanalmente). En la confesión, no sólo Cristo perdona los pecados sino que se obtienen gracias especiales para fortalecernos en cada debilidad confesada, y además con la penitencia del confesor y el confesado se paga en parte (el resto con los sufrimientos en vida y en el purgatorio) la deuda (maldición) que nos atrae el pecado, cosa que no pasa con el agua bendita.

Es una linda costumbre que el Padre de familia o el encargado/a del hogar bendiga en la frente con agua bendita a los demás miembros antes de acostarse y al levantarse ofreciendo el día.

El agua bendita no debe ser utilizada como fetiche, ni para actos de magia blanca o negra, brujerías, espiritismo, etc. 
 
Extraido de: http://www.rccrosario.com.ar | Fuente. Padre Rubén Bellante

El significado de la bendición

Cuando alguien te dice QUE DIOS TE BENDIGA no sólo te está deseando lo mejor para ti sino que también está actuando en favor suyo pues cuando bendices a alguien también atraes el favor de Dios hacia ti. El efecto de la Bendición es multiplicador ya que es dado por Dios a sus Hijos. La bendición invoca el apoyo activo de Dios para el bienestar de la persona, habla del agradecimiento, confiere prosperidad y felicidad en la persona que recibe buenos deseos de nuestra parte.

La bendición comienza en el hogar, en las relaciones de padres e hijos. Los niños que reciben el regalo de la bendición de parte de sus padres, tienen un buen comienzo espiritual y emocional en la vida. Reciben un firme fundamento de amor y aceptación. Este principio también se aplica a la íntima relación de pareja. Las amistades se profundizan y fortalecen, la hermandad de las Iglesias se incrementa, trayendo compañerismo, sanidad y esperanza a muchos que nunca han recibido una palabra de bendición.

El poder de la vida y la muerte está en la Palabra. Al bendecir, se otorga vida, no sólo al que recibe la bendición, sino también al que la da. Por eso, hoy te bendigo, mi bendición va para ti, porque al bendecirte de todo corazón, me bendigo a mi misma. Reparte bendiciones donde vayas, no sólo de palabras, sino de hechos. Ellas volverán a ti, cuando menos lo esperes.

En general, la persona que vive en la presencia de Dios, amándole y
obedeciéndole, goza de la bendición divina siempre.

Un Abrazo y que Dios te bendiga!!

Fuente: http://www.rccrosario.com.ar

Católicos en el mundo aumentan en 19 millones



VATICANO, 22 Feb. 10 / 09:54 am (ACI) El Secretario de Estado Vaticano, Cardenal Tarcisio Bertone, y el Arzobispo Fernando Filoni, Sustituto para los Asuntos Generales, presentaron el fin de semana al Papa Benedicto XVI la edición del Anuario Pontificio del 2010. En este documento se indica, entre otros importantes datos, que los católicos en el mundo aumentaron en 19 millones.

Entre 2007 y 2008, señala el anuario, los católicos en el mundo pasaron de 1 147 a 1 166 millones, con un aumento de 19 millones de fieles, es decir, un 1,7 por ciento. Se destaca además que en 2009, el Papa erigió 8 sedes episcopales y una prelatura territorial; fue elevada a diócesis una prelatura territorial y 3 prefecturas a vicariatos apostólicos. Asimismo, se nombraron 169 nuevos obispos.

Entre 2007 y 2008 los obispos pasaron de 4 946 a 5 002. Por lo que concierne al número de presbíteros, tanto diocesanos como religiosos, aumentaron en los nueve últimos años, pasando de 405 178 en 2000 a 409 166 en 2008. La dinámica de esta cifra, sin embargo, es distinta en cada continente: mientras en África, Asia y América crecen las vocaciones sacerdotales, en Europa han disminuido, pasando del 51,5 por ciento al 47,1 por ciento, y en Oceanía se mantienen estables.

Entre el personal que colabora en la actividad pastoral de los obispos y sacerdotes, las religiosas constituyen el grupo más numeroso. Si en 2000 eran 801 185, en 2008 pasaron a ser 739 067. En Europa y América se concentra el mayor porcentaje de religiosas: el 40,9 por ciento y el 27,5 por ciento, respectivamente.

Las mayores disminuciones se aprecian en estos continentes y en Oceanía, mientras que en África y en Asia aumentaron un 21,2 por ciento y un 16,4 por ciento, respectivamente. Aunque contrarrestan el decrecimiento, no llegan a anularlo del todo.

En cuanto a los candidatos al sacerdocio, hubo un aumento, pasando de 115 919 en 2007 a 117 024 en 2008, con una evolución diferente en cada continente. Mientras en África, Asia y Oceanía crecieron respectivamente un 3,6 por ciento, un 4,4 por ciento y un 6,5 por ciento, en Europa disminuyeron un 4,3 por ciento y América se mantiene invariable.

Fuente: ACI Prensa

El peligro de confundir las cosas como si todo fuera igual

Avellaneda (Buenos Aires), 22 Feb. 10 (AICA) “Muchas veces, no hacemos caso del peligro de la tentación porque no lo advertimos. En este mundo que estamos viviendo, pareciera que todo lo que uno siente o se le antoja, todos los caprichos, todo lo que se le ocurra, está permitido y no tiene ninguna otra valoración. Sin embargo, ahí esta el peligro más grande”, dijo monseñor Rubén Oscar Frassia, obispo de Avellaneda-Lanús, al retomar las reflexiones radiales semanales, luego del receso de verano.

El prelado sostuvo que “el peligro es no pensar; no discernir; no reconocer el bien ante el mal; el no separarse de aquello que hace mal; pero el más grande de los peligros es confundir todas las cosas como si todo fuera igual”.

Subrayó que la Cuaresma “es un tiempo de conversión, de oración, de sacrificio, de ayuno y de acentuar la caridad” y pidió al Señor “darnos cuenta de que tenemos que tomar decisiones; pero para tomar decisiones hay que pensarlas y ejecutarlas en la vida. Tenemos que pasar por el crisol de la prueba y la conversión. Quien piensa que no tiene que cambiar, es un necio”.

Tras recordar que “todos tenemos que cambiar, porque todos somos pecadores”, indicó que por ese motivo, “la conversión personal es lo primero y principal”. Pero agregó: “Luego es necesaria la conversión pastoral; la conversión para hacer el bien en lo social. Estas son las actitudes que tienen que traducirse, no sólo en palabras, sino en gestos y en cosas profundas. Cosas que hagan bien, porque hacer el bien no significa entretener a la gente. Producir el bien no significa decirle a la gente que haga lo que quiera”.

En ese sentido, indicó que “en la Cuaresma tenemos que intensificar la oración para tomar actitudes nuevas, para cambiar las cosas que tenemos que cambiar; para modificar aquello que nosotros hacemos o hicimos mal; y para llamar las cosas por su nombre: el bien será siempre el bien; y el mal, aunque tenga apariencias de bien, siempre será el mal; la verdad es la verdad y la mentira será siempre mentira; la justicia será justicia y la injusticia siempre será injusticia”.

Fuente: AICA

lunes, 22 de febrero de 2010

Cátedra de San Pedro

Jesús reza de forma muy especial para que Pedro pueda superar la tentación, ya que le ha encomendado confirmar la fe de sus hermanos.

Dentro del calendario litúrgico, el 22 de Febrero se celebra la fiesta de la Cátedra de San Pedro. Una ocasión inmejorable para reconocer y apreciar todas las gracias que recibimos del ministerio de Pedro y sus sucesores.

Hay un misterioso texto evangélico, del que vamos a partir para esta reflexión: «¡Simón, Simón! Mira que Satanás ha solicitado el poder cribaros como trigo; pero yo he rogado por ti, para que tu fe no desfallezca. Y tú, cuando hayas vuelto, confirma a tus hermanos.» Lc 22, (31-32) ¿A qué puede referirse Jesús cuando dice que Satanás ha solicitado el poder para cribarnos como trigo? Muy probablemente esté evocando a Satán, quien se ve obligado a pedir licencia para poner a prueba a Job (Job 1,1-12).

Dios permite la tentación bajo diversas formas, pero limitando el poder de los ángeles caídos sobre nuestras restringidas fuerzas humanas. Por los designios de la providencia, Dios espera que salgamos fortalecidos de la prueba, de forma que la tentación llegue a convertirse en instrumento de santificación.

Ahora bien, más allá de estas conclusiones extraídas del texto evangélico, también podemos deducir de esas palabras de Jesús otras enseñanzas:
a) Jesús reza de una forma muy especial para que Pedro pueda superar la tentación, ya que le ha encomendado la tarea de confirmar la fe de sus hermanos, y,

b) Pedro será instrumento de Jesús para que los cristianos no sean cribados por Satanás.

Sin duda alguna, tiene su plena lógica que la oración de Jesús se dirija de una forma muy especial en favor de aquel en cuyas manos ha puesto una responsabilidad tan grande. Pedro y sus sucesores no están preservados del pecado; pero la oración de Jesús es eficaz, y ha conseguido garantizar que sus pecados personales no puedan deformar el depósito de la fe que les ha sido confiado. A esto se le conoce como "infalibilidad del Papa", definida en el Concilio Vaticano I.

No se trata de un privilegio reivindicado por la Iglesia, como algunos erróneamente suelen pretender explicar, sino de un don de Cristo a su Iglesia, fruto de su oración al Padre (especialmente en la oración del huerto de los olivos). Jesús no permite que quedemos a merced del error sembrado por el príncipe de la mentira, Satanás. El magisterio pontificio es la tabla de salvación de Cristo que nos preserva de ser engañados.

Así entenderemos mejor ese otro texto bíblico, Efesios 4, 11ss, no menos significativo: «Él mismo dio a unos el ser apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelizadores; a otros, pastores y maestros, para el recto ordenamiento de los santos en orden a las funciones del ministerio, para edificación del Cuerpo de Cristo, hasta que lleguemos todos a la unidad de la fe y del conocimiento pleno del Hijo de Dios, al estado de hombre perfecto, a la madurez de la plenitud de Cristo.

Para que no seamos ya niños, llevados a la deriva y zarandeados por cualquier viento de doctrina, a merced de la malicia humana y de la astucia que conduce engañosamente al error.... »

En consecuencia, es justo y necesario que conozcamos cuáles son los diversos grados de autoridad magisterial en los que recibimos el don de la veracidad de Cristo, preservada del error. Concluimos resumiéndolo brevemente:

Por el grado en el que se formula, el magisterio de la Iglesia puede ser "ordinario" o "extraordinario". Llamamos "magisterio extraordinario", cuando el Espíritu Santo garantiza una asistencia tan grande que lo hace infalible. Este magisterio extraordinario acontece cuando el Papa hace una definición de fe solemne ex-cátedra (por ejemplo, la definición de la Asunción de María al Cielo). También es magisterio extraordinario, y por lo tanto infalible, el que formulan los concilios universales de la Iglesia cuando tienen intención de definir materias de fe o de moral (no fue el caso del concilio Vaticano II, pero sí en el Vaticano I y en otros muchos concilios).

En segundo lugar, conocemos como "magisterio ordinario" el que ejerce cada obispo cuando enseña en su diócesis. En este caso no es infalible, pero eso no quiere decir que no tenga también la asistencia del don del Espíritu Santo para preservarle del error, aunque no en un grado de infalibilidad. También es magisterio ordinario el que ejerce el Papa cuando enseña con sus encíclicas y demás documentos para toda la Iglesia universal.

En este caso tampoco se considera un magisterio infalible, aunque en algunas circunstancias podría llegar a considerarse irreformable; grado muy próximo al infalible. Y por último, también es magisterio ordinario el que formulan los obispos de toda la Iglesia, cada uno en su diócesis, cuando enseñan una doctrina conjuntamente en comunión con el Papa. En este caso sí que se considera un magisterio infalible, aunque no se trate de un magisterio extraordinario.

Pero, al formular estas distinciones eclesiológicas, tengamos el debido cuidado de no distraernos de la perspectiva de fe que nos remite al misterio central: Cristo no nos deja solos en nuestra debilidad para conocer la verdad revelada. El pecado personal y nuestra historia personal de pecado, han debilitado nuestra razón lo suficiente como para que la "Cátedra de San Pedro", nos sea del todo necesaria para confesar y adherirnos a la verdad de Cristo. ¡Gracias sean dadas al Altísimo por su misericordia! 
Autor: Monseñor José Ignacio Munilla Aguirre | Fuente: www.enticonfio.org

viernes, 19 de febrero de 2010

Murió Ariel Ramírez, compositor de la Misa Criolla

Buenos Aires, 19 Feb. 10 (AICA) Tras una larga enfermedad, murió ayer, 18 de febrero, a los 88 años de edad, el pianista y compositor Ariel Ramírez, conocido mundialmente gracias a la "Misa criolla", considerada una obra maestra de la música religiosa.

Poco antes de la Navidad de 1964, el músico argentino Ariel Ramírez y el sacerdote Jesús Gabriel Segade, también ya fallecido, lanzaron la “Misa Criolla”, interpretada por la cantoría del Socorro, dirigida por el padre Segade, que se convirtió de inmediato en una de las piezas de música sacra más notables producidas después del Concilio Vaticano II y dio la vuelta al mundo como uno de los acontecimientos discográficos más notables del momento.

Ramírez y Segade intentaron un camino nuevo en la música litúrgica contemporánea: la integración de la misa en castellano con el folclore latinoamericano; ambos estaban animados por la Constitución “Sacrosanctum Concilium”, recién conocida, que invitaba a dar mayor cabida a las lenguas vernáculas en la liturgia eucarística. El Padre Segade hizo los arreglos corales tanto de la Misa como de la Navidad, que se grabó en la otra cara del disco primigenio.


Historia de una gran obra
Ariel Ramírez apenas iniciaba su carrera de compositor en 1952 cuando se propuso escribir música religiosa. Recuerda que pensaba en un Ave María, como un acto de agradecimiento a dos religiosas alemanas que conoció en el Seminario de Würzburg, donde se había alojado.

“Las monjitas -contó- se llamaban Elizabeth y Regina Bruckner. Nunca más las volví a ver. Pero a ellas está dedicada la ‘Misa Criolla’. El monasterio era contiguo a un campo de exterminio nazi. Las monjas habían encontrado un modo clandestino de pasarles comida a los prisioneros que esperaban, hambrientos, la muerte. Hasta que un día las descubrieron y se las llevaron”.

Por su parte, monseñor Segade explicó que “el Concilio Vaticano II había permitido, en 1964, que el texto litúrgico del rito latino de la misa de la Iglesia Católica Apostólica Romana se escribiera en idiomas vernáculos, incluyendo las manifestaciones artísticas del folclore de cada país. Pero esta idea no era reciente en la Iglesia. Ya Pío X había predicho esta apertura, con la condición de que se guardase ‘la santidad de las formas’. El Concilio Vaticano II siguió esta línea de pensamiento: mantener la dignidad de lo sagrado teniendo en cuenta que el texto de la Misa es ‘la palabra de Dios, la voz del Evangelio’”.

“Ariel Ramírez inauguró una nueva forma, porque unió en su Misa el grupo folclórico de perfil definidamente autóctono, con el coro de unción eclesiástica”, destacó el sacerdote porteño.

En esa época ya existía la “Misa Luba”, del entonces Congo Belga compuesta para el Africa por misioneros europeos pero que se cantaba, todavía, en latín con melodía gregoriana; lo diferente eran los acentos africanos. Después llegarían la “Misa Flamenca” y otras tantas.

Características
La Misa Criolla de Ariel Ramírez no fue concebida para una gran instrumentación; le bastaron los pequeños timbres de un clave, dos guitarras, un charango, un contrabajo, percusión criolla (bombo, caja, pezuñas) para expresar el profundo sentimiento religioso del Kyrie, Gloria, Credo, Sanctus, Benedictus y Agnus Dei.

Hoy la Misa Criolla continúa evangelizando, por medio de la música, en todo el mundo. Los discos vendidos alcanzan decenas de millones y sólo la versión grabada por el tenor español José Carreras vendió cinco millones de copias. La primera tirada de 2.500 discos, aparecida en 1964 en Buenos Aires, se agotó en un día.+
Fuente: AICA

El domingo entra en vigencia la nueva edición del Misal Romano

Buenos Aires, 19 Feb. 10 (AICA) El próximo domingo, primero de Cuaresma, entra en vigencia la nueva edición del Misal Romano y los Leccionarios, cuya novedad es que contiene algunas modificaciones en el texto, aprobadas oportunamente por la Santa Sede, como el uso de “ustedes” en vez de “vosotros”, una locución más conforme con el habla de nuestro país y otros países de Hispanoamérica. Uno de los cambios más relevantes es el de las fórmulas de la consagración del pan y del vino, donde además del cambio de “ustedes” en lugar de “vosotros”, se dirá “por muchos”, en lugar de “por todos”.

El secretario general de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), monseñor Enrique Eguía Seguí, obispo auxiliar de Buenos Aires, hizo público hoy el decreto, firmado por el cardenal Jorge Mario Bergoglio, arzobispo de Buenos Aires y presidente de la CEA, sobre la nueva edición del misal Romano y los Leccionarios.

Decreto de la Conferencia Episcopal Argentina
Visto que la Comisión Episcopal de Liturgia de la CEA, en fraterna colaboración con las Conferencia Episcopales de Chile, Paraguay y Uruguay, han concluido la traducción de los libros litúrgicos que seguidamente se indican; que tales versiones al idioma castellano usual en el Cono Sur de América Latina han recibido la correspondiente recognitio por parte de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos de la Santa Sede;

Considerando lo que fuera aprobado por la 97ª Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Argentina en su Resolución Nº 11 respecto a la fecha de promulgación del Misal Romano y la culminaciópn del tiempo de “vacatio legis” para el uso del mismo;

Establezco que la versión castellana del Misal Romano (3ª editio typica) y la correspondiente a los Leccionarios completos (volúmenes I al IV), promulgados el 15 de agosto de 2009, Solemnidad de la Asunción de la Virgen María, habrán de utilizarse para la celebración de la Santa Misa a partir del 21 de febrero de 2010, Primer Domingo de Cuaresma.

Dado en Buenos Aires, a los tres días del mes de febrero del año del Señor de dos mil diez.+

Fuente: AICA

viernes después de Ceniza

« Señor, enséñame tus caminos e intstrúyeme en tus sendas. »
(Antifona de Comunión, Sal 24, 4)
 
 

"La Cuaresma es el tiempo propicio para expresar sincera gratitud al Señor por las maravillas que ha hecho en favor del hombre en todas las épocas de la historia y, de modo particular, en la redención, para la cual no perdonó ni a su propio Hijo (cf. Rm 8, 32). "

"El descubrimiento de la presencia salvadora de Dios en las vicisitudes humanas nos apremia a la conversión; nos hace sentir a todos como destinatarios de su predilección y nos impulsa a alabarlo y darle gloria. Repetimos con San Pablo: "Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido con toda clase de bendiciones espirituales, en los cielos, en Cristo; por cuanto nos ha elegido en Él antes de la fundación del mundo, para ser santos e inmaculados en su presencia, en el amor" (Ef 1, 3-4). Dios mismo nos invita a un itinerario de penitencia y purificación interior para renovar nuestra fe. Nos llama incansablemente hacia Él, y cada vez que experimentamos la derrota del pecado nos indica el camino de vuelta a su casa, donde encontramos de nuevo la singular atención que nos ha dispensado en Cristo. De este modo, de la experiencia del amor que el Padre nos manifiesta, nace en nosotros la gratitud. " (Juan Pablo II, Mensaje para la Cuaresma de 1999).


Oración 
Confírmanos, Señor, en el espíritu de penitencia con que hemos empezado la Cuaresma; y que la austeridad exterior que practicamos vaya siempre acompañada por la sinceridad de corazón. Por Nuestro Señor Jesucristo. Amén.

Fuente: EWTN

DEJAR QUE CRISTO ENTRE EN EL CORAZÓN

Viernes después de Ceniza. La conversión no es simplemente obras de penitencia. La conversión es el cambio del corazón.

El tema del corazón contrito, de la conversión del corazón es el tema que debería de recorrer nuestra Cuaresma. Es el tema que debería recorrer toda nuestra preparación para la Pascua. La liturgia nos insiste que son importantes las formas externas, pero más importantes son los contenidos del corazón. La Iglesia nos pide en este tiempo de Cuaresma, que tengamos una serie de formas externas que manifiesten al mundo lo que hay en nuestro corazón, y nos pide que el Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo hagamos ayuno, y que todos los viernes de Cuaresma sacrifiquemos el comer carne. Pero esta forma externa no puede ir sola, necesita para tener valor, ir acompañada con un corazón también pleno.

El profeta Isaías veía con mucha claridad: “¿es lo que Yo busco: que inclines tu cabeza como un junco, que te acuestes en fango y ceniza?” Dios Nuestro Señor lo que busca en cada uno de nosotros es la conversión interna, que cuando se realiza, se manifiesta en obras, que cuando se lleva a cabo, tiene que brillar hacia fuera; pero no es solamente lo externo. De qué poco serviría haber manchado nuestras cabezas de ceniza, si nuestro corazón no está también volviéndose ante Dios Nuestro Señor. De qué poco nos serviría que no tomásemos carne en todos los viernes de Cuaresma, si nuestro corazón está cerrado a Dios Nuestro Señor.

La dimensión interior, que el profeta reclama, Nuestro Señor la toma y la pone en una dimensión sumamente hermosa, cuando le preguntan: ¿Por qué ustedes no ayunan y sin embargo los discípulos de Juan y nosotros si ayunamos? Y Jesús responde usando una parábola: “¿Pueden los amigos del esposo ayunar mientras está el esposo con ellos?” Jesús lo que hace es ponerse a sí mismo como el esposo. En el fondo retoma el tema bíblico tan importante de Dios como esposo de Israel, el que espera el don total de Israel hacia Él.

Esta condición interior, el esfuerzo por que el pueblo de Israel penetre desde las formalidades externas a la dimensión interna, es lo que Nuestro Señor busca. El ayuno que Él busca es el del corazón, la conversión que Él busca es la del corazón y siempre que nos enfrentemos a esta dimensión de la conversión del corazón nos estamos enfrentando a algo muchas veces no se ve tan fácilmente; a algo que muchas veces no se puede medir, pero a algo que no podemos prescindir en nuestra vida. ¿Quién puede palpar el amor de un esposo a su esposa? ¿Quién puede medir el amor de un esposo a su esposa? ¿Cómo se palpa, cómo se mide? ¿Solamente por las formas externas? No. Hay una dimensión interior en el amor esponsal del cual Jesucristo se pone a sí mismo como el modelo. Hay una dimensión que no se puede tocar, pero que es también imprescindible en nuestra conversión del corazón. Tenemos que ser capaces de encontrar esa dimensión interior, una dimensión que nos lleva profundamente a descubrir si nuestra voluntad está o no entregada, ofrecida, dada como la esposa al esposo, como el esposo a la esposa, a Dios, Nuestro Señor.

La conversión no es simplemente obras de penitencia. La conversión es el cambio del corazón, es hacer que mi corazón, que hasta el momento pensaba, amaba, optaba, se decidía por unos valores, unos principios, unos criterios, empiece a optar y decidirse como primer principio, como primer criterio, por el esposo del alma que es Jesucristo.

Sólo cuando llega el corazón a tocar la dimensión interior se realiza, como dice el profeta, que “Tu luz surgirá como la aurora y cicatrizarán de prisa tus heridas, se abrirá camino la justicia y la gloria del Señor cerrará tu mancha”. Entonces, casi como quien ve el sol, casi como quien no es capaz de distinguir la fuente de luz que la origina, así será en nosotros la caridad, la humildad, la entrega, la conversión, la fidelidad y tantas y tantas cosas, porque van a brotar de un corazón que auténticamente se ha vuelto, se ha dirigido y mira al Señor.

Este es el corazón contrito, esto es lo que busca el Señor que cada uno de nosotros en esta Cuaresma, que seamos capaces en nuestro interior, en lo más profundo, de llegar a abrirnos a Dios, a ofrecernos a Dios, de no permitir que haya todavía cuartos cerrados, cuartos sellados a los cuales el Señor no puede entrar, porque es visita y no esposo, porque es huésped y no esposo. El esposo entra a todas partes. La esposa en la casa entra a todas partes. Solamente al huésped, a la visita se le impide entrar en ciertas recámaras, en ciertos lugares.

Esta es la conversión del corazón: dejar que realmente Él llegue a entrar en todos los lugares de nuestro corazón. Convertirse a Dios es volverse a Dios y descubrirlo como Él es. Convertirse a Dios es descubrir a Dios como esposo de la vida, como Aquél que se me da totalmente en infinito amor y como Aquél al cual yo tengo que darme totalmente también en amor total.

¿Es esto lo que hay en nuestro corazón al inicio de esta Cuaresma? ¿O quizá nuestra Cuaresma está todavía encerrada en formulismos, en estructuras que son necesarias, pero que por sí solas no valen nada? ¿O quizá nuestra Cuaresma está todavía encerrada en criterios que acaban entreteniendo al alma? Al huésped se le puede tener contento simplemente con traerle un café y unas galletas, pero al esposo o a la esposa no se le puede contentar simplemente con una formalidad. Al esposo o la esposa hay que darle el corazón.

Que la Eucaristía en nuestra alma sea la luz que examina, que escruta, que ve todos y cada uno de los rincones de nuestra alma, para que, junto con el esposo sea capaz de descubrir dónde todavía mi entrega es de huésped y no de esposo.

Pidamos esta gracia a Jesucristo para que nuestra Cuaresma sea una Cuaresma de encuentro, de cercanía de profundidad en la conversión de nuestro corazón.
 
Autor: P. Cipriano Sánchez LC | Fuente: http://hermano-jose.blogspot.com

jueves, 18 de febrero de 2010

La conversión del corazón

Reflexionar es una conversión que no debe ser solamente una conversión exterior, sino que debe ir sobre todo hacia la conversión del corazón. La conversión del corazón que viene a ser el núcleo de toda la Cuaresma, es vista por la Escritura, como un momento de elección por parte del hombre que debe dirigir a Alguien. La pregunta es: ¿A quién dirigimos el corazón? ¿Hacia quién me estoy dirigiendo yo? En este período en el cual la Iglesia nos invita a reflexionar más profundamente tenemos que preguntarnos: ¿Hacia dónde voy yo?

En la primera lectura Dios pone delante del pueblo de Israel el bien y el mal, diciéndole que puede elegir, decir a quién quiere servir, qué quiere hacer de su vida. Tú también vas a decidir si quieres vivir tu vida amando al Señor tu Dios, escuchando su voz, adhiriéndote a Él, o vas a tener un corazón que se resiste. Es en lo profundo de nuestra intimidad donde acabamos descubriendo hacia quién estamos orientando nuestra vida.

La Escritura nos habla por un lado de un corazón que se resiste a Dios y por otro lado de un corazón que se adhiere a Dios. Mi corazón se resiste a Dios cuando no quiero ver su gracia, cuando no quiero ver su obra en mi vida, cuando no quiero ver su camino sobre mi existencia. Mi corazón se adhiere a Dios, cuando en medio de mil inquietudes, vicisitudes, en medio de mil circunstancias yo voy siendo capaz de descubrir, de encontrar, de amar, de ponerme de delante de Él y decirle: “aquí estoy, cuenta conmigo”.

Jesús en el Evangelio nos presenta esta elección, entre resistencia del corazón y la adhesión del corazón como una adhesión por Él o contra Él: “El que quiera seguirme que se niegue a sí mismo, cargue su cruz cada día y se venga conmigo.” Una conversión que no es solamente el cambiar el comportamiento; una conversión que no es simplemente el tener una doctrina diferente; una conversión que no es buscarse a sí mismo, sino seguir a Jesucristo. Esta es la auténtica conversión del corazón.

Jesús pone como polo opuesto, como manifestación de la resistencia del corazón el querer ganar todo el mundo. ¿Qué prefieres tú? ¿Cuál es la opción de tu vida, cuál es el camino por el cual tu vida se orienta, ganar todo el mundo si no te ganas a ti mismo?, pero si has perdido a base de la resistencia de tu corazón lo más importante que eres tú mismo, ¿cómo te puedes encontrar?. Solamente te vas a encontrar adhiriéndote a Dios.

Deberíamos entrar en nuestra alma y ver que estamos ganando o qué estamos perdiendo, a qué nos estamos resistiendo y a quién nos estamos adhiriendo. Este es el doble juego que tenemos que hacer y no lo podemos evitar. Nuestra alma, de una forma u otra, se va a orientar hacia adherirse a Dios, automáticamente está construyendo en su interior la resistencia a Dios. El alma que no busca ganarse a sí misma dándose a Dios, está automáticamente perdiéndose a sí misma.

Son dos caminos. A nosotros nos toca elegir: “Dichoso el hombre que confía en el Señor, éste será dichoso; en cambio los malvados serán como paja barrida por el viento. El Señor protege el camino del justo y al malo sus caminos acaban por perderlo”: ¿Qué camino llevo en este inicio de Cuaresma? ¿Es un camino de seguimiento? Me dice Nuestro Señor: ¿Eres de los que quieren estar conmigo, de los que quieren adherirse a Mí? ¿O eres de los que se resisten?


Autor: P. Cipriano Sánchez LC | Fuente: Catholic.net

miércoles, 17 de febrero de 2010

Marcha del 7 de marzo es más necesaria que nunca, afirman pro-vidas

MADRID, 17 Feb. 10 / 08:04 pm (ACI) La portavoz de Derecho a Vivir, Gádor Joya, reiteró nuevamente su llamado a los españoles a participar en la movilización internacional por la vida del 7 de marzo, porque es "más necesaria que nunca" al tener lugar pocos días antes que la nueva ley del aborto sea debatida en el Parlamento.

Recientemente la Comisión de Igualdad del Senado rechazó por trece votos contra doce vetar el proyecto de la nueva ley del aborto. Sin embargo, la senadora de CiU en la Comisión, Montserrat Candini, se abstuvo a pesar de ser partidaria del proyecto. Ahora la iniciativa abortista será probablemente debatido en la Cámara Alta el 24 de febrero.

Joya dijo que la abstención de Candini y el resultado de la votación ratifican que el Senado está dividido y que la marcha del 7 de marzo "es más necesaria y oportuna que nunca, por celebrarse justo antes de la votación definitiva en el Congreso de los Diputados".

Joya criticó al Gobierno por querer imponer una ley injusta sin escuchar "el clamor social, desoyendo la racionalidad científica, jurídica y moral", así como a diversos organismos de la democracia española.

La portavoz pro-vida dijo que usarán "todas las vías democráticas y de expresión para que los senadores escuchen la voz de millones de ciudadanos que les recuerdan, un día sí y otro también, que ésta es una ley que divide a la sociedad y debe retirarse o ser rechazada".



Fuente: ACI Prensa

Primer acto de justicia es reconocer el propio mal, dice el Papa en Miércoles de Ceniza

VATICANO, 17 Feb. 10 / 05:18 pm (ACI) En la Misa de Miércoles de Ceniza que presidió en la Basílica de Santa Sabina en Roma, el Papa Benedicto XVI explicó que el primer acto de justicia que toda persona debe realizar es "reconocer la propia iniquidad", para así comenzar su camino de conversión hacia Cristo, especialmente en este tiempo de Cuaresma.

Al iniciar su homilía, el Santo Padre resaltó que Dios tiene para el hombre "una indulgencia infinita, animada por una constante y universal voluntad de vida. En efecto, perdonar a alguien equivale a decirle: no quiero que mueras sino que vivas, por encima de todo quiero tu bien".

Ésta, continuó el Papa, es la "absoluta certeza que sostuvo a Jesús en sus cuarenta días en el desierto de Judea, luego del bautismo recibido de Juan en el Jordán. Aquel largo tiempo de silencio y ayuno fue para Él un abandonarse completamente al Padre y su designio de amor, fue eso mismo un ‘bautismo’, es decir una ‘inmersión’ en su voluntad, y en este sentido un anticipo de la Pasión y de la Cruz".

Tras explicar que Jesús vence las tentaciones del demonio con la fuerza del Amor en un puro acto de humildad, Benedicto XVI explicó que estos 40 días y su misma entrega en la cruz "los ha hecho para salvarnos, y al mismo tiempo para mostrarnos el camino por donde seguirlo. La salvación es un don, una gracia de Dios, pero para que tenga efecto en mi existencia exige mi asentimiento, una acogida que se muestre en los hechos, es decir en la voluntad de vivir como Jesús, de caminar tras Él".

El Papa dijo luego que en la Cuaresma los católicos necesitan renovar su compromiso de seguir siempre al Señor. "En esta perspectiva se comprende también el signo penitencial de las cenizas, que son impuestas en la cabeza de quienes comienzan con buena voluntad el itinerario cuaresmal. Es esencialmente un gesto de humildad, que significa: me reconozco por lo que soy, una criatura frágil, hecha de tierra y destinada a la tierra, pero hecha también a imagen de Dios y destinada a Él".

"Polvo, sí, pero amado, plasmado por su amor, animado por su soplo vital, capaz de reconocer su voz y responderle, libre, y por ello, capaz también de desobedecerle, cediendo a las tentaciones del orgullo y la autosuficiencia", dijo luego Benedicto XVI.

Al explicar que estas desobediencias tienen su origen en el pecado, el Santo Padre lo describió como "una enfermedad mortal que ingresa listo para inquinar la tierra bendita que es el ser humano".

"Creado a imagen del Santo y Justo, el hombre ha perdido la propia inocencia y ahora puede retornar a ser justo solo gracias a la justicia de Dios, la justicia del amor", agregó.

Al hablar sobre la justicia de Dios, tema de su mensaje para la Cuaresma 2010, el Pontífice subrayó que "el primer acto de justicia es reconocer la propia iniquidad y reconocer que está enraizada en el ‘corazón’, en el centro mismo de la persona humana. Los ‘ayunos’, los ‘llantos’, los ‘lamentos’ y toda expresión penitencial tienen valor a los ojos de Dios solo sin son signos de corazones sinceramente arrepentidos".

Al hablar luego de la segunda lectura, Benedicto XVI recuerda que San Pablo invita a la reconciliación por medio de Cristo, a quien el Señor "lo hizo pecado en favor nuestro, para que podamos llegar a ser justicia de Dios". Seguidamente recordó un pasaje de su mensaje por Cuaresma: "Gracias a la acción de Cristo, podemos entrar en la ‘justicia más grande’, la del amor".

Finalmente el Santo Padre resaltó que "la Cuaresma alarga nuestro horizonte, nos orienta hacia la vida eterna. En esta tierra estamos en un peregrinaje, no tenemos una ciudad estable, pero caminamos buscando aquella futura de la que habla la carta a los hebreos. La Cuaresma hace comprender lo relativo de los bienes de esta tierra y así nos hace capaces para las necesarias renuncias, libres para hacer el bien. Abramos la tierra para la luz del cielo, para la presencia de Dios en medio de nosotros".



Fuente: ACI Prensa

Cuaresma es camino de conversión, recuerda el Papa

Ciudad del Vaticano, 17 Feb. 10 (AICA) "Iniciamos hoy, Miércoles de Ceniza, el camino cuaresmal, que dura cuarenta días y que nos conduce a la alegría de la Pascua del Señor", dijo el Papa al inicio de la catequesis de la audiencia general de hoy, celebrada en el Aula Pablo VI.

Al recordar la fórmula "conviértanse y crean en el Evangelio", el Santo Padre afirmó que "convertirse significa cambiar dirección en el camino de la vida. Es ir contracorriente, donde la ‘corriente’ es el estilo de vida superficial, incoherente e ilusoria, que a menudo nos arrastra, nos domina y nos hace esclavos del mal o prisioneros de la mediocridad moral. Sin embargo, con la conversión se tiende a la medida más alta de la vida cristiana, se confía en el Evangelio vivo y personal, que es Jesucristo. Su persona es la meta final y el sentido profundo de la conversión, es el camino por el que todos estamos llamados a caminar en la vida, dejándonos iluminar por su luz y sostener por su fuerza que mueve nuestros pasos".

"El ‘conviértanse y crean en el Evangelio’ no está solo en el inicio de la vida cristiana, sino que acompaña todos sus pasos, se renueva y difunde en todas sus expresiones. Cada día es momento favorable y de gracia, también cuando no faltan las dificultades y la fatiga, las caídas, cuando tenemos la tentación de abandonar el camino del seguimiento de Cristo y de cerrarnos en nosotros mismos, en nuestro egoísmo, sin darnos cuenta de la necesidad que tenemos de abrirnos al amor de Dios en Cristo, para vivir la misma lógica de justicia y de amor".

Benedicto XVI subrayó que "frente al miedo innato del fin, y sobre todo en el contexto de una cultura que tiende en tantos modos a censurar la realidad y la experiencia humana de la muerte, la liturgia cuaresmal nos recuerda, por un lado, la muerte, invitándonos al realismo y a la sabiduría, pero por otro, nos impulsa sobre todo a acoger y a vivir la novedad inesperada que la fe cristiana desvela en la realidad de la misma muerte".

"El ser humano -continuó- es polvo y al polvo volverá, pero es polvo precioso a los ojos de Dios, porque El ha creado al hombre destinándolo a la inmortalidad. También el Señor Jesús quiso compartir libremente con cada hombre la fragilidad, en particular a través de su muerte en la cruz; pero precisamente esta muerte, llena de su amor por el Padre y por la humanidad, ha sido la vía para la resurrección gloriosa, por medio de la cual Cristo se ha convertido en fuente de una gracia dada a cuantos creen en El y participan de su misma vida divina".

El Papa puso de relieve que la imposición de la ceniza "es una invitación a recorrer el tiempo de Cuaresma como una inmersión más consciente y más intensa en el misterio pascual de Jesús, en su muerte y resurrección, mediante la participación en la Eucaristía y en la vida de caridad, que nace de la Eucaristía y en la que halla su cumplimiento. Con la imposición de la ceniza -concluyó- renovamos nuestro compromiso de seguir a Jesús, dejándonos transformar por su misterio pascual, para vencer el mal y hacer el bien, para hacer morir a nuestro "hombre viejo" ligado al pecado y hacer nacer al "hombre nuevo" transformado por la gracia de Dios".+

Fuente: IACA

El comienzo de la Cuaresma: Miercoles de Ceniza

Hoy empezamos la Cuaresma a través de la imposición de las cenizas, un símbolo que es muy conocido para todos. La ceniza no es un símbolo de muerte que indica que ya no hay vida ni posibilidad de que la haya. Nosotros la vamos a imponer sobre nuestras cabezas pero no con un sentido negativo u oscuro de la vida, pues el cristiano debe ver su vida positivamente. La ceniza se convierte para nosotros al mismo tiempo en un motivo de esperanza y superación. La Cuaresma es un camino, y las cenizas sobre nuestras cabezas son el inicio de ese camino. El momento en el cual cada uno de nosotros empieza a entrar en su corazón y comienza a caminar hacia la Pascua, el encuentro pleno con Cristo.

Jesucristo nos habla en el Evangelio de algunas actitudes que podemos tener ante la vida y ante las cosas que hacemos. Cristo nos habla de cómo, cuando oramos, hacemos limosna, hacemos el bien o ayudamos a los demás, podríamos estar buscándonos a nosotros mismos, cuando lo que tendríamos que hacer es no buscarnos a nosotros mismos ni buscar lo que los hombres digan, sino entrar en nuestro interior: “Y allá tu Padre que ve en lo secreto te recompensará.”

Es Dios en nuestro corazón quien nos va a recompensar; no son los hombres, ni sus juicios, ni sus opiniones, ni lo que puedan o dejen de pensar respecto a nosotros; es Nuestro Padre que ve en lo secreto quien nos va a recompensar. Que difícil es esto para nosotros que vivimos en una sociedad en la cual la apariencia es lo que cuenta y la fama es lo que vale.
Cristo, cuando nosotros nos imponemos la ceniza en la cabeza nos dice: “Tengan cuidado de no practicar sus obras de piedad delante de los hombres; de lo contrario no tendrán recompensa con su Padre Celestial”. ¿Qué recompensa busco yo en la vida?

La Cuaresma es una pregunta que entra en nuestro corazón para cuestionarnos precisamente esto: ¿Estoy buscando a Dios, buscando la gloria humana, estoy buscando la comprensión de los demás? ¿A quién estoy buscando?

La señal de penitencia que es la ceniza en la cabeza, se convierte para nosotros en una pregunta: ¿A quién estamos buscando? Una pregunta que tenemos que atrevernos a hacer en este camino que son los días de preparación para la Pascua; la ceniza cae sobre nuestras cabezas, pero ¿cae sobre nuestro corazón?

Esta pregunta se convierte en un impulso, en un dinamismo, en un empuje para que nuestra vida se atreva a encontrarse a sí misma y empiece a dar valor a lo que vale, dar peso a lo que tiene.

Este es el tiempo, el momento de la salvación, nos decía San Pablo. Hoy empieza un período que termina en la Pascua: La Cuaresma, el día de salvación, el día en el cual nosotros vamos a buscar dentro de nuestro corazón y a preguntarnos ¿a quién estamos buscando? Y la ceniza nos dice: quita todo y quédate con lo que vale, con lo fundamental; quédate con lo único que llena la vida de sentido. Tu Padre que ve en lo secreto, sólo Él te va a recompensar.

La Cuaresma es un camino que todo hombre y toda mujer tenemos que recorrer, no lo podemos eludir y de una forma u otra lo tenemos que caminar. Tenemos que aprender a entrar en nuestro corazón, purificarlo y cuestionarnos sobre a quién estamos buscando.

Este es le sentido de la ceniza en la cabeza; no es un rito mágico, una costumbre o una tradición. ¿De qué nos serviría manchar nuestra frente de negro si nuestro corazón no se preguntara si realmente a quien estamos buscando es a Dios? Si busco a Dios, esta Cuaresma es el momento para caminar, para buscarlo, para encontrarlo y purificar nuestro corazón.

El camino de Cuaresma va a ser purificar el corazón, quitar de él todo lo que nos aparta de Dios, todo aquello que nos hace más incomprensivos con los demás, quitar todos nuestros miedos y todas las raíces que nos impiden apegarnos a Dios y que nos hacen apegarnos a nosotros mismos. ¿Estamos dispuestos a purificar y cuestionar nuestro corazón? ¿Estamos dispuestos a encontrarnos con Nuestro Padre en nuestro interior?

Este es el significado del rito que vamos hacer dentro de unos momentos: purificar el corazón, dar valor a lo que vale y entrar dentro de nosotros mismos. Si así lo hacemos, entonces la Cuaresma que empezaremos hoy de una forma solemne, tan solemne como es el hecho de que hoy guardamos ayuno y abstinencia (para que el hambre física nos recuerde la importancia del hambre de Dios), se convertirá verdaderamente en un camino hacia Dios.

Este ha de ser el dinamismo que nos haga caminar durante la Cuaresma: hacer de las mortificaciones propias de la Cuaresma como son lo ayunos, las vigilias y demás sacrificios que podamos hacer, un recuerdo de lo que tiene que tener la persona humana, no es simplemente un hambre física sino el hambre de Dios en nuestros corazones, la sed de la vida de Dios que tiene que haber en nuestra alma, la búsqueda de Dios que tiene haber en cada instante de nuestra alma.

Que éste sea el fin de nuestro camino: tener hambre de Dios, buscarlo en lo profundo de nosotros mismos con gran sencillez. Y que al mismo tiempo, esa búsqueda y esa interiorización, se conviertan en una purificación de nuestra vida, de nuestro criterio y de nuestros comportamientos así como en un sano cuestionamiento de nuestra existencia. Permitamos que la Cuaresma entre en nuestra vida, que la ceniza llegue a nuestro corazón y que la penitencia transforme nuestras almas en almas auténticamente dispuestas a encontrarse con el Señor.

Autor: P. Cipriano Sánchez LC | Fuente: Catholic.net

Miércoles de Ceniza

"Acuérdate de que eres polvo y al polvo volverás."
(Gén 3,19) 

"Rasgad vuestros corazones, no vuestras
vestiduras, y convertíos a Yahvé, vuestro
Dios, que es clemente y misericordioso."
(Jl 2, 13)

Reflexión:

El uso litúrgico de las cenizas se originó en tiempos del Antiguo Testamento. Las cenizas simbolizaban luto, mortandad y penitencia. En el Libro de Ester, Mardoqueo se viste de tela de saco y se cubre de cenizas cuando supo del edicto del Rey Asuro que ordenaba el exterminio por la espada de los judíos, en todas las provincias de su reino (Est 4:1). Job hace penitencia con polvo y cenizas (Job 42:6). Daniel, profetizando el destierro babilonio de Jerusalén, escribe: "Volví mi rostro al Señor, Dios, buscándole en oración y plegaria, en ayuno, saco y ceniza." (Dan 9:3) En el Evangelio de San Mateo leemos que Jesús menciona el uso de las cenizas: "Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros realizados en ti, muchos ha que en saco y ceniza hubieran hecho penitencia" (Mt 11:21). En la Edad Media, los sacerdotes bendecían los moribundos con agua bendita, diciendo: "Acuérdate de que eres polvo y al polvo has de volver."

La Iglesia adaptó el uso de las cenizas para señalar el comienzo de la temporada penitencial de Cuaresma, cuando recordamos nuestra mortandad y lamentamos nuestros pecados. En la presente liturgia para el Miércoles de Ceniza, utilizamos las cenizas sacadas de las palmas que habían servido el año anterior para la procesión del Domingo de Ramos. El sacerdote bendice las cenizas y las impone en la frente de los creyentes, haciendo la señal de la cruz y diciendo: "Acuérdate de que eres polvo y al polvo volverás", o "Convertíos y creed en el Evangelio". Al comenzar esta santa temporada de Cuaresma en preparación para la Pascua de Resurrección, debemos recordar el significado de las cenizas que hemos de recibir: Lamentamos y hacemos penitencia por nuestros pecados. Volvemos nuestros corazones nuevamente al Señor, que sufrió, murió y resucitó para nuestra salvación. Renovamos las promesas que hicimos en el bautismo, momento en el cual murió nuestra vida pasada y nacimos a una nueva vida en Cristo. Finalmente, conscientes que el reino de este mundo pasará, nos esforzamos en vivir el reino de Dios ahora y miramos con santa esperanza a su plenitud en el cielo.
 
Oración:
Oh Dios, que te dejas vencer por el que se humilla y encuentras agrado en quien expía sus pecados; escucha benignamente nuestras súplicas y derrama la gracia de tu bendición sobre estos siervos tuyos que van a recibir la ceniza, para que, fieles a las prácticas cuaresmales, puedan llegar, con el corazón limpio, a la celebración del misterio pascual de tu Hijo. Que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.


El Miércoles de Ceniza es un día de ayuno y abstinencia.


Fuente: EWTN

martes, 16 de febrero de 2010

Miércoles de Ceniza: Mañana se inicia la Cuaresma

Buenos Aires, 16 Feb. 10 (AICA)  Mañana, con el miércoles llamado "de Ceniza", comenzará la Cuaresma, período de 40 días en el cual los cristianos se dedican a la oración, la penitencia y los actos de caridad y misericordia, como preparación para celebrar la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo.

Ese día se efectúa el rito de la imposición de la ceniza en la cabeza de los fieles, con las palabras: "Recuerda que eres polvo y al polvo volverás" o “Conviértete y cree en el Evangelio".

Durante estos días la liturgia adopta el color morado para las celebraciones, símbolo de la austeridad cuaresmal.

Ayuno y abstinencia
El miércoles de Ceniza es uno de los dos días del año -el otro es el Viernes Santo- en que los cristianos, de los 18 a los 60 años, hacen ayuno y abstinencia. El ayuno consiste en hacer una sola comida importante en el día, que puede ser el almuerzo o la cena. La abstinencia, desde los 14 años, es la privación de carne y sus derivados en las comidas del día, o de bebidas alcohólicas. Esta abstinencia puede reemplazarse por una obra de caridad, o por una práctica de piedad.

La Cuaresma
Es el tiempo litúrgico de conversión, que marca la Iglesia para preparar la gran fiesta de la Pascua. Es tiempo para arrepentirse de los pecados y cambiar para ser mejores y poder vivir más cerca de Cristo.

La Cuaresma comienza el Miércoles de Ceniza y termina el Jueves Santo, con la misa vespertina de la Cena del Señor. El color litúrgico es el morado que significa luto y penitencia. Es un tiempo de reflexión, de penitencia, de conversión espiritual; tiempo de preparación al misterio pascual.

En la Cuaresma, Cristo invita a cambiar de vida. La Iglesia invita a vivir la Cuaresma como un camino hacia Jesucristo, escuchando la Palabra de Dios, orando, compartiendo con el prójimo y haciendo obras buenas. También para vivir una serie de actitudes cristianas que ayudan a parecerse más a Jesucristo.

Por ello, la Cuaresma es el tiempo del perdón y de la reconciliación fraterna. Cada día, durante toda la vida, se busca desterrar del corazón el odio, el rencor, la envidia, los celos que se oponen al amor a Dios y a los hermanos. También se aprende a conocer y apreciar la Cruz de Jesús.

Su duración está basada en el símbolo del número cuarenta en la Biblia. En ésta, se habla de los cuarenta días del diluvio, de los cuarenta años de la marcha del pueblo judío por el desierto, de los cuarenta días de Moisés y de Elías en la montaña, de los cuarenta días que pasó Jesús en el desierto antes de comenzar su vida pública, de los 400 años que duró la estadía de los israelitas en Egipto.

La práctica de la Cuaresma data desde el siglo IV, cuando se da la tendencia a constituirla en tiempo de penitencia y de renovación para toda la Iglesia, con la práctica del ayuno y de la abstinencia. Conservada con bastante vigor, al menos en un principio, en las iglesias de Oriente, la práctica penitencial de la Cuaresma ha sido cada vez más aligerada en Occidente, pero debe observarse un espíritu penitencial y de conversión.

Semana Santa
Durante la Semana santa, la Iglesia celebra los misterios de la salvación actuados por Cristo en los últimos días de su vida, comenzando por su entrada mesiánica en Jerusalén.

La Semana Santa comienza con el Domingo de Ramos, que este año se celebra el 28 de marzo.

El Jueves Santo, a partir de la misa vespertina «en la Cena del Señor», comienza el Triduo pascual, que continúa durante el Viernes de la Pasión del Señor y el Sábado Santo, y tiene su centro en la Vigilia Pascual y acaba con las Vísperas del domingo de Resurrección.

En 2010 las fechas de Semana Santa Son:

Domingo de Ramos: 28 de marzo.
Jueves Santo: 1 de abril
Viernes Santo: 2 de abril
Sábado Santo: 3 de abril
Domingo de Pascua o de Resurrección: 4 de abril.

Normas para preparar y celebrar las fiestas pascuales
El 16 de enero de 1988, la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, envió a todos los obispos del mundo una carta circular, firmada por el entonces prefecto, el cardenal Pablo Agustín Mayer, en la que se daban nuevas normas para la preparación y celebración de la Semana Santa y la Pascua.

El texto completo del documento se encuentra disponible en el sitio de AICA y se puede acceder ingresando aquí.+
 
Fuente: AICA

¿Qué es el amor?

El amor es la forma más plena de comunicación y de relación humana. Es fundamental para todas las personas. Todos necesitamos recibir y dar amor. Pero esta palabra está tan manipulada y es tan compleja que es necesario aclararla, para entender bien qué es amor. San Juan nos dice: Dios es Amor, pero, ¿a qué tipo de amor se refiere?, ¿hablará de lo mismo que muchos entienden por "amor"? Se puede decir que hay tres clases de amor:

La primera es el amor erótico, es decir, el atractivo físico, producto del instinto, que un hombre puede sentir por una mujer o una mujer por un hombre. Este amor es posesivo y excluyente. Se quiere poseer a la persona "amada". No es malo este amor, pero sí puede ser turbador al mismo tiempo que placentero. Sin embargo, es insuficiente como amor humano, pues también los animales experimentan ese atractivo que nace del instinto. Por desgracia en nuestra sociedad, cuando se habla de amor, generalmente se entiende sólo así, como atractivo físico. Incluso para referirse a relaciones sexuales entre gente que no tiene ningún compromiso sentimental, tranquilamente se dice: "hacer el amor". Este amor, por ser instintivo, no es libre, brota o desaparece sin que la persona lo decida. Sin embargo sí se puede someter a la inteligencia y a la voluntad, de acuerdo a las propias convicciones. Con el amor erótico se entabla una relación yo-ello, es una relación del otro como objeto, de dominio, de posesión o manipulación del otro. Se convierte al "tu" personal y sujeto en un "ello" objeto, neutro, cambiable, utilizable, satisfactorio o explotable. Conduce a abusos, desilusiones, insatisfacciones.

Hay un segundo y más alto amor, que es lo que comúnmente llamamos amistad. La amistad es una intercomunicación gratuita, cordial, no posesiva porque es abierta, en la que hay un interés mutuo por los problemas, éxitos o sufrimientos del amigo, y que, a su vez, constituye un descanso psicológico. La amistad es semilibre, se puede cultivar, pero no se puede imponer.

Y, hay un tercer amor, -el amor incondicional- que consiste en la actitud de ayuda generosa a los demás, de servicio desinteresado, de oblación gratuita para el bien de todos. Esta actitud exige frecuentemente el sacrificio de los propios intereses, anteponiendo a ellos el bien y la ayuda al prójimo. Este amor tiene la característica de que entre más da la persona, más se encuentra realizada ella misma; esto es un misterio, es una realidad comprobada por la experiencia: cuanto la persona más se olvida de sí para favorecer a otros, más, verdaderamente se realiza ella misma. Tanto somos cuanto damos. El amor incondicional es una relación "yo-tu", es decir entre personas; es un encuentro fecundo entre dos sujetos libres que se reconocen y respetan como tales. No hay manipulación, no se busca posesión ni dominio. Significa aceptación sincera, deseo de ayuda sin condiciones a la persona amada. Este es el amor más humano y más humanizador. Es además un acto de libertad, pues ayudar, servir, comprender, respetar, dar, perdonar, son acciones que uno decide realizar libremente. Por eso este amor incondicional, constituye la relación más profunda y fecunda que puede existir entre las personas.

La Amistad. La amistad, comienza por la simpatía y el agrado que se siente al encontrarse personas que tienen cosas en común con nosotros. Te empiezan a interesar las cosas del amigo y tu encuentras con gusto que a él también le interesan tus cosas. Es muy agradable saber que cuentas con alguien que te quiere y te comprende y que comparte muchos de tus gustos y de tus ideas.
Sin embargo, no se limita con esto la verdadera amistad, tiene ciertas características y exigencias. El amor de amistad se convierte en amor incondicional cuando buscas el bien de tu amigo. Cuando respetas sus ideas. Cuando lo aceptas tal y como es, pero lo ayudas a crecer y superarse.

AMIGO, porque eres:  
Lazo que une pero no ata. 
Estrella que guía pero no encandila.  
Arbol que acoge pero no encierra. 
Torrente que sacia pero no ahoga. 
Brisa que alienta pero no adormece. 
Piedra que sostiene pero no aplasta. 
Mirada que examina pero no juzga. 
Silencio que recibe pero no abruma. 
Cadena que sujeta pero no esclaviza. 
Palabra que previene pero no aflige. 
Crisol que templa pero no envilece. 
Hermano que corrige pero no apena. 
Manto que cubre pero no asfixia. 
Lima que pule pero no hiere. 
Música que armoniza pero no uniforma. 
Mano que acompaña pero no fuerza. 
Oasis que reconforta pero no detiene. 
Corazón que ama pero no reclama. 
Ternura que protege pero no avasalla. 
Imagen de Dios, precisamente. 

Decálogo de la amistad

Es fácil querer tener un amigo, más difícil serlo.

No te preocupes de recibir sino de dar, y un enjambre de almas revoloteará a tu alrededor... 
Amar nos cuesta, hace daño a nuestro egoísmo pero es el precio que tenemos que pagar para cultivar la amistad verdadera.

No temas disgustar a tu amigo. Enséñale que el amigo verdadero es el que está dispuesto a disgustarnos cien veces con tal de sernos útil una sola vez.
 
Primer deber de un amigo: darle al otro un impulso hacía Dios pero no lo darás si te buscas a ti en algo.
 
Ábrete a los demás vaciándote tú. Tienes que ser como el río que alimenta el regadío y nunca niega sus aguas. 
 
La confianza es vestíbulo de la amistad, el sacrificio es su santuario... Gánate ante todo la confianza y cultívala con el sacrificio por tu amigo. 
 
No aceptes nunca a un amigo que no se atreva a contradecirte, que se haga cómplice de tu amor propio. Te ama sólo el que quiere tu bien aunque te haga sufrir. 
 
No te dejes llevar del corazón ni de la prisa al elegir a tus amigos. Apunta con precisión y darás en el blanco.
 
La paciencia gana los corazones más rebeldes.

Aprende a amar con el corazón de Cristo. Una vez que el amor de Dios entra en un alma acepta lealmente todas sus exigencias. Una fuerza de invención, de creación, de revelación, se apodera de ella y la lanza hasta dar la vida: "Nadie tiene mayor amor que el que da la vida por sus amigos" (Jn 15,13).

Fuente: rccposadas